Año tras año, la fotografía se consolida como la característica estrella de los móviles más punteros y cada fabricante afianza su posición apostando por mejoras que hasta hace poco parecían impensables. Huawei dio un golpe sobre la mesa en 2018 con la cámara triple del Huawei P20 Pro, configuración que no tardamos en ver en otros modelos de la competencia, y que hacía del zoom su principal baza.
Repetir el éxito por segundo año consecutivo no era tarea sencilla, pero en Huawei tienen claro que quieren seguir siendo uno de los jugadores clave del sector, especialmente en el terreno fotográfico. Tras un análisis inicial en el que nos dejó muy buenas sensaciones, hemos pasado un mes con el Huawei P30 Pro para ver si se mantiene a la altura.
Huawei P30 Pro, análisis tras un mes de uso en vídeo
Cristal, curvas y un notch que casi ni se ve
Huawei lleva unos años apostando por una línea de diseño bastante coherente y el P30 Pro, aunque introduce algunos cambios menores, mantiene esa identidad visual de forma clara. El aspecto más destacado es quizás el color, pero en mi caso tengo el modelo negro, el más básico de todos.
La trasera es algo sosa en este color, al menos si la comparamos con el blanco irisado o el rojo, aunque cuando incide la luz se convierte casi en un espejo. El cristal le aporta distinción, pero tiene desventajas. La de las huellas es la habitual, pero además en este caso quiero destacar la fragilidad. En un mes el móvil no se me ha caído ni una sola vez pero han aparecido pequeños arañazos en el cristal. Aquí habría estado bien que Huawei incluyera una funda de silicona. Recomiendo su compra sin dudarlo.
Con respecto al tamaño, recordemos que tiene una pantalla de 6,47 pulgadas por lo que pequeño no es. Sin embargo, el trabajo de compactación es excelente y ayuda a que las dimensiones totales no se disparen. El peso es algo elevado, aunque con su tamaño resulta razonable.
En el frontal tenemos uno de los cambios de esta generación: el notch. Sigue ahí, pero ya no es ancho como el del año pasado sino uno mucho más pequeño y discreto. Ya que estamos hablemos de pantalla que, como decía, tiene 6,47 pulgadas de diagonal. Huawei sigue en sus trece con la resolución FullHD+ y personalmente creo que es una decisión acertada. La pantalla cumple en nitidez y no se queda corta en contraste o reproducción del color y no castiga tanto la duración de la batería. Sólo puedo sacar una pega a la experiencia con la pantalla y es que los bordes curvados, aunque bastante sutiles, causan bastantes toques accidentales al sujetar el teléfono.
Fluidez y potencia, pero sobre todo duración
El Huawei P30 Pro cuenta con un chip Kirin 980 y 8 GB de RAM, una combinación que ya vimos con el Mate 20 Pro en su versión más completa. No he tenido problemas de lag o cierres a lo largo de todo este mes, sino que la fluidez ha sido constante. Tampoco ha habido calentamientos alarmantes, aunque sí que se calienta al pasar mucho tiempo con la cámara o algún juego.
Si hablamos de hardware, hay que hablar de software. EMUI es una capa bastante cargada que personalmente no termina de convencerme en algunos puntos, probablemente fruto del choque de usar Android puro en mi día a día. Con todo, la capa nos ofrece muchas opciones de personalización para, por ejemplo, activar o desactivar el cajón de apps, ocultar el notch o activar el manejo por gestos. En este sentido, es fácil adaptarla a las necesidades de cada uno. Destacar también que a pesar de ser una capa pesada, está bien optimizada y todas las animaciones corren con total fluidez.
Pero lo que más brilla en la experiencia de uso del P30 Pro es la autonomía. Con 4.200 mAh ya esperaba que ofreciera una duración prolongada pero aún así sorprende poder estar tanto tiempo sin pensar en recurrir al cargador. En días de uso más intenso se llega al final de la jornada sin problema y si le damos un uso más moderado es fácil estar dos días sin pasar por el enchufe. Además, destaca la carga rápida que consigue llenar la batería en poco más de una hora.
Antes de cerrar este apartado hay que hablar de biometría. Huawei ofrece un lector de huellas bajo la pantalla y desbloqueo facial "normal" a través de la cámara delantera. La experiencia con el lector es bastante mejor que con el Mate 20 Pro, tanto a nivel de rapidez como de precisión. Además, la ubicación es más natural y el área de desbloqueo es lo suficientemente amplia como para que acertemos sin problema.
Aunque el lector funciona bien, recomiendo usarlo en combinación con el desbloqueo facial. Ambos sistemas se complementan muy bien y suelen acertar cuando el otro falla. Mencionar que el desbloqueo facial es muy rápido y nos reconoce desde varios ángulos, aunque no funciona con poca luz.
Una cámara única en su especie
Tras un mes probándolo, no es arriesgado decir que la del P30 Pro es la cámara más versátil del panorama móvil y su zoom es lo que la hace destacar sobre el resto. Nada de sensores monocromos, zoom puro y duro.
Sin movernos del sitio podemos conseguir una enorme variedad de encuadres, desde el gran angular hasta el zoom 10x pasando por el zoom 5x (el 50x es más para fardar que otra cosa). Esto es lo mejor que ofrece el P30 Pro y, sobre todo, es algo que no encontramos en otros móviles.
Sobre estas líneas se pueden ver los resultados con cada paso de zoom. De izquierda a derecha: gran angular, 1x, 5x, 10x y 50x. Como decía, la variedad de encuadres que podemos conseguir es enorme, y esto son solo los pasos que nos ofrece Huawei, pero también podemos ajustarlo deslizando en el punto que más nos convenga. Aquí agradecería que hubieran añadido algún paso intermedio entre 1x y 5x ya que a veces cuesta encontrar el punto perfecto.
La cámara también cumple en calidad pero es cierto que aquí la variedad de lentes hace que también tengamos una gran variedad de resultados o que estos sean algo impredecibles. Por ejemplo, una característica de la lente gran angular es que tiende a ofrecer imágenes con un HDR más agresivo, colores más saturados y en general un efecto más artificial.
Con la lente 1x es con la que mejores resultados se consiguen. Los colores son más fieles y, aunque el HDR también es evidente, no llega a ser tan agresivo y el efecto general es más natural.
Si pasamos al modo 5x, la calidad sigue siendo excelente, pero podemos acercarnos muchísimo al objeto. Esto se debe a que esta lente cuenta con un sistema de espejos tipo periscopio y por tanto el zoom se realiza totalmente de forma óptica y no digital. Lo malo es que a veces los resultados son un poco impredecibles.
Antes de seguir con el resto de opciones de zoom, nos detenemos en el zoom 5x para ver los resultados impredecibles que mencionaba. No es algo habitual, pero a veces pasa que hay un cambio bastante grande tanto en calidad como balance de blancos sin que toquemos ningún parámetro.
Entre las dos fotos sobre estas líneas apenas había un segundo de diferencia y tampoco cambié de modo de disparo (las dos se tomaron en automático), pero es evidente que hay una gran diferencia entre las dos tomas, tanto en calidad como en reproducción del color. Insisto en que no es algo que pase muy a menudo, pero pasa más de lo que debiera.
Seguimos y ahora toca el turno al zoom 10x. Aquí ya abandonamos el terreno óptico y entramos en un zoom híbrido, pero a pesar de ello la calidad aguanta sorprendentemente bien. Aquí hay que tirar de pulso porque cualquier pequeño temblor se magnifica, pero no es complicado sacar buenos resultados incluso de noche.
Y por último el zoom 50x. Aquí hablamos de un aumento puramente digital, algo que queda claro con la pérdida de detalle. Además, es realmente complicado encuadrar porque en esta focal los temblores son directamente una locura (si tienes trípode, úsalo). Con todo, no deja de ser sorprendente que podamos acercanos tanto a un objeto con la cámara de un móvil, pero si quieres fotos con una calidad aceptable, mejor no pasar del zoom 10x.
Con respecto a la app de cámara, Huawei se mantiene fiel al diseño y funciones que ya conocemos. El modo automático es muy rico en opciones pero sigo encontrándolo un tanto cargado. Por ejemplo cuando detecta una cara activa el modo retrato, algo que no siempre queremos hacer, y aunque nos deja desactivarlo puede resultar un poco cansino.
Igual que ya comenté con el Mate 20 Pro en su día, uno de los detalles que más me incordia es el mensaje "mejorando foto, no mueva el dispositivo". Es cierto que podemos movernos y no pasa nada, pero hace que el disparo sea menos inmediato. La opción de inteligencia artificial también sigue presente y personalmente no la he activado ya que en mi experiencia lo que hace la mayoría de veces es saturar y contrastar las imágenes.
Hablando de modos de disparo, Huawei mantiene el modo noche entre las opciones disponibles en la app de cámara, pero ha dejado de tener sentido en muchos escenarios. Me explico. Con modelos anteriores, el modo noche era la mejor opción al disparar en entornos muy oscuros (y cuando digo muy oscuros es casi totalmente a oscuras). Sin embargo, el modo automático del P30 consigue adelantar al modo noche en muchos casos.
En el ejemplo sobre estas líneas se aprecia una clara superioridad del modo automático sobre el modo noche, que además requiere de hasta ocho segundos para disparar la imagen. El detalle es mucho más definido en automático y en general la imagen es más fiel a la realidad, aunque obviamente el procesado es bastante agresivo.
Sobre el modo retrato, Huawei incluye un sensor TOF que teóricamente mejora el resultado, pero en mi experiencia durante este mes no he notado un cambio dramático. Suele acertar en la mayoría de casos, pero sigue equivocándose en contornos complejos y el resultado final depende en gran parte de como sea tanto el borde como el fondo.
Por último, comentar que la cámara delantera también da buenos resultados, pero como es de esperar no llega al nivel del conjunto fotográfico trasero. Tiene modo retrato y funciona bastante bien, pero aquí no hay nada de zoom, por lo que no da tanto juego. En la galería podéis ver ejemplos de todos los modos.
Un mes con el Huawei P30 Pro
Hace unos meses tuve la ocasión de analizar el Huawei Mate 20 Pro y durante este último mes, la sensación de déjà vu ha sido habitual. Con el modelo anterior, me enamoré de la versatilidad de su cámara y con el P30 Pro la historia se repite.
La cámara (más concretamente su zoom) es el principal pilar sobre el que el P30 Pro saca ventaja a sus competidores. El zoom del nuevo buque insignia de Huawei es su característica más destacada, tanto que para mí ha conseguido eclipsar otros puntos negativos como ese diseño un tanto frágil o un software que personalmente no me termina de convencer.
Hacer fotos con el Huawei P30 Pro es una gozada, pero hasta la cámara tiene puntos a mejorar. Hemos mencionado algunos resultados un tanto inconsistentes o un software bastante cargado pero, a pesar de que no es perfecta, consigue imágenes que no podemos obtener con otro móvil y eso la hace única.
El otro pilar sobre el que el Huawei P30 Pro despunta es la autonomía. Lo de olvidar cargar el móvil no sucede a menudo y es uno de los aspectos que más favorecen la experiencia. Además, con la carga rápida, las visitas al enchufe no son nada engorrosas.
No hay que obviar otros apartados como las mejoras en el lector de huellas, la buena experiencia visual que otorga su pantalla o un rendimiento rápido y fluido. En definitiva, un conjunto muy completo y equilibrado que se alza como uno de los móviles del año, pero que sobre todo brilla por su cámara.
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La noticia Huawei P30 Pro, análisis tras un mes de uso: un zoom para gobernarlos a todos fue publicada originalmente en Xataka por Amparo Babiloni .
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