Imagina que te haces viral de la noche a la mañana. Te levantas y hay millones de fotos con tu cara. Qué pesadilla, ¿verdad? Puedes pensar que como no conoces personalmente a nadie a quien le haya ocurrido, eso no le pasa a las personas normales, pero te equivocas. Cada vez es más común ser la próxima "historia que merece ser contada" y estamos a unos clics de la posibilidad de ser el próximo meme.
Por ejemplo, una imagen de una mujer envuelta en un niqab negro, sentada frente a un dibujante en lo que parecen ser las icónicas Ramblas de Barcelona, se hizo viral en las redes este mismo mes.
¿Habéis visto esta foto viral, los últimos días? Os quiero contar la historia que hay detrás. Incluye una mujer empoderada, unos ojos bonitos y una pequeña casita de madera delante de las aguas turquesas del Caribe.⬇️ pic.twitter.com/gHMCwNNWfC
— Oriol Querol (@OriolQF) 1 de julio de 2018
La gracia de la imagen está en el hecho de que alguien solicitó un retrato cuando solo estaban a la vista sus ojos y que, por tanto, era poco trabajo para el dibujante. Tras esto, Oriol Querol, que es periodista, decidió pasarse por el lugar y probar si veía al artista. Lo encontró y luego explicó la historia que el susodicho le contó sobre la mujer en un hilo de Twitter.
Básicamente, la chica paseaba con su marido, quiso un dibujo y el esposo se negó a ello, diciéndole que no podía hacerlo, dejándola ahí. Ella decidió quedarse sola, sentarse y hacérselo de todas formas. Al dibujante solo le dijo: "Que los ojos queden bonitos". Y así ha pasado a la historia de Internet: como la chica de los ojos bonitos.
Este tipo de cosas, en las que una persona corriente salta a la fama sin comérselo ni bebérselo, y otros hacen de paparazzis e investigadores no solicitados sobre su vida, solo se volverá cada vez más común: Twitter, Facebook, Snapchat, incluso las herramientas de transmisión en vivo como Amazon, Twitch y YouTube hacen que las líneas entre la "vida real" y las redes sociales se vuelvan borrosas. ¿Tienen derecho a documentar nuestra vida privada en las redes de esta manera? Esta es una pregunta que es cada vez más relevante y necesaria de aclarar.
Puede acabar bien o acabar mal
El artista se llama Galo Ariel Vega, y lleva 38 años dibujando en las calles de Barcelona. No está descontento con la fama del retrato, aparentemente, pues, como decíamos, incluso ha hablado con la prensa sobre su historia. La mujer, por su parte, es inidentificable, por lo cual no tendrá mayores problemas. Pero no todos los casos son así. Este es solo un extremo del espectro en el que nadie ha salido perjudicado, pero hay otros con menos suerte.
Aún más reciente es la "historia de amor en el avión" o saga #PlaneBae, uno de los temas de las últimas horas en Twitter en España. El martes una usuaria transmitía lo que parecía ser una conexión amorosa entre dos desconocidos sentados frente a ella en un avión sin consentimiento.
Empezando por el principio: ella, llamada Rosey Blair, y su pareja, Houston Hardaway, tenían asientos separados en el vuelo. Entonces, como muchos en esta situación haríamos, solicitaron a la pasajera que estaba sola al lado de Huston si podía cambiarle el asiento para sentarse juntos. Hasta aquí todo muy normal.
Pero parece que los dos desconocidos que se vieron obligados a acabar sentándose uno al lado del otro hicieron buenas migas bajo la atenta mirada de Rosey y su novio, quienes imaginaron todo un futuro amoroso para ellos. Entonces, procedieron a observar y documentar cada momento de la interacción de los dos extraños en las redes sociales.
El hilo fue retuiteado más de 370,000 veces antes de que la autora comprendiera su error y lo eliminara días después. Él fue identificado como Euan Holden, jugador de fútbol profesional ya retirado. Quizá por la naturaleza de su actividad estaba bastante feliz con el asunto y ha aparecido en muchos medios locales hablando de ello. También ha grabado un video de YouTube con sus pensamientos sobre esa "intromisión a la privacidad" sufrida en el que pide que se respete la decisión de permanecer anónima de la "tercera persona".
De ella, esa tercera persona, se sabe que se llama Helen y que ha tenido que borrar todo rastro de sí misma de las redes sociales pues Internet es imparable, y una vez que la encontraron los seguidores de Rosey, no paraban de acosarla para saber más sobre cómo acabó con el futbolista.
Helen ha dado a entender en este comunicado, que publica Business Insider a su nombre, que se ha sentido deshonrada, avergonzada, insultada y hostigada:
"Soy una joven profesional. El 2 de julio, tomé un vuelo comercial desde Nueva York a Dallas. Sin mi conocimiento o consentimiento, otros pasajeros me fotografiaron y grabaron cuando tenía una conversación con mi compañero de asiento. Publicaron imágenes y grabaciones en las redes sociales, especulando injustamente sobre mi conducta privada. Desde entonces, mi información personal ha sido ampliamente distribuida en línea. Los extraños discuten públicamente mi vida privada basándose en información evidentemente falsa. Me han deshonrado, avergonzado, insultado y hostigado. Voyeurs me han buscando en línea y en el mundo real. No pedí ni pido atención. #PlaneBae no es un romance: es una advertencia sobre la era digital, sobre la privacidad, identidad, ética y consentimiento. Respete mi privacidad y mi deseo de permanecer en el anonimato".
Helen es la que ha salido perjudicada de todo esto. Rosy Blair, al momento de escribir estas líneas, ya se ha disculpado públicamente y ha borrado los tuits, pero el mal ya está hecho.
Rosey asegura no haber ganando nada en el proceso pero, evidentemente, ganó un montón de seguidores. También aprovechó para pedir boletos de avión gratis, conseguir audiciones de actuación e, incluso, solicitar un trabajo en BuzzFeed. Y todo a costa de esta historia ¿Qué pasaría si tú eres la próxima Helen?
La propia imagen es un derecho
"No puedes publicar la imagen de otra persona en redes sociales sin su consentimiento. Partimos ya por tanto que muchos de esos virales nacen con este problema, porque lo habitual es que se vean personas anónimas haciendo o diciendo algo", afirma en entrevista a Xataka Samuel Parra, abogado y Head of Privacy and Data Protection en 451.legal.
"Y este 'no puedes publicar la imagen de otra persona' es así tanto desde la perspectiva de la normativa de protección de datos como de la normativa sobre honor, intimidad y propia imagen", añade.
Samuel nos comenta como ejemplo sobre un caso en el que publicar la fotografía de una chica mientras paseaba con su perro en una playa nudista en Vera, en la que solo era apreciable su silueta, terminó con una indemnización de 6.000 euros.
"El rostro no era visible, pero la Ley Orgánica de Protección de Datos define como dato personal: 'Cualquier información concerniente a personas físicas identificadas o identificables'. Definición que se amplia en Real Decreto 1720/2007 al afirmar que dato personal es: 'cualquier información numérica, alfabética, gráfica, fotográfica, acústica o de cualquier otro tipo concerniente a personas físicas identificadas o identificables'. El denominador común en ambas definiciones es el matiz de 'identificable'. Con la redacción actual, casi cualquier cosa relativa a una persona física puede llegar a ser considerado un 'dato personal' si es posible identificar a alguien con esa información".
La gente realmente puede creer que todo lo que pasa en la vía publica es... pues eso, público. También puede creer que bastan unos pixelazos o trazos negros en las caras para no estar violando la intimidad de nadie. Pero nada más lejos de la realidad.
"Si publican esas imágenes y te identificas, se pueden hacer varias cosas: solicitar su retirada por vulnerar los derechos indicados anteriormente, cosa la verdad complicada cuando ya se ha hecho viral, claro, porque habrá miles de copias. O denunciar a quien publicó la imagen en un primer momento, solicitando una indemnización por el daño causado".
¿Quiere decir esto que deberíamos revisar cada foto que hemos sacado en la que salga alguien antes de publicarla? "La normativa sobre honor, intimidad y propia imagen excluye el tema del consentimiento cuando la imagen de la persona es accesoria. Por ejemplo, están emitiendo una noticia y entrevistando a alguien y una persona pasa por detrás; o una foto de un accidente y se ve a la gente detrás mirando", nos aclara Samuel.
Sin embargo, en los casos de Helen o la chica de los ojos bonitos de Barcelona —en caso de que algún día alguien la identifique—, se las estaba retratando directamente. En casi todos los casos de virales "forzosos" es así. Eran "la historia" en sí misma que merecía ser contada.
Es más seguro retratar la vida propia
Pues resulta que no podemos hacer de dominio público las vidas privadas que vemos por ahí, por muy buena que sea la historia en cuestión. Y, sin embargo, no para de pasar. Estas dos historias son solo las más inmediatamente recientes, hay muchas detrás y habrán, probablemente, muchas más en el futuro.
Aunque en estos tiempos todos tenemos el potencial para ser paparazzis, y podemos sentir que el mundo merece saber lo que pasa frente a nuestros ojos, sin permiso, no podemos hacer nuestra la vida e imagen de otro. Así que, ya sabes, si vas a contar una historia en las redes, para ahorrar riesgos, igual es mejor que sea tu propia historia.
Imagenes: Miss Zhang | Rosey Blair - Buzzfeed | Euan Holden Web | Meireles Neto
También te recomendamos
Zuckerberg dice ahora que Facebook se centrará en el cifrado y la privacidad
Con Facebook en horas bajas y el adiós a Google+ quizás necesitamos una red social distinta
-
La noticia Ni yo soy famosa ni tú un paparazzi, pero has viralizado mi vida privada y me la has arruinado fue publicada originalmente en Xataka por Victoria Pérez .
via Xataka https://ift.tt/2zx8byI
No hay comentarios:
Publicar un comentario