viernes, 31 de diciembre de 2021

Cómo personalizar Google Chrome para cambiar su aspecto y dejarlo como más te guste

Cómo personalizar Google Chrome para cambiar su aspecto y dejarlo como más te guste

Vamos a explicarte cómo personalizar al máximo Google Chrome en el ordenador, de forma que puedas adaptarlo a tus gustos y necesidades. Un navegador no es algo que tenga muchas opciones de personalización, pero Chrome ofrece las suficientes como para poder darle un toque personal y adaptarlo a tus gustos estéticos.

Nosotros vamos a decirte las principales opciones de personalización que tienes a tu disposición, y luego tú serás quien tiene que decidir si quiere utilizar alguna de ellas para modificarlo. Aquí, todo depende de los gustos que tengas o de lo que necesites.

Y como siempre decimos en Xataka Basics, te invitamos a que si conoces otros métodos, opciones, o quieres dejar alguna recomendación de personalización para Chrome, puedes dejar tu opinión en la sección de comentarios. De esta manera, el resto de usuarios que vengan al artículo a aprender, también podrán valerse de la inestimable ayuda del conocimiento de nuestros xatakeros.

Cambia el color de Chrome

Personalizar Chrome

Lo primero que puedes hacer para personalizar Chrome es cambiar su color, una alternativa para tener colores planos en vez de liarte con un tema que añade dibujos o ilustraciones. Para hacer este cambio, tienes que abrir una nueva pestaña y quedarte en la ventana de nueva pestaña. En esta ventana, pulsa en el botón de Personalizar Chrome que tienes en la esquina de abajo a la derecha.

Colores

Entrarás en la pestaña de personalización, donde tienes que ir al apartado de Color y tema. En este apartado vas a poder elegir la combinación de colores que quieras. La ventana dice que es solo para esta página, la de nueva pestaña, pero la combinación de colores que elijas se aplicará a todo el navegador. Siempre son un color con dos tonalidades, como si fueran dos colores que se combinan en el navegador. Puedes ir pulsando en varios para ir viendo los cambios.

Rgb

Y si ninguno de estos colores te convence, puedes pulsar en la opción de Color personalizado. Esto abrirá una paleta de colores RGB, en la que podrás elegir el color exacto que quieras tanto escribiendo a mano los valores RGB como pulsando en la paleta para seleccionar un color.

Ponle un fondo de pantalla

Personalizar Chrome

También vas a poder añadir un fondo de pantalla a Chrome, aunque en este caso, este fondo solo se va a ver en la pantalla de nueva pestaña. Para hacerlo, de nuevo tienes que abrir una nueva pestaña y pulsa en el botón de Personalizar Chrome que tienes en la esquina de abajo a la derecha.

Fondo

Entrarás en la pestaña de personalización, donde tienes que ir al apartado de Fondo. En la ventana a la que vas, podrás elegir entre subir una foto o elegir una de las imágenes predeterminadas para poder elegir fondo de pantalla.

Distintos Fondos

Si eliges una de las imágenes que te propone Chrome, verás que no son imágenes sin más, sino colecciones temáticas de imágenes. Entrando en ellas, podrás elegir la que más te guste, y tendrás la opción de Actualizar todos los días para que cada día se utilice una imagen diferente de la colección elegida.

Elige qué se ve en la página de nueva pestaña

Accesos

Y para terminar con la página de nueva pestaña, cuando pulsas en el botón de Personalizar Chrome de ella, verás que en la ventana emergente hay un apartado llamado Accesos directos. En este apartado, vas a poder elegir si quieres que los accesos directos sean los que tú elijas manualmente, o si prefieres que se muestren los de las páginas que más visitas.

Si estos accesos directos te molestan, puedes activar la opción de Ocultar accesos directos. Si lo haces, entonces ya no habrá enlaces dentro de la página de nueva pestaña, será una página en blanco con el diseño que hayas elegido, y la barra de buscador de Google. Estos cambios los puedes cambiar cuando quieras.

Edita Accesos

Y si dejas los accesos directos activos, los vas a poder cambiar a mano. Si eliges que sean las páginas que más visitas, la única opción es eliminar la que no quieras que salga pulsando en la X que aparece al pasar el ratón por ella. Su sitio lo ocupará la siguiente en la lista de más visitadas. Y si eliges los accesos manualmente, además de eliminarlos también tendrás un botón para añadir nuevos, y podrás arrastrarlos para ponerlos en el orden que quieras.

Elige un tema personalizado para Chrome

Configuracion

Quizá los colores planos y los fondos de pantalla que puedes elegir en la configuración de página de nueva pestaña no sean suficientes para ti. Quizá quieras que Chrome tenga un aspecto mucho más único. En este caso, puedes recurrir a los siempre útiles temas del navegador. Para ello, pulsa en el botón de tres puntos arriba a la derecha, y pulsa en la opción de Configuración para entrar a los ajustes de Chrome.

Tema

Dentro de la configuración de Chrome, en la columna de la izquierda elige el apartado de Aspecto. Una vez estés dentro de él, pulsa en la opción Tema de la pantalla a la que te llevará. Esto abrirá una nueva pestaña.

Pantalla Temas

En la nueva pestaña que se abre entrarás en la Chrome web store, la tienda de extensiones y complementos del navegador. Irás directamente a la sección de temas, donde tendrás diferentes secciones en las que explorar y buscar un tema que te guste entre decenas de ellos, con distintos tipos de colores y decoraciones. Incluso puedes usar el buscador de la tienda de extensiones para encontrar temas.

Anadir Tema

Los temas se instalan como si fueran extensiones. Pulsas en uno que te llame la atención en la lista, e irás a una página con su descripción y una previsualización para que veas como va a quedar. Si te convence, pulsa en el botón de Añadir a Chrome, y el tema se instalará y activará.

Podrás tener pestañas verticales

Vertical

Y ya que mencionamos las extensiones, estas pueden ayudarte a obtener nuevas funciones para tu navegador. Una de ellas es poder poner las pestañas en una barra vertical como puedes hacer en Microsoft Edge en vez de en la barra horizontal de debajo de la barra de búsquedas.

Si quieres probar estas pestañas, puedes hacerlo con extensiones como Vertical Tabs, Vertabs, Vertical Tabs o Vertical Tabs for Google Chrome. Como ves, todos tienen nombres similares, incluso dos son iguales, pero son cuatro extensiones diferentes con las que puedes probar modificar Chrome para tener pestañas verticales como las de Edge.

Organiza tus marcadores

Marcadores

Vamos con una cosa ahora que no afecta al diseño de Chrome, pero que recordaremos igualmente. Cuando entras en una página web, a la derecha de la barra de tareas tendrás el icono de una estrella. Con este icono podrás añadir una página a tus marcadores. Cuando lo hagas, se abrirá una ventana en la que puedes configurar el acceso directo que vas a crear a la web.

En esta ventana, vas a poder ponerle un nombre al marcador, y elegir la carpeta donde quieres guardarlo. Puede ser en la barra de marcadores, que es la que sale debajo de la barra de direcciones, o elegir otra carpeta. Lo mejor es que organices los favoritos bien en diferentes carpetas temáticas para tenerlo todo bien organizado.

Decide si la barra de marcadores se muestra o no

Mostrar Marcadores

La barra de marcadores aparece debajo de la barra de búsquedas del navegador, y en ella puedes añadir marcadores para que estén siempre a mano sin tener que abrir menús ni nada por el estilo. Pero puede que esta barra ocupe demasiado espacio para ti, y que prefieras que Chrome sea más ligero y no la tenga. Si haces click derecho sobre ella, puedes desactivar la opción de Mostrar barra de marcadores. La barra desaparecerá, y también todos los marcadores que tuvieras en ella.

Si más adelante te arrepientes y quieres recuperar los marcadores, puedes hacerlo entrando a la configuración de Chrome, y dentro yendo al apartado de Aspecto. Ahí, podrás volver a activar la opción de Mostrar barra de marcadores o desactivarla también desde este sitio.

Gestiona tus extensiones

Extensiones

A la derecha de la barra de direcciones verás el icono de una pieza de puzle. Si pulsas sobre él, se mostrarán las extensiones que tienes instaladas. Cada extensión tiene el icono de una chincheta. Si activas la chincheta la extensión se verá fuera del menú de extensiones, directamente al lado de la barra de direcciones. Las extensiones que no tengan chincheta, se verán dentro del menú que aparece cuando pulses en el botón de la pieza de puzle.

Gestionar Extensiones

A la derecha de cada extensión de la lista también tienes un botón de tres puntos. Al abrirlo, encontrarás opciones para gestionar los permisos de las extensiones o desinstalarlas directamente. En este menú general de extensiones también tendrás la opción de Gestionar extensiones, que te abrirá una pantalla en la que ver todas las que tienes instaladas para gestionarlas.

Abrir Chrome Web Store

En esta página de extensiones, en la columna de la izquierda abajo, tienes el acceso directo para abrir la Chrome web store, la tienda de extensiones de Chrome. Allí podrás encontrar nuevas extensiones para modificar muchas cosas del navegador o darle nuevas funciones.

Otras personalizaciones de Google Chrome

Mostrar Boton

Hay algunas otras cosas que puedes cambiar en el aspecto de Google Chrome. Para verlas, tienes que volver a la configuración de aspecto del navegador. Aquí, por ejemplo, puedes activar o desactivar la opción de Mostrar el botón de página principal. Al hacerlo, decidirás si a la izquierda de la barra de direcciones quieres que aparezca el icono de una casa, y que te lleve a una página de inicio que es la de nueva pestaña.

Pero puede que no quieras que este botón te lleve a la página de nueva pestaña. Por eso, si lo tienes activado, abajo podrás elegir entre ir a la página de nueva pestaña o escribir manualmente una página a la que quieres que te lleve, que puede ser desde el índice de tu buscador hasta cualquier otra que quieras.

Fuentes

Debajo de estas opciones, también puedes personalizar las fuentes de tu navegador. En el propio menú puedes elegir manualmente el tamaño, pero si eliges la opción de personalizarlas, también podrás determinar el tamaño de las letras, así como el tipo de letra que va a utilizar el navegador en diferentes situaciones.

Zoom

Por último, también podrás configurar el zoom para ampliar artificialmente el tamaño de los elementos de las páginas web para que se vean más grandes o pequeños. Además de aquí en la configuración, esto también lo puedes cambiar manualmente manteniendo pulsada la tecla Control del teclado mientras usas la rueda de ratón hacia arriba o hacia abajo.

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La noticia Cómo personalizar Google Chrome para cambiar su aspecto y dejarlo como más te guste fue publicada originalmente en Xataka por Yúbal Fernández .



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Todo lo que cambia en la garantía de los productos a partir del 1 de enero en España

Todo lo que cambia en la garantía de los productos a partir del 1 de enero en España

Buenas noticias para todos los consumidores a partir del 1 de enero de 2022. Tras la aprobación el pasado abril de la nueva normativa de consumo, los dos años de garantía legal pasarán a ser tres años, para los productos comprados precisamente a partir de este día.

Aquí os contamos qué se aprobó y qué cambia con la nueva normativa de consumo, más allá del aumento de los dos a los tres años. Un cambio que sin duda será muy beneficioso para todos, al aumentar la garantía de nuestras compras. España ofrecerá así un año adicional al mínimo requerido por la Unión Europea. Un aumento que algunos países ya ofrecen y donde a partir de 2022, los españoles también podremos disfrutar de esta garantía expandida.

3 años de garantía legal y otros cambios a partir de 2022

Toda la información sobre la nueva normativa de consumo puede consultarse en el BOE, en el Real Decreto-Ley 7/2021. Si nos vamos al apartado de los derechos del consumidor y usuario, veremos que en el artículo 120 queda definido el plazo para la manifestación de la falta de conformidad:

En el caso de contrato de compraventa de bienes o de suministro de contenidos o servicios digitales suministrados en un acto único o en una serie de actos individuales, el empresario será responsable de las faltas de conformidad que existan en el momento de la entrega o del suministro y se manifiesten en un plazo de tres años desde la entrega en el caso de bienes o de dos años en el caso de contenidos o servicios digitales, sin perjuicio de lo dispuesto en el artículo 115 ter, apartado 2, letras a) y b).

Además de los tres años, la nueva normativa también establece que las empresas deberán disponer de al menos durante 10 años las piezas de repuesto de los productos que ya no vendan, doblando el periodo respecto a los 5 años actuales. Con esto se pretende mejorar la vida útil de los productos, al facilitar la reparación.

Piezas

En el caso de los productos digitales, la norma también contempla por primera vez que se aplique una garantía. Tanto los contenidos como los servicios digitales deberán ofrecer una garantía de dos años. Aquí se incluyen "programas informáticos, aplicaciones, archivos de vídeo, archivos de audio, archivos de música, juegos digitales, libros electrónicos u otras publicaciones electrónicas".

Otros plazos que han cambiado son los de cuándo un cliente tendrá derecho a elegir entre la reparación o sustitución del producto. Se amplía de 3 a 5 años el plazo de no conformidad y se pasa de 6 meses a uno o dos años, en función del producto, el plazo para acreditar que no se está conforme con el producto comprado.

Habrá que ver cómo reacciona el mercado y si la ampliación de la garantía repercute en los precios de los productos. Una garantía de tres años tanto para móviles como para electrodomésticos, pasando por televisores y otros productos electrónicos.

Imagen | Greg Rosenke

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La noticia Todo lo que cambia en la garantía de los productos a partir del 1 de enero en España fue publicada originalmente en Xataka por Enrique Pérez .



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Dame un respiro, Apple Watch

Dame un respiro, Apple Watch

El viernes 26 de junio de 2015, el Apple Watch llegó a España junto a otros seis países. Esa misma mañana, a primera hora, salí de la Apple Store de Sol con el reloj bajo el brazo. Desde entonces, casi siete años y seis generaciones después, no recuerdo un día en que no haya estado en mi muñeca. Sirva esto como contexto de quien escribe: no soy sospechoso de defenestrar al Apple Watch. Al revés.

Sin embargo, y pese a todo lo bueno que me aporta, hay algo que cada vez chirría más: el Apple Watch no da tregua, algo bueno a priori que tiene una contrapartida que se acentúa según avanza el tiempo. Una explicación al estilo de la conversación de Los Simpson, homenaje a Los Gremlins, en la que Homer y un siniestro anciano negociaban por un yogulado:

  • El Apple Watch te muestra tus tendencias de actividad para ver si en los últimos tres meses te has movido más que en el último año.
  • ¡Eso es bueno!
  • Su interfaz incita a no dejar de moverse cada vez más y más rápido, lo cual puede producir una sobrecarga.
  • ¡Eso es malo!
  • El Apple Watch lanza notificaciones en cada hora en la que estés parado para recordarte que es importante que te muevas.
  • ¡Eso es bueno!
  • Ofrece datos sobre tus entrenamientos, pero no muestra el tiempo de recuperación y descanso necesario hasta el próximo ejercicio.
  • ¡Eso es malo!
  • No descansar adecuadamente tras hacer ejercicio de forma prolongada puede producir lesiones.
  • ...
  • ...eso es malo.

Datos sin contexto

Para quien no acostumbre a llevar este reloj en su muñeca, esto es a lo que me refiero con las tendencias de actividad:

8 métricas de salud como ritmo andando, ritmo corriendo, calorías quemadas cada día, etc, que indican si la tendencia reciente es mejora o descenso.

La interfaz y esas flechas, que indican si la tendencia es positiva (flecha hacia arriba) o negativa (flecha hacia abajo), inducen a tratar de mantenerlas eternamente al alza. La flecha al alza, según las indicaciones de Apple, "significa que estás manteniendo o mejorando tu condición física". ¿Cuál es el problema? Que falta contexto. Como falta tiempo de descanso.

El reloj inteligente más popular sigue sin ofrecer valores centrados en el tiempo de recuperación, en el descanso tras el ejercicio

Relojes como los Garmin, enfocados en deportistas, sí tienen en cuenta lo necesario del descanso e indican, después de cada sesión de ejercicio, el tiempo estimado para una recuperación completa en función de métricas corporales como el pulso cardíaco, las zonas a las que ha llegado, la variabilidad de esa frecuencia cardíaca, etc.

El Apple Watch, siete generaciones después, sigue sin tener en cuenta lo necesario que es descansar. No hace mucho incorporó la "recuperación consciente" (estiramientos y respiración controlada) a Apple Fitness+... su servicio de suscripción de pago. Como un extra tras entrenar, pero sin datos sobre esa recuperación.

Un ejemplo práctico: alguien hace como único ejercicio largas caminatas que cargan poco las piernas. Pasa mucho tiempo (minutos de ejercicio) caminando (mucha distancia) y quemando mucha energía (calorías), todo ello métricas que incluyen las tendencias del reloj. Si un día, en mejor forma física, comienza a correr y llega a completar una maratón, el Watch no contextualiza esa información. No sugiere descansar tras rodajes largos, que suponen una carga muy superior a la de cualquier caminata y requieren reposo posterior. De hecho, sigue conminando a moverse y ejercitarse. Algo peligroso: las sobrecargas conducen a las lesiones.

Tendencias
Pasar de caminar o correr 9,4 km al día a 9,3 km al día es una mala noticia para el Apple Watch. ¿Lo es?

Otro ejemplo: alguien camina 30 kilómetros por semana y corre otros 40 kilómetros. Son cifras magníficas, normalmente muy por encima del objetivo deseable de la población promedio. Si pasa a caminar y correr algo menos, el reloj le acabará dando un refuerzo negativo, transmitiéndole la idea de que haber bajado su nivel de actividad es perjudicial.

Quizás simplemente tiene menos tiempo que antes pero sigue haciendo lo mismo durante menos rato. O quizás ha cambiado algunas de esas sesiones por tiempo en el gimnasio o haciendo otro deporte. El Watch penaliza igual: andar o correr menos es siempre contemplado como una mala noticia. Claramente no tiene por qué ser así. El contexto lo es todo.

Centrar las tendencias en caminar y correr, sin opción a fijar objetivos que damos por buenos o añadir otros deportes, es otra carencia importante

En la muñeca de un usuario que sepa lo que está haciendo puede suponer poco más que un arqueo de ceja y poco más, pero si alguien con fe ciega en lo que dicte el reloj intenta seguir ese ritmo eternamente, puede estar dando pasos equivocados, cayendo en algo nocivo para su salud: sobreentrenarse, o centrarse en caminar más y correr más, como si no existiesen el tenis, el crossfit, el ciclismo o la escalada. Porque las métricas que aparecen en las tendencias no pueden modificarse, no pueden fijarse objetivos específicos, como recorrer 60 km semanales en bici, o jugar al tenis dos veces por semana, y dar por bueno cualquier promedio que iguale o mejore ese objetivo. Algo así sería deseable y positivo, pero no está permitido a día de hoy.

El Apple Watch hace un gran trabajo con nuestra salud, especialmente como iniciador, como impulsor para que comencemos a movernos más, a pasar menos tiempo sentados sin cambiar de postura o caminar de vez en cuando, a hacer más ejercicio... Sin embargo, ni tiene en cuenta el descanso que necesitamos ni contextualiza nuestros datos antes de darnos valoraciones. Estaría muy bien que, aparte de incluir el pádel, tenga en cuenta esto para el watchOS de 2022.

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La noticia Dame un respiro, Apple Watch fue publicada originalmente en Xataka por Javier Lacort .



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Cómo defiende la gente que cree en extraterrestres que todavía no nos hayan contactado

Cómo defiende la gente que cree en extraterrestres que todavía no nos hayan contactado

Si miramos al cielo veremos, en el mejor de los casos, un par de miles de estrellas. Es lo máximo que podemos observar desde aquí. Pero en nuestra galaxia, solamente, hay varios cientos de miles de millones. Y hay aún más galaxias, incluso, que estrellas en la Vía Láctea. Y todo este espacio, ¿está vacío?

Se hace muy difícil pensar que estamos solos entre tanto astro. Sin embargo, si no es así, ¿por qué no hemos detectado ni la más mínima señal de nuestros vecinos cósmicos? Las explicaciones podrían ser varias.

¿Dónde está todo el mundo?

Enrico Fermi, con su traje intachable bajo una bata igual de elegante, sonríe pensativo. "Entonces, ¿dónde están?", pregunta meditabundo. Sus compañeros, igual de trajeados pero sentados a la mesa, lo miran bajo sus propias batas. Nadie le lanza una respuesta. Probablemente todos nos hayamos hecho la pregunta alguna vez: si el universo es tan grande, ¿dónde está todo el mundo?

En tan inmensa extensión, con billones de estrellas similares a la nuestra, tendrían que existir otras civilizaciones extraterrestres al menos igual de inteligente que la nuestra. Pero, hasta la fecha, no hemos detectado ni rastro. Es más, en el último escaneo sistemático realizado en 2015, comprobamos que el número de civilizaciones existentes ahí fuera, en los sistemas analizados, es cero. Este es el principio de la paradoja de Fermi.

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Ésta se puede resumir así: "La creencia común de que el universo posee numerosas civilizaciones avanzadas tecnológicamente, combinada con nuestras observaciones que sugieren todo lo contrario, es paradójica sugiriendo que nuestro conocimiento o nuestras observaciones son defectuosas o incompletas".

Cuentan que para Fermi, la respuesta inconclusa a la paradoja suponía una respuesta poco halagüeña. Hay que recordar que Fermi fue uno de los protagonistas en el desarrollo de las armas nucleares y creía que la humanidad estaba coqueteando con su autodestrucción. ¿Veía el físico, en la paradoja, un reflejo de nuestro futuro? En cualquier caso, la duda sigue en pie.

No deberíamos estar solos, ¿o sí?

La famosísima fórmula de Drake, es una ecuación que trata de calcular el número de civilizaciones inteligentes posibles en nuestra galaxia. Los cálculos tienen en cuenta cifras como el ritmo de formación de estrellas adecuadas para la vida, el número de planetas en la zona habitable y factores como "la aparición de vida" o "la aparición de vida inteligente".

Esta fórmula fue desarrollada en 1960 por Frank Drake, presidente del instituto SETI, y aunque en realidad no es más que un juego especulativo, porque no podemos resolver algunas de las variables, es la primera aproximación teórica que tenemos para calcular cuantos vecinos hay ahí fuera.

Cuando en 1961 se hicieron los primeros cálculos para probar la estimación, los datos arrojaban un total de diez civilizaciones detectables al año. Definitivamente una cifra excesivamente optimista. Con algunos ajustes y mejores variables, obtenidas con los años, esta cifra ha pasado a ser de 10 a 0,00000007, 0,00000002 y 0,000000008 civilizaciones detectables al año, cifras bastante más acordes con nuestra realidad.

Tracy Caldwell Dyson In Cupola Iss

En cualquier caso, sigue siendo muy extraño que no hayamos visto nada ni a nadie. Si de verdad fuera una civilización tecnificada y más avanzada que la nuestra, deberíamos ser capaces, como mínimo, de detectar alguna señal (especialmente en el infrarrojo, por ejemplo, debido al calor que escaparía de sus ingenios, o mediante algún tipo de mensaje voluntario). Pero no es así, y no sabemos la razón. Aunque podemos imaginar por qué.

La cúspide de una civilización y la escala de Kardashov

En 1964, Nikolái Kardashev propuso una clasificación de civilizaciones un tanto general. Una civilización tipo I sería capaz de aprovechar toda la energía de su planeta de origen. Nosotros seríamos, por ejemplo, una civilización tipo 0,7 (según calculó Carl Sagan en 1973). Una civilización del tipo II sería capaz de aprovechar toda la energía procedente de su estrella nativa. El tipo III aprovecharía toda la energía de la galaxia, al completo. Este sería el máximo al que se puede aspirar.

A Dyson Swarm

Si en nuestra galaxia existieran alguna civilización de tipo II o III, casi con total seguridad lo sabríamos. Al menos las de tipo III. Las de tipo II, aunque más difíciles, sobre todo si está al otro lado de la galaxia, por ejemplo, tampoco podría pasar desapercibida para siempre.

Nuestras sondas deberían haber detectado su increíble tecnología tiempo atrás. De hecho, según los cálculos de Drake, varias civilizaciones de tipo II deberían existir en nuestra galaxia. Por tanto, la primera explicación es que no las hay tan avanzadas. Cabe esperar que sí exista algún tipo de civilización inteligente, pero si se sitúa muy lejos en la propia Vía Láctea, es fácil entender que no podamos contactar con ellos. ¿Pero, y si alguna hubiera aparecido en "casa"? ¿Por qué no hemos contactado con nadie?

Razón número 1: el Gran Filtro

Una posible respuesta es una hipótesis llamada el Gran Filtro. Esta fue propuesta en 1996 por Robin Hanson, un economista que vio la existencia de un evento evolutivo que impide el avance sistemático previsto en nuestras fórmulas. Imaginemos nuestra evolución, incluyendo la biológica, la cultural y la tecnológica, como una línea continua donde se producen ciertos hitos.

El avance debería verse detenido en alguno de los pasos necesarios para llegar a ser una civilización de tipo II o III. Actualmente nosotros nos encontramos en un paso anterior a la colonización espacial. Mantengamos la esperanza y supongamos que hay vecinos galácticos ahí fuera ¿están en nuestra misma situación? ¿Por detrás tal vez? Es lícito pensar que no están muy por delante, o los habríamos visto. ¿Dónde actúa el Gran Filtro?

Todavía no lo hemos pasado

Una hipótesis altamente probablemente es que el Gran Filtro esté frente a nosotros, en algún punto por delante de la exploración espacial. Esto explicaría por qué no hay ningún tipo de colonización detectada en nuestra galaxia, pero da pie a pensar que sí hay otros posibles vecinos, esperando.

Aun así, es una mala noticia porque implicaría muchas posibilidades de que jamás lleguemos a más. El filtro, en este caso, podría ser un agotamiento irremediable de recursos, una guerra que acabara con la civilización tal y como la conocemos, una enfermedad... En cualquier caso, sería un impedimento evolutivo presente en una civilización avanzada, pero no tanto como para colonizar las estrellas.

Somos especiales

Otra posibilidad es que seamos "los elegidos", los únicos seres vivos de alrededor capaces de superar ese Gran Filtro. Eso supondría que estamos camino de convertirnos en los primeros habitantes intergalácticos de la Vía Láctea. En tal caso, el Gran Filtro se situaría por detrás de nuestro momento actual. Tal vez ese sea la aparición de vida, o la evolución de vida inteligente y tecnificada. No lo sabemos.

El caso es que si encontráramos, por ejemplo, restos de vida extraterrestre en forma de microorganismos estaríamos, probablemente, ante el indicio de que este Gran Filtro está en un momento entre nuestro momento y la aparición de los organismos. Esto sería una señal de que es bastante fácil que estemos solos.

Razón número 2: las civilizaciones tipo I y II están muy, muy lejos

Imaginemos que sí que existen civilizaciones titánicas, mucho más grandes de las que el propio Asimov pudo imagina en "Fundación". ¿Por qué no hemos visto nada sobre ellas? Porque están en otro sitio. Otro sitio en tiempo y espacio, huelga decir. El universo es gigantesco. La Vía Láctea es brutalmente grande y vieja.

Imaginemos que sí, que existió una civilización inteligente que visitó nuestra Tierra hace miles de millones de años. Sería imposible saberlo. Esta hipótesis es la preferida de los defensores de anacronismos y ovnis. Pero siendo realistas, es como si jamás nos hubieran visitado a nosotros.

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Por otro lado, si la civilización fuera de tipo II, aprovechando sistemas enteros, pero estuviera en la otra punta de la galaxia... sería muy difícil que la viéramos, teniendo en cuenta que nuestra capacidad de recibir señales se limita a apenas 100 años luz de aquí. Esto mismo podríamos pensarlo de una civilización tipo III que se encontrara en otra galaxia distinta a la nuestra. ¿Cómo íbamos a enterarnos?

Razón número 3: somos los primeros

Una posibilidad esperanzadora explica estamos entre los primeros en avanzar tanto como para llegar a la conquista del espacio. En tal caso, es sólo cuestión de tiempo que alguien encuentre nuestras señales o que nosotros encontremos las suyas.

A lo mejor estamos viviendo una época de asentamiento cosmológico que permite la aparición de nuevas civilizaciones. Puede que los miles de millones de años anteriores solo hayan servido para darle forma al universo. Ahora es cuando toca evolucionar. A lo mejor.

Razón número 4: Estamos rodeados de señales, pero somos unos catetos espaciales

Pudiera ser, y no es descabellado, que nuestro entorno esté lleno de señales que indican vida extraterrestre inteligente pero que nosotros no podamos verlas. Tal vez nuestra tecnología no es lo suficientemente avanzada o puede que no estemos mirando las señales adecuadas.

Esto también estaría relacionado con que nadie se hubiera percatado de nuestra presencia, de la misma manera que no nos fijamos en los ácaros que viven en nuestras plantas o las hormigas que pululan por nuestra cocina. Y no es que sea una comparación intencionada.

Razón número 5: La verdad está ahí fuera y no es nada buena

¿Qué pasaría si todos los conspiracionistas de los Ovnis tuvieran razón? No es que hayamos sido visitados por una raza extraterrestre que quiere mantenerse en el anonimato. Esto es muy improbable, por no decir imposible, teniendo en cuenta lo sociales que somos y la dificultad de mantener una interacción así.

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Pero, ¿y si hubiera una civilización ahí fuera cuidando de que ninguna otra superara cierto nivel tecnológico? ¿O fuera una superdepredadora a la caza de otras civilizaciones? También puede ser que exista una supercultura observándonos, como si fuéramos animales en un zoo, desde su propio sistema solar. En cualquier caso, estas son las hipótesis menos probables de todas.

Razón número 7: Bonus, todo es mentira

Existe una última hipótesis que lanzar al aire: que todo lo que creemos como realidad no sea cierto. ¿Y si el universo fuera un holograma? ¿Y si en realidad estamos en una simulación virtual superavanzada? ¿Y si en realidad solo somos una prueba científica (si es que esa palabra tiene sentido) de una "ultracivilización" gigantesca cuyas dimensiones se parecen a lo que solemos llamar Dios?

Esta idea la ha explorado magníficamente Asimov en varios de sus relatos cortos. Y el resultado es inquietante. En tales casos poco podemos hacer. Aunque nuestra realidad sea una total mentira, es la única realidad que tenemos, y según unos expertos de Oxford somos una excepción, una rarísima excepción, así que de momento deberemos conformarnos con ella.

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La noticia Cómo defiende la gente que cree en extraterrestres que todavía no nos hayan contactado fue publicada originalmente en Xataka por Santiago Campillo .



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