'Regreso al futuro' vuelve hoy 21 de octubre a los cines de Estados Unidos y España aprovechando que en este 2015 se cumplen 30 años del estreno de la primera entrega y porque el día de hoy coincide con la fecha a la que Doc, Marty y Jennifer viajaban al comienzo de 'Regreso al futuro II'. Es por tanto una fecha mítica para los amantes de la trilogía de Robert Zemeckis, por lo que es normal que no sean pocos los que estén deseando volver a verla en pantalla grande o experimentarlo por primera vez.
Sin embargo, los reestrenos y las iniciativas para ver películas del pasado en una sala de cine han ido adquiriendo una mayor importancia durante los últimos años, pudiendo hablarse de una nueva moda en la que merece la pena ahondar para entender los motivos, su alcance real y cuáles son sus posibilidades de ser algo que perdure en el tiempo como algo generalizado en lugar de experiencias singulares que ofrecen mucho más que el simple visionado de un título mítico de hace ya varios años.
Los reestrenos no son algo nuevo
Lo primero que conviene dejar claro es que reestrenar obras de antaño es una práctica que empezó a realizarse hace muchos años, algo lógico si tenemos en cuenta que no siempre tuvimos la posibilidad de acceder a una copia en vhs, dvd o blu-ray de nuestras películas favoritas. Por ejemplo, 'Lo que el viento se llevó' se estrenó por primera vez a finales de 1939, pero luego volvería a los cines de Estados Unidos en 1942, 1947, 1954, 1961, 1967, 1971, 1974, 1989 y 1998, gozando además el año pasado de una serie de pases especiales durante un par de días, una práctica mucho más usual en la actualidad que los reestrenos en sí mismos.
Eso sí, quizá fue Disney la que mejor supo jugar con ello antes de que el mercado doméstico cambiase las cosas, ya que se convirtió en una tradición tras el primer regreso a los cines 'Blancanieves y los siete enanitos' en 1944. Esa costumbre se extendió hasta los años 90 y todos los títulos estrenos volvían a los cines entre 5 y 10 años después a su última estancia en los mismos. En el caso de 'Blancanieves y los siete enanitos' eso hizo que los espectadores pudieran volver a verla en pantalla grande en 1952, 1958, 1967, 1975, 1983, 1987 y 1993, y conviene destacar que en las dos últimas ocasiones logró ingresar más de 40 millones de dólares en cada ocasión.
Un negocio redondo que tuvo su último gran momento con los estrenos de las versiones retocadas de 'Star Wars' a finales de los 90 y que fue dejándose de lado ante los pingües que se conseguían en el mercado doméstico, donde la estrategia en el caso de Disney fue ir descatalogando y relanzando sus clásicos cada cierto tiempo para asegurarse una fuente de ingresos constante y continuada.
Las versiones en 3D
La propia Disney ya intentó aprovecharse del IMAX para devolver a los cines algunos de sus títulos más míticos y la jugada no les salió mal, ya que 'La bella y la bestia' ingresó algo más de 25 millones de dólares en 2002, pero, por desgracia, esta tecnología nunca llegó a adquirir una gran popularidad, por lo que hubo que esperar hasta la explosión años después del 3D, en especial tras el histórico éxito de 'Avatar', para que los reestrenos volvieran a ser algo más o menos usual.
De hecho, fue la propia Disney la que más lo aprovechó, primero tanteando el terreno en 2009 con el relanzamiento de 'Toy Story' y 'Toy Story 2' en 3D, y poco después apostando de forma decidida al devolver a los cines 'El Rey León', 'La Bella y la Bestia', 'Buscando a Nemo' y 'Monstruos, SA'. Todas ellas gozaron de acogidas más o menos favorables -'El Rey León' fue la más exitosa al aumentar su recaudación mundial en 177,6 millones de dólares-, pero la última ya mostró ciertos síntomas de agotamiento y la compañía decidió dejar de lado esta estrategia.
Otros reestrenos destacables en 3D fueron los de 'La guerra de las galaxias. Episodio I: La amenaza fantasma', 'Titanic' y 'Parque Jurásico'. De hecho, la cinta de James Cameron logró amasar 343,5 millones de dólares adicionales, sacando buen provecho del 100 aniversario del hundimiento del barco como reclamo comercial. Por su parte, el Episodio I de Star Wars Añadió 102,7 millones de recaudación, pero no se siguió adelante con la idea de convertir al 3D el resto de entregas, ya que Disney, que adquirió Lucasfilm poco después, prefirió centrarse en la creación de una nueva trilogía.
'Parque Jurásico' fue la última gran intentona en 2013 y lo cierto es que en Universal no deberían tener muchas quejas, ya que la conversión a 3D les supuso un gasto estimado en 10 millones de dólares y sólo durante su paso por los cines ya multiplicó por 10 esa cifra. Sorprende un poco que los estudios decidieran dejar de lado estos reestrenos, ya que no fue por su pérdida de confianza en el formato -en Estados Unidos llegaron 47 títulos en 3D a los cines durante 2014, dos más que en 2013 y siete más que en 2012-.
¿Sustituyendo un vacío?
Es difícil encontrar el motivo exacto por el que parece que los reestrenos se han convertido en una especie de nueva moda, sobre todo si tenemos en cuenta que no es porque se hagan menos películas. Por ejemplo, en Estados Unidos se estrenaron 707 películas en 2014, 48 más que en 2013. Además, el Instituto de Cine Británico señaló el año pasado que se estrenan demasiadas películas y que eso hace más difícil que las buenas películas aguanten lo suficiente en cartelera para llegar a todo su público.
Centrándonos en el caso español, José Ignacio Wert declaró en su momento que en España se hacen demasiadas películas y que los criterios de la Unión Europea aconsejaban hacer un largometraje por cada millón de habitantes. Eso dejaría la cifra recomendable en unos 46 o 47. Una cifra muy por debajo de los 231 títulos realizados en 2013, que seguirían siendo demasiados si restamos los 57 hechos en régimen de co-producción.
También llamativo resulta que la producción de películas no va a menos, pero donde sí hay una preocupante sensación de desgaste es en la asistencia a las salas, ya que es cierto que en España consiguió detenerse la sangría en 2014 tras varios años encadenando bajadas. El problema es que de los 110,6 millones de entradas vendidas en 2009 se bajó hasta los 76,7 de 2013, cifra que aumentó hasta los 87 millones el año pasado. Eso sí, los ingresos aumentaron en mucha menor proporción, ya que una de las claves para ello fue la bajada del precio medio de la entrada en un 9% hasta los 5,98 euros.
Teniendo esto en cuenta, resulta evidente que hacer más películas no es la solución, ya que incluso en Estados Unidos se tocó fondo el año pasado al bajar el número de entradas vendidas hasta los 1270 millones -la cifra más baja desde 1995-, y solamente el fuerte crecimiento del mercado chino está evitando una caída a nivel global. La cuestión está en saber si esos espectadores que han perdido los estrenos han desaparecido de verdad o si la saturación del mercado, en la que luego no pocas películas jamás llegan a estrenarse en cines en España o lo hace con un retraso que puede ser de varios años, ha provocado un creciente desinterés hacia los nuevos títulos que llegan a los cines.
Los reestrenos "a lo grande" de 2015 en España
'Blade Runner', '2001: Una odisea en el espacio' y las dos primeras entregas de la saga Mad Max han sido los títulos que han regresado a los cines de forma más o menos destacada durante lo que llevamos de 2015. Títulos míticos pero sin el suficiente poder nostálgico para que ello se tradujera en grandes éxitos económicos que animen a convertirlo en algo habitual.
Por ponerlo en cifras, 'Blade Runner' es la que mejor parada sale, ya que se reestrenó en 40 cines y durante su primer fin de semana ingresó 56.197€, una cifra que ascendió hasta los 241.939€ antes de su desaparición de los cines. Una relativa decepción, pero datos mucho más positivos que los logrados por la saga de George Miller, ya que a duras penas superaron los 8.000€ de recaudación total cada una de ellas cuando se lanzaron en 41 cines. De la mítica cinta de Stanley Kubrick ni siquiera trascendieron los datos de lo que logró ingresar en esta iniciativa llevada a cabo por Versión Digital en 23 cines de nuestro país.
El relanzamiento a partir de hoy mismo de 'Regreso al futuro' nos resolverá la duda sobre si era necesario que los títulos elegidos tengan un componente más comercial, pero la cuestión es que en ciertas iniciativas que no van más allá de un único pase, normalmente en sesión doble con otra cinta mítica, sí hay un espacio de privilegio para títulos que el público generalizado rechaza. ¿Un ejemplo? En Phenomena estuvieron años detrás de 'Mad Max' hasta que finalmente pudieron exhibirla junto a las dos siguientes entregas.
Phenomena e iniciativas similares
No sé si a estas alturas ya habréis llegado a la misma conclusión, pero a mí me da la sensación de que la industrialización de los reestrenos tiene un recorrido limitado, pero sí que existe un importante nicho de mercado formado por un público fiel que está deseando volver a ver en pantalla grande algunas de sus películas más queridas. El problema es que se exige algo más para que ese interés no vaya decayendo y ahí fue donde la aparición de Phenomena en España fue un soplo de aire fresco.
Tenemos que remontarnos hasta finales de 2010 para encontrar el inicio de su andadura con un pase doble formado por 'Tiburón' y 'Alien, el octavo pasajero' Nacho Cerdá, principal responsable de su aparición, explicaba era recuperar ese experiencia colectiva que sentías al quedar con tus amigos después del cole para enseñarle alguna de las películas que tenías o el rito de quedar los viernes o sábados para ver todos juntos alguno de los últimos estrenos. Revivir esa pasión era el objetivo, y para ello había que cuidad con mimo la selección de películas y aportar algo más, desde tráileres y anuncios propios de la época de estreno original de la película o incluso traer a gente que participase en su creación para que el público pudiera hacerles preguntas.
Su éxito en Barcelona fue notable y, de vez en cuando, ha realizado pruebas en otras ciudades. Sin embargo, es lógico que hayan decidido centrarse en los eventos en su ciudad natal, sobre todo desde que tienen un cine propio, teniendo así la capacidad para organizarse mucho más y convertirlo en algo regular sin que eso suponga una merma en lo especial que sigue siendo. De hecho, Cinesa quiso replicarlo tras una primera experiencia conjunta y la decisión no tuvo el éxito esperado, porque ya lo dejaron atrás.
Sólo con las películas -y encima sin cuidar qué es lo que programas y cuándo lo haces- no es suficiente, por lo que hace falta algo más, ya sea como esta iniciativa inglesa que permite al público elegir qué película quien ver y también dónde hacerlo, siendo el único requisito que un cierto número de personas se comprometa a comprar la entrada. En este caso ya sabes que los allí presentes están deseando ver la película en cuestión.
Volviendo al caso español, conviene destacar el caso de Bang Bang Zinema en San Sebastián, ya que desde noviembre de 2014 han organizado varios pases dobles con títulos como 'En busca del Arca Perdida', 'Jungla de Cristal', 'La vida de Brian' o 'Uno de los nuestros'. En este caso es bastante más espaciado en el tiempo que Phenomena, pero es evidente que la cantidad de público que se puede reunir en Barcelona es bastante mayor a la de la capital de Guipúzcoa. De hecho, a priori parece más sencillo que iniciativas como la de Sing Along salgan adelante, más limitada por su propia naturaleza, pero con un alcance mucho mayor al tener su sede en Madrid.
¿Hasta qué punto es viable?
Es evidente que a todos nos gustaría que los reestrenos se hagan de la mejor forma posible, pero eso tiene unos costes y ahí es donde hay que ver hasta qué punto es viable extender esas iniciativas más allá de su lugar de origen o incluso su mera existencia, ya que nadie puede aguantar haciendo algo así -ni cualquier otra cosa- si no deja de perder dinero.
Jon Paul Arroyo de Bang Bang Zinema nos aclara que los costes de los derechos oscilan entre los 400 y los 800 euros, pero en algunas ocasiones es simplemente por tener el permiso para pasar la película y luego has de buscar la copia por tu cuenta. Por su parte, Nacho Cerdá también nos aclara que hay otros costes adicionales como el subtitulado en español, ya que muchos títulos no los traen incluidos.
Todo ello por no entrar en el tiempo que hay que dedicar para conseguir los derechos, tal y como apunta Arroyo: "En algunos casos han caducado y han vuelto a la productora original. En otros están compartidos, en otros alguien los tiene para non-theatrical y otro para sala cobrando entrada… Es muy farragoso". Un proceso laberíntico que Cerdá compara con sacar adelante un Festival de Cine, pues incluso hay que buscar copias en el extranjero.
En lo referente a la asistencia, Bang Bang Zinema oscila entre los 270 y los 470 espectadores por evento y con una media superior a los 300. Unos datos que superan el 50% de aforo de los cines en los que tiene lugar, pero Arroyo nos recuerda la importancia de conseguir apoyos económicos externos, ya que asumiéndolos todo ellos "sería imposible a no ser que las entradas costaran 20€, con lo que no vendría ni el tato".
Por su parte, Cerdá prefiere destacar la existencia de un público fiel y también el apoyo adicional de la gente del barrio en el que se han asentado de forma definitiva. No duda en recordar que se trata de un público muy heterogéneo, ya que asisten espectadores que pueden ir desde los 8 años hasta los 80.
La cuestión es que el séptimo arte tiene una capacidad de atracción que hace que "siempre habrá algún motivo para recuperar determinadas películas", pero que requiere darle al público una experiencia de calidad que vaya más allá de la propia cinta. Esto y la contagiosa pasión de los implicados en el proyecto -quienes hayan ido alguna vez a una sesión de Phenomena sabe que el público presente tiende a "vivir" lo que sucede en pantalla- acaban siendo las claves para que el público responda.
Perspectivas de futuro
Arroyo destaca del público de estos eventos que "esas personas son gente entusiasmada por la película (nadie acaba en este tipo de sesiones por casualidad) y que las pelis se ven en pantalla grande con calidad de imagen y sonido como nunca las habían visto, tienes un combo perfecto y muy atractivo que puede funcionar muy bien siempre que se cuiden las selecciones y se mime al público.".
Es evidente que hay un importante factor nostálgico detrás de todo ello, pero eso no es algo necesariamente malo. Vivimos una época en la que abundan las secuelas -algunas realizadas muchos años después de la anterior- y las remakes, algo que nos recuerda con fuerza la existencia de unas obras que amamos en su momento y ese amor ahora se utiliza para vendernos variaciones más o menos elaboradas sobre la misma idea. ¿No es mejor recuperar entonces la experiencia original y revivirlo con otras personas que busquen lo mismo que tú?
Cerdá no duda en recordarnos que los reestrenos "existen desde que el cine es cine" y que el auge actual no es un fenómeno puntual, mientras que Arroyo apunta que "para conseguir que el público acuda en buen numero a las salas es necesario crear un evento". Limitarse a devolver sin más un título a los cines no funciona, y eso es algo que en España al fin se está empezando a entender y asimilar.
Para los que simplemente quieran ver una película de antaño en la gran pantalla, ya tienen la filmoteca, los cines de verano y las decisiones más o menos oportunistas de querer sacar algo más de dinero aprovechando el estreno de una nueva entrega de la saga en cuestión. En definitiva, los reestrenos no van a salvar a las distribuidoras, pero sí que son un oasis necesario para los cinéfilos, así que seguro que, de una forma u otra, acaban saliendo adelante.
En Xataka | Regreso al futuro se reestrenará en EE.UU. el 21 de octubre de 2015. Lógico
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La noticia 'Regreso al Futuro': por qué ver películas antiguas en el cine es la nueva moda fue publicada originalmente en Xataka por Mikel Zorrilla .
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