Apple puso en la coctelera unos cuantos “por fin”, agitó fuerte y le salió un nuevo teléfono renovado por dentro y a medias por fuera. El hecho de aspirar a cumplir varios puntos pendientes con respecto a la competencia y a la industria hacían que este análisis del iPhone 11 Pro fuese bastante jugoso, especialmente por ver qué era capaz de hacer en la parte fotográfica.
Pero como de costumbre, hemos tratado de contároslo todo con detalle. Había un nuevo sistema que probar dentro de un móvil con corazón renovado, notch conocido y ultra gran angular por conocer, así que sin más dilación os detallamos la experiencia con el iPhone más pequeño en tamaño de 2019, pero no más privado de prestaciones.
iPhone 11 Pro | |
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Dimensiones físicas | 144 x 71,4 x 8,1 mm (188 g) |
Pantalla | OLED 5,8 pulgadas Super Retina XDR |
Resolución | Resolución de 2.436 x 1.125 píxeles, 458 ppp |
Procesador | Chip A13 Bionic con arquitectura de 64 bits y 7 nm, Neural Engine |
Núcleos | Hexa-core |
Gráfica | GPU Apple de 4 núcleos |
RAM | 4 GB |
Memoria | 64 / 256 / 512 GB (no ampliables con microSD) |
Versión software | iOS 13 |
Conectividad | LTE con 4x4 MIMO, Wi‑Fi 6 (802.11ax), Bluetooth 5.0, NFC con modo de lectura |
Cámaras traseras | 12 + 12 + 12 MP gran angular (f/1.8), ultra gran angular (f/2.4) y teleobjetivo (f/2.0), doble OIS zoom óptico 2x, grabación 4K@24/30/60fps |
Cámara delantera | 12 megapíxeles, f/2.2, grabación 4K 60 FPS, Retina flash, vídeo cámara lenta 1080p a 120 FPS |
Otros | Face ID, resistencia al agua IP68 (30 min a 4 m de profundidad), GLONASS, Galileo |
Batería | 3.179 mAh Carga rápida (adaptador 18 W incluido) |
Precio | Modelo de 64 GB: 1.159 euros Modelo de 256 GB: 1.329 euros Modelo de 512 GB: 1.559 euros |
Apple iPhone 11 Pro (64 GB) - Gris espacial
Diseño: una trasera que dio mucho que hablar y un frontal que permanece intacto
Apple no ha inventado el módulo cuadrado para tres cámaras traseras. Eso probablemente lo hizo Huawei con los Huawei Mate 20 Huawei Mate 20 Pro o quizás algún otro fabricante con menos alcance mediático, si bien lo que vemos en Apple (y parece que también veremos en Google) es una distinta disposición y lentes más grandes.
El caso es que en los últimos cuatro años ha habido tres cambios de diseño en los iPhone en lo que antes eran más bien ventanas y luego pasó a ser un módulo de cámaras, algo sutilmente llamativo en los de Cupertino, haciendo historia por ser muy conservadores en los diseños y la estética. De los iPhone 7 pasaron al módulo vertical de dos cámaras en el iPhone X, opción que se conservó con los iPhone XS y que ha pasado a la historia con los 11.
El cambio es drástico. El tamaño de las lentes y de todo el módulo es mayor, quedando una protuberancia a una esquina que de alguna manera parece haberse hecho sitio en la trasera apartando el logotipo al centro (estando anteriormente más arriba) y eliminando la palabra “iPhone” de esta superficie.
Difiere así de la opción en vertical que vemos en muchos de los smartphones que montan triple cámara y del círculo por el que ha optado Huawei con el Mate 30 entre otras marcas, pero la táctica no ha sido disimularlo, sino darle énfasis: el módulo tiene un acabado distinto de la trasera, brillo versus mate en este caso y a la inversa para el iPhone 11.
Si nos gusta nos costará más o menos acostumbrarnos a esto según también la importancia que demos o de qué móvil vengamos, pero al final esta estrategia de enfatizar este módulo ha acabado quedando casi más sofisticado que incongruente, como nos parecía a algunos en la presentación. Y hablando de cambios está el color, que ha acabado siendo un verde más discreto que los que hemos visto en algunos OPPO o Sony, y en el caso del tono del borde metálico recuerda incluso ligeramente al del Samsung Galaxy S6, que tampoco era chillón.
De la trasera mate ya hablamos en las primeras impresiones y mantenemos bastante esas sensaciones con el primer contacto: la comodidad que nos hizo perder el cristal en cuanto a sujeción y limpieza ha vuelto con este acabado. Es aparentemente resistente y de calidad, pero no hay que olvidar que sigue siendo cristal y no plástico, si bien de cara a llevarlo sin funda el poder cogerlo mejor da algo más de seguridad ante un posible (y terrible) golpe.
No es un smartphone delgado per se. De hecho, aunque en mano recuerde mucho al iPhone XS es algo más grueso, pero ser un smartphone con pantalla de 5,8 pulgadas y relativamente compacto en la gama alta de 2019 es casi garantía de ser más ligero y menos voluminoso que muchos otros (incluyendo sus propios hermanos).
Altura (mm) |
Anchura (mm) |
Grosor (mm) |
Peso (gramos) |
Diagonal (pulgadas) |
Batería (mAh) |
Superficie (cm2) |
Volumen (cc) |
|
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
iPhone X |
143,6 |
70,9 |
7,7 |
174 |
5,8 |
2.716 |
101,81 |
78,4 |
iPhone XS |
143,6 |
70,9 |
7,7 |
177 |
5,8 |
2.658 |
101,8124 |
78,4 |
iPhone 11 |
150,9 |
75,7 |
8,3 |
194 |
6,1 |
3.046 |
114,23 |
94,81 |
iPhone 11 Pro |
144 |
71,4 |
8,1 |
188 |
5,8 |
3.179 |
102,82 |
83,28 |
iPhone 11 Pro Max |
158 |
77,8 |
8,1 |
226 |
6,5 |
3.969 |
122,92 |
99,57 |
El iPhone 11 Pro es la opción más contenida en tamaño hablando de los smartphones de Apple. Más pequeño que el 11 y que el 11 Pro Max, es prácticamente igual voluminoso que sus predecesores pesando algo más.
Es un móvil denso y no puede decirse que sea ligero hablando de sus dimensiones, pero quedando algo más de 10 gramos por debajo de los 200 no llega a cansar ni mucho menos (resultará algo pesado si venimos de móviles más ligeros, al menos al principio). Lo que sí es ligero es el cambio en las dimensiones, teniendo en cuenta que ese mayor grosor y peso se traducen en parte en una mayor batería, aunque esto lo puntualizaremos en el apartado de autonomía.
¿Qué pasa con el resto de topes de gama? Que las 5,8 pulgadas quedan lejos de la media actual, y no abundan los candidatos para hacer un de tú a tú más equitativo como sí existen para la versión Max y sus 6,5 pulgadas. Fueron Google y Sony los que pensaron aún en quién busca lo más potente por debajo de las 6 pulgadas además de Apple, saltando a las 6,2 pulgadas y pasando por las 5,99 del Nokia 9 Pureview.
Altura (mm) |
Anchura (mm) |
Grosor (mm) |
Peso (gramos) |
Diagonal (pulgadas) |
Batería (mAh) |
Superficie (cm2) |
Volumen (cc) |
|
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
iPhone 11 Pro |
144 |
71,4 |
8,1 |
188 |
5,8 |
3.179 |
102,82 |
83,28 |
Samsung Galaxy S10e |
142,2 |
69,9 |
7,9 |
150 |
5,8 |
3.100 |
99,39 |
78,52 |
Pixel 3 |
145,26 |
68,2 |
7,9 |
148 |
5,5 |
2.915 |
99,29 |
78,45 |
Nokia 9 Pureview |
155 |
75 |
8 |
172 |
5,99 |
3.320 |
116,25 |
93 |
Sony Xperia 5 |
158 |
68 |
8,2 |
164 |
6,1 |
3.140 |
107,44 |
88,1 |
Huawei P30 |
149,1 |
71,4 |
7,6 |
165 |
6,1 |
3.655 |
106,46 |
80,91 |
LG G8s ThinQ |
155,3 |
76,6 |
8,1 |
180 |
6,21 |
3.550 |
118,96 |
96,24 |
De los tres con menor diagonal es el de Samsung el smartphone más compacto, además de tener un 83,3% de aprovechamiento del frontal por parte de la pantalla y una batería aproximada al iPhone 11 Pro logrando ser algo más delgado. La propuesta de Apple es más compacta que otras como la de Nokia pero más pesada, de hecho pesa más que el resto de esta pequeña comparativa.
Así, pese a los rumores de la vuelta del Touch ID los iPhone 11 no incorporan lector de huellas, ni físico ni integrado en pantalla. El reconocimiento biométrico vuelve a asentarse en el Face ID y el espacio requerido es el de la muesca, que repite proporciones con respecto a su predecesor.
Con eso, la parte frontal es un calco a lo anterior y no hay evolución hablando de diseño. Marcos de unos 2 milímetros, más finos que los del iPhone 11 pero relativamente notorios (viendo otras propuestas de la competencia), aunque eso sí manteniendo la simetría y sin que el inferior sea más grueso.
Así, vemos pocas variaciones pero llamativas hablando de la trasera y conservadurismo hablando de bordes y frontal. En conjunto mantiene el estilo y sobriedad de los anteriores iPhone incluso con el susodicho módulo, aunque las lentes son tan grandes a proporción que puede resultar menos atractivo que la solución anterior.
Pantalla: pocos cambios para algo que era correcto, pero no gana en aprovechamiento del frontal
Uno de los puntos que menos han cambiado con respecto a su predecesor es la pantalla, en fondo y en forma. El salto a OLED de IPS se produjo con el iPhone X, encuadrándose así en una de las tendencias mayoritarias en los smartphones desde hace años (aunque el IPS sigue estando en el iPhone “más básico” y en móviles de otros fabricantes como Motorola).
Encontramos en este iPhone 11 Pro una pantalla OLED de 5,8 pulgadas con resolución FullHD+ de 1.125 x 2.436 píxeles (unos 458 píxeles por pulgada), valores que como hemos dicho permanecen respecto al XS. Conservar no es del todo negativo si se mantiene la calidad, y aunque los buques insignia de Samsung o Sony alcanzan resoluciones y densidades mayores en este caso tampoco se echa en falta nitidez y la densidad es mayor que en otras FullHD+ (en parte por ser más pequeña).
Uno de los cambios es el nivel máximo de brillo, el cual es suficiente cuando la luz ambiental es abundante como a medio día. Los 800 nits (hasta 1.200 nits en algunos casos) son más que suficientes para que el contenido se vea bien en esta situación y el balance de brillo automático trabaja muy bien, aunque en interiores y luz media alguna vez ha requerido reajustar ligeramente.
La sensibilidad táctil es correcta (tener bordes no es lo moderno pero al menos facilita que no haya toques accidentales), y hablando de eso hay un pequeño cambio que vimos el año pasado en el iPhone XR y ahora en todos los iPhone: se acaba la era del 3D Touch. Los menús contextuales aparecen ahora manteniendo pulsación (como tradicionalmente hemos visto en Android), lo cual Apple ha bautizado como Haptic Touch.
Lo importante: funciona correctamente y no supone un cambio drástico con respecto a lo anterior, dependiendo sobre todo de dónde lo usamos (entraremos más en profundidad en el apartado de software). Como decíamos, es homólogo a la interacción que vemos desde hace años en Android y las capas de personalización (presión mantenida y menú/ventana adyacente), si bien han aprovechado para añadir algunas opciones y cambiar ligeramente los menús (lo veremos luego.
Notaremos una vibración mucho más suave que con el 3D Touch, de hecho lo cierto es que el 3D Touch es ligeramente más sensible y funciona mejor (incluso en un iPhone 7). Pero el Haptic Touch tampoco falla y probablemente sea una alternativa más económica de cara a la obtención del panel y evitará alguna que otra capa en su fabricación.
Lo que tampoco experimenta mucho cambio son los ajustes de pantalla. En Apple, como en Google, son más bien parcos en esto y no dan mucha opción a configurar alejándose de las personalizaciones que permiten las capas de otros fabricantes, si bien desde Android 9 la versión stock ha añadido algún ajuste.
Lo que encontramos en iOS 13 de nuevo es la opción de activar True Tone, el sistema propio para ajustar la temperatura y el tono del panel según la temperatura ambiental. Normalmente suele ser acertado, de hecho la pantalla viene más bien fría de fábrica y con esto queda algo más agradable.
No podemos personalizar contraste o saturación, los ajustes de pantalla a estos niveles terminan ahí. Pero al menos han añadido el modo oscuro, que afecta a las interfaces propias del sistema (ajustes, app Notas, Recordatorios, etc.).
Esto depende de gustos y encajará más o menos con nuestro uso, pero quien prefiera interfaces oscuras preferirá esta alternativa, pudiendo establecerlo de continuo o bien automatizarlo. Hay algunos fondos de pantalla que cambian según qué tema tengamos activo (lo vemos por el símbolo de modo oscuro sobre el mismo).
El tema oscuro consta de un fondo negro sobre el cual están las secciones en gris, sin que haya mucha diferencia con otros modos previos estétcamente. Tampoco hemos notado que influya en la autonomía media, dado que el tiempo de uso del móvil es mayor para apps ajenas a este modo (terceros), como también nos ocurre probando otros móviles.
A nivel de personalización, los adeptos a la pantalla ambiente que quieran pasarse a iOS seguirán con su gozo en un pozo. Apple no adopta esta función, de hecho la personalización de la pantalla de bloqueo es prácticamente nula, teniendo al menos el doble toque para activar pantalla o el levantar para activarla.
Podemos hablar un poco de la muesca, aunque tampoco hay evolución (para bien del Face ID para no tan bien de la barra de tareas). Como decíamos antes, la muesca se ha mantenido con respecto a la del X y XS, pero sigue siendo grande con respecto a la moda de hacerla en “U” o en “V”, lo cual se trata de justificar con el mantenimiento del Face ID y todos sus sensores (después hablaremos de su funcionamiento).
Lo que también se mantiene es el hacer útil de algún modo la separación que implica el notch en la barra de tareas, de modo que al tirar del lado derecho emerge el centro de control y al tirar del izquierdo aparece la pantalla de notificaciones y widgets. Pero eso sí, como dijimos en la toma de contacto la elección del notch impide lograr una sensación de “todo pantalla” tan conseguida como en smartphones como el OnePlus 7 Pro y su módulo o el Samsung Galaxy Note 10+ y su agujero.
No queda tampoco mal en aprovechamiento con un 82,1%, pero por el momento la opción de una muesca más pequeña, un agujero o un módulo extraíble, así como las curvaturas y la mayor reducción de marcos dan mejores cifras. El notch además sigue dando una barra de herramientas más alta de lo necesario para el tamaño del texto (y sacrifica datos como el porcentaje de batería), y bueno, las manías no las curan los médicos y a la vista suele ser más agradable que los marcos sean simétricos (y que el inferior no sea mayor que el resto).
Siempre podemos hablar algo más en detalle y, como hacemos en otros casos, llegando al milímetro. El notch del iPhone 11 Pro mide unos 5 milímetros contando desde donde acaba el marco (unos 7,1 si incluimos este), espacio que queda para la barra de tareas, la cual no se delimita por ninguna línea o elemento visual siguiendo así con las líneas de diseño del “Flat Design” y el minimalismo.
¿Se “pierden” los elementos de la barra de herramientas en el espacio que queda, como ocurre de manera más llamativa en las pantallas con agujero “grande”? Se logra disminuir un poco esta sensación, pero la maquinaria del Face ID no puede reducirse tanto como para que tenga el alto de la tipografía (no llega a 2 milímetros) y el margen habitual en las barras de herramientas, quedando algo más abajo del marco. No es dramático para nada, aunque habrá quien prefiera las soluciones sin notch o con uno más pequeño.
En general la experiencia con la pantalla es muy buena. El True Tone alivia esa temperatura tan baja del panel y va sobrado de nitidez, contraste y espectro de colores, con la ligera sobresaturación característica de los OLED que queda en un nivel adecuado y no distorsiona ni empobrece la experiencia, dejando colores vibrantes sin pasarse incluso con el True Tone activado.
Bien también a nivel de ángulos de visión. Milagros no hay y veremos al inclinar el móvil con respecto a nosotros que aparecen los habituales reflejos verde-azulados de este tipo de pantallas, pero no se degrada ni se pierde detalle.
Rendimiento: detrás de una RAM "modesta" hay un gran procesador
Nuevamente los billones de operaciones por segundo asomaron por el Steve Jobs Theatre para hablar del nuevo procesador que estrenan los iPhone 11 y sin mentar la RAM, como marca la tradición. El Apple A13 Bionic está construido en 7 nanómetros y cuenta con dos núcleos de alta potencia y otros 4 de ahorro de energía, con unas cifras que lo ponen a la altura de sus rivales sobre el papel.
¿Qué vemos en la práctica? Evidentemente todos estos números son inapreciables en el uso, pero no hemos experimentado ningún signo de que el hardware sea insuficiente para ejecutar tareas pesadas como videojuegos o la reproducción multimedia de alta resolución. Así, 4 GB de RAM son en parte responsables de el smartphone muestre la potencia suficiente como para que nada deje de funcionar bien y cargue todo.
Notaremos que la temperatura se incrementa, especialmente en los bordes de aluminio, cuando jugamos o al realizar subidas de numerosos archivos (entre otras cosas, porque hay casos en los que hemos de tener la tarea en primer plano con la pantalla activa, lo explicaremos en la siguiente sección). Pero no llega a molestar o a alarmar, no “quema” y se disipa en unos segundos en cuanto dejamos descansar al iPhone.
A continuación hablaremos en detalle del nuevo sistema operativo de la compañía, pero lo dicho: ni lag, ni parones ni nada que denote que esos componentes no rindan o queden por debajo de las expectativas. Como dijimos en la toma de contacto, los números en RAM y miliamperios/hora van por otro camino en Apple y los de Cupertino han logrado que esa memoria sea suficiente en su nuevo terminal.
La disponibilidad de tests de rendimiento es distinta en la Apple Store, pero os ponemos los valores obtenidos en los benchmarks que pueden encontrarse y que se completan sin errores.
iPhone 11 Pro | Samsung Galaxy Note 10+ | Xiaomi Mi 9T Pro | LG V50 ThinQ | OPPO Reno 10x Zoom | OnePlus 7 | Huawei P30 Pro | OPPO Find X | iPhone XS | |
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Procesador | Apple A13 Bionic | Exynos 9825 | Snapdragon 855 | Snapdragon 855 | Snapdragon 855 | Snapdragon 855 | Kirin 980 | Snapdragon 845 | Apple A12 Bionic |
RAM | 4 GB | 12 | 6 GB | 8 GB | 8 GB | 8 GB | 8 GB | 6 GB | 4 GB |
AnTuTu | 442.828 | 340.698 | 361.727 | 315.066 | 361.293 | 369.741 | 261.115 | 282.324 | 313.341 |
Geekbench 4.0 (single/multi) | 5.475 / 13.629 | 1.582 / 5.564 | 3.496 / 10.855 | 3.507 / 10.948 | 3.153 / 11.143 | 3.526 / 11.323 | 3.251 / 9.670 | 3.308 / 7.915 | 4.803 / 11.178 |
PCMark Work | - | 8.361 | 9.358 | 9.364 | 8.649 | 9.282 | 7.644 | 9.803 | - |
3DMark (Ice Storm Unlimited) | 97.122 | 32.923 | 63.913 | 69.212 | 58.399 | 41.865 | 36.003 | 63.702 | - |
Software: la paulatina renovación de un sistema que mantiene sus fundamentos íntegramente
La velocidad evolutiva de iOS es, de manera aséptica, más lenta que la de Android en cuanto a la incorporación de funciones a rasgos generales, por ejemplo hablando de widgets, las opciones en las notificaciones, los menús contextuales que citábamos antes o la opción de compartir, si bien en todos lados cuecen habas y tanto Google como Apple a veces se duermen con respecto a la industria (para muestra, el modo oscuro).
De este modo, iOS 13 se actualiza a nivel de varias funciones, apps propias y aquello más interno (y menos perceptible para el usuario de a pie) manteniendo las líneas de diseño y gran parte de las interfaces y colores. Como suele ocurrir, el fabricante añade desde el inicio una dosis de apps propias de uso menos genérico como Bolsa o la app del Apple Watch, pero en su mayoría se pueden eliminar.
Algo distinto que vemos es la manera de organizar la pantalla de inicio, como ya introducíamos antes. Al pulsar y mantener sobre un icono no se habilita el modo de eliminación y reorganización, sino que sale el menú contextual correspondiente al Haptic Touch. A las opciones que tenga la app se añade siempre la de “Reorganizar apps”, con lo cual aparece ese tradicional modo en el que podemos moverlas o eliminarlas (también aparece si tiramos de la app estando el menú contextual fuera).
Lo que sí ha cambiado es la interfaz del ajuste de volumen (a Jobs gracias). Hasta iOS 12 copaba la pantalla cubriendo gran parte del contenido y ahora es una barra lateral que no interfiere en la visualización y que una vez ha aparecido se reduce si seguimos modificándolo.
iOS tiene como característica la ausencia de personalización y eso se mantiene. Mantiene lo mínimo para poder personalizar de manera muy básica el centro de control y el de notificaciones, sin posibilidad de tener cajón de apps y con un sistema único de navegación, que en el caso del iPhone 11 Pro se mantiene con respecto a lo previo y siguen sin implementar un "atrás" en el tirador, lo cual haría la navegación mucho más cómoda.
Los ajustes tampoco experimentan cambios en cuanto a orden y secciones. En general son bastante deductivos y en caso contrario (como para la localización o el ajuste de brillo automático, algo más escondidos) el buscador funciona bien.
La pantalla dividida de momento es exclusiva de iPadOS, el sistema operativo de los tablets de Apple. Pero la multitarea se mantiene, apareciendo al deslizar desde abajo y manteniendo un poco. El gesto funciona con normalidad y el carrusel de tarea se mueve con normalidad, sin que haya lag.
Algunas apps más o menos se mantienen con pequeños añadidos, siendo las que más han evolucionado las de Notas y Recordatorios. Los añadidos han sentado bien en ambos casos, en el primero acercándose a otras sencillas y completas como Google Keep y funcionando correctamente.
En Salud encontramos también algunas mejoras, siendo más completa y añadiendo el control del ciclo menstrual. La interfaz se ha renovada, siendo más clara y mostrando más datos en el resumen tanto numéricos como gráficos, aunque podría ser algo más intuitiva. El nuevo control del ciclo recuerda a apps como la de Fitbit, pudiendo registrar datos sobre el ciclo y poder tener un seguimiento más completo, también con notificaciones.
El teclado en apariencia sigue igual, pero la función de deslizar ha llegado por fin. Si estamos acostumbrados a deslizar ya no tendremos que recurrir a teclados de terceros como Swiftkey, y al menos en el teclado en español funciona bastante bien.
De los cambios en la app de cámara y en el editor hablaremos a continuación, ya que ha habido bastantes en parte por la adición del ultra gran angular. La galería también ha tenido algunos cambios, en los que pueden incluirse los del menú compartir, que por fin se ha vitaminado con más opciones pero nos obliga a tener fijo AirDrop en Favoritos (y puede que nunca usemos este servicio).
Y bueno, los Memoji también son software, aunque parte de la culpa de la fidelidad que tienen a nivel gestual. Siguen imitando bien muecas y guiños pero la personalización, ahora con más posibilidades, se basa en la elección de atributos (no es algo automático derivado de la cámara frontal y/o el Face ID). Su creación y uso, eso sí, siguen bastante restringidos, teniendo que ir a Mensajes para crearlos, y en algunos casos la animación no es fluida (el pelo rizado tiene lag).
No tenemos aquí la habitual suite de mantenimiento que proporcionan numerosos fabricantes de Android. Lo que sí vemos desde iOS 12 es el Tiempo de uso, análogo al Bienestar digital de Google. Mantiene interfaz y estructura, proporcionando opciones para que pongamos límites a nuestro uso del móvil pudiéndolo programar para que sea algo diario.
Nos sirve para ver cuánto tiempo dedicamos a qué, pudiendo así variar hábitos si nos interesa. Y una vez se establece la limitación de uso veremos que afecta a todas las apps de tercero y a parte del sistema, aunque se libra la app de teléfono (pudiendo añadir algunas más a las excepciones). Lo que quizás podría mejorarse es que las opciones para ignorar el límite de uso al abrir una app quedaran más arriba y no coincidiesen en espacio con el tirador de navegación.
Las apps de realidad aumentada siguen funcionando bien y aumentando en surtido. El móvil no se calienta demasiado al menos haciendo un uso puntual durante unos minutos.
iOS va siendo más versátil y completo con los años pero sigue estando un paso atrás en algunos aspectos. El segundo plano es muy restrictivo y eso posiblemente tenga que ver con la autonomía, pero hay tareas casi imposibles de hacer si no las tenemos en primer plano y con la pantalla encendida como descargar listas de música con Spotify o subir archivos a Dropbox o Google Drive (aunque quizás dependa de las apps también hasta cierto punto).
La pantalla de bloqueo muestra widgets para las apps de reproducción multimedia, pero para eliminarlos una vez ésta ha terminado hemos de desbloquear el móvil y abrir la multitarea para cerrar ésa en concreto. Tampoco podemos cambiar el tamaño y número de los iconos en la pantalla de inicio ni hacer nada más allá de cambiar los fondos, aunque esto es casi una de las bases inamovibles del sistema de manera histórica y en cierto modo es una condición sine qua non que el usuario ha de acatar si opta por un iPhone.
Algo bastante molesto es que muchos de los ajustes no se leen completamente. No hay un modo horizontal per se más allá de algunas apps o la multitarea, de modo que la longitud de las líneas en los ajustes del sistema ha de restringirse a algo menos del ancho de pantalla, y muchas veces nos encontramos un texto cortado y puntos suspensivos para los que no siempre la explicación que hay a continuación es suficientemente concreta.
No hemos notado retrasos, reinicios ni apenas nada que denote una falta de estabilidad, tanto en iOS 13 como en la 13.1. Lo que sí nos ha ocurrido en varias ocasiones son cierres repentinos de apps varias, sin ver un patrón y ocurriendo unas tres veces durante nuestra experiencia.
Lo que también nos falló un poco es la función de Punto de acceso personal (anteriormente Compartir red), que nos ha dado errores al intentar conectar otro iPhone de manera puntual (sobre todo desde iOS 13.1). Esto al margen de otra restricción de iOS que "mata" la conexión de un iPhone a otro cuando el primero está inactivo, quizás para ahorrar datos pero sin ninguna opción de bloquear esto si nos interesa mantener activa la conexión aún en reposo.
Siri
El asistente de Apple también se llevaba parte de esas mejoras del sistema que anunciaron, aunque puede que no todas estén en marcha para todos los idiomas. Nos ocurrió con la interpretación del contexto en Mensajes, donde nos quedamos esperando que Siri detectase la posibilidad de que necesitásemos un recordatorio.
Su oído sigue estando afinado. Aunque estemos reproduciendo algo con el propio teléfono la llamada “Oye, Siri” funciona perfectamente sin necesitar tener el iPhone cerca de la boca (y con algo de ruido ambiental).
Hay órdenes que funcionan mucho mejor como mostrar las indicaciones para llegar a un sitio con Mapas o que nos muestre algún dato matemático, aunque al final las que sean de apps de terceros dependerán de la misma. Por ejemplo, no podremos reproducir listas con Spotify desde Siri ni tampoco hemos logrado enviar un tweet (con la app oficial).
Los atajos de Siri, ahora una de las apps preinstaladas, se han actualizado ligeramente y aunque mantienen la interfaz crearlos es algo más sencillo, pudiendo dejarlos como si fuesen apps en el escritorio. Aunque más vale que probemos que funcionan antes, ya que en ocasiones no se completa bien la acción.
Biometría
Como hemos comentado, al método tradicional del código numérico Apple añade el Face ID, un sistema de reconocimiento facial avanzado que presentó con el iPhone X y que ocupa gran parte de la banda superior de la pantalla. El fabricante argumentó que por su tecnología es más seguro que Touch ID (con una posiblidad entre un millón de que alguien que no sea el usuario acceda al iPhone frente a una entre 50.000 del Touch ID).
Parte de las funciones de este método de reconocimiento se basan en componentes del procesador, concretamente un motor neuronal que recurre a redes neuronales y machine learning para adaptarse y “aprender” las variaciones gestuales, pero obviamente también depende del software y explicaba Apple a este respecto que con iOS 13 Face ID es un 30% más rápido que con iOS 12.
De momento no hemos podido hacer una comparativa a este respecto, pero per se Face ID en el iPhone 11 Pro sigue siendo muy rápido y eficaz en cualquier condición lumínica, incluso si llevamos gafas de vista o de sol. Ni siquiera precisa que lo tengamos exactamente de frente, pudiendo estar algo inclinado o alejado de la cara aunque exigiendo que miremos (por seguridad).
De hecho, previamente tenía más problemas sobre todo con las de sol, y en este caso nos ha funcionado incluso en situación de baja luz. En completa oscuridad también funciona con la rapidez habitual, y si sostenemos el móvil en la palma de la mano (perpendicular a nuestra mirada) se activará en cuanto miremos, haciéndolo incluso habiendo habilitado el código numérico tras una primera lectura errónea.
La aparición del teclado numérico para el código es algo lenta, sin llegar a ser molesto pero podría ser más rápida sobre todo si somos nosotros quienes lo activamos al no poder desbloquear por Face ID. De hecho, puede llegar a fallar la pulsación, aunque parece más asunto de lag que de fallo en la sensibilidad táctil.
Podemos configurar el sistema para que reconozca aspectos alternativos, si bien sin añadir más datos nos reconoce con diferente peinado y gafas. El Face ID también funciona bien a nivel de la detección de atención, con lo cual podemos configurar que la pantalla del iPhone no se atenúe si estamos mirándola.
También hay algunas opciones para configurar qué permitimos con el terminal bloqueado, incluyendo el centro de control o Siri. En las opciones de pantalla encontraremos la opción de levantar para activar, lo cual facilita bastante el uso dado que Face ID requiere que la pantalla esté activa para funcionar (también se enciende si damos un doble toque).
A falta de un lector de huellas, quizás preferencia de parte de los usuarios, el sistema de Apple sigue siendo competente y funcionando igual o mejor que la media de los de los rivales, con el añadido de que burlarlo es en teoría estadísticamente y técnicamente más complejo. Podríamos ver alguna opción más como la de permitir su funcionamiento sin activar pantalla o añadir el patrón al sistema alternativo de desbloqueo, pero la experiencia sigue siendo satisfactoria con este sistema (y la gran muesca sí acaba estando justificada si valoramos esto más).
Cámaras: una buena inmersión en el ultra gran angular, pero no la que esperábamos
Parece que 2019 será el año en el que ya no haya ningún tope de gama de las grandes marcas con una sola cámara, ahora que el “menor” de los iPhone ya integra dos y que Google confirmó que los nuevos Pixel dirían adiós a la cámara única trasera. Los iPhone 11 Pro vienen con triple cámara trasera, compuesta por:
- Cámara principal : sensor de 12 megapíxeles de 1/2,55 pulgadas y fotorreceptores de 1,4 µm, con lente gran angular de apertura de f/1.8, estabilización óptica y óptica de seis elementos.
- Sensor 12 megapíxeles con lente ultra gran angular (focal de 13 milímetros) con apertura de f/2.4, campo de visión de 120 grados y óptica de cinco elementos.
- Sensor de 12 megapíxeles con un teleobjetivo con apertura de f/2, zoom óptico 2x, zoom digital 10x, estabilización óptica y óptica de seis elementos.
Por su parte, la cámara frontal integra también un sensor de 12 megapíxeles, con una lente con apertura de f/2.2 y pudiendo capturar vídeo en 4K a 60 FPS y 1080p a 120 FPS, con rango dinámico ampliado en los modos de vídeo a 30 FPS y estabilización. Además, el modo retrato incorpora los mismos efectos que la trasera y pueden realizarse selfies con mayor ángulo.
Las novedades de vídeo llegaban también a la cámara trasera, primeramente al poder intercalar tomas con las tres lentes en una misma grabación. En cuanto a calidad, las cámaras traseras graban hasta 4K a 60 FPS y 1080p a 240 FPS con rango dinámico ampliado en los modos de vídeo de hasta 60 FPS, con esa estabilización óptica para el gran angular y el teleobjetivo que veíamos antes.
Lo que no se ve y en lo que teóricamente también se ha trabajado es en el procesado, centrándose en parte en que no haya diferencias a nivel de balance de blancos, exposición y colorimetría debidas a tomar la foto con una lente u otra (ajustando a tiempo real estos parámetros). La inteligencia artificial forma parte desde hace tiempo de las herramientas fotográficas de la marca (de manera automática e interna), y en esta ocasión el aprendizaje automático se combina con el renderizado semántico para afinar la luz, aumentar el rango dinámico y reconocer el rostro de las personas (ojo con esto, poned un marcapáginas para luego) y así al final recuperar más detalle de todos los planos y reproducir el HDR a partir de una escala de contraste mayor.
También se incorpora la tecnología Deep Fusion, orientada también a aumentar el nivel de detalle y rango dinámico, al mismo tiempo que se reduce el ruido. Lo hace capturando ocho imágenes con distinta exposición antes de que nosotros presionemos el obturador (cuatro de corta exposición y otras tantas con una exposición más prolongada) y las fusiona con la nuestra (de larga exposición), y ya encargándose del procesado el motor neuronal del A13 Bionic.
Así, puede que esta adición sea el inicio de una nueva era en los iPhone a nivel fotográfico, si bien por el momento no se trata de batir récords y por ejemplo el zoom óptico aún queda en dos aumentos y no llega a los cinco del Huawei 30 Pro. A continuación, tras hablar de la app (que también se renueva), hablaremos del resultado de este ultra gran angular así como del resto de características, entre ellas un también añadido modo noche.
App de cámara
Pocas veces la app de cámara de iOS recopila tanto cambio en una sola versión. El mayor cambio de manera histórica casi puede situarse en el paso de iOS 6 a iOS 7, cuando la marca dijo adiós al skeumorfismo y hola al minimalismo, con añadidos para aprovechar el potencial de las lentes como el 2x para el tele o el modo retrato en su momento.
La app mantiene la paleta de colores y el estilo que hemos visto desde ese momento, pero algo más vitaminada que de costumbre. Aunque muchos de los cambios también los recibe el editor de fotos integrado en la galería del sistema, de lo cual también hablaremos.
Apple ha integrado el salto de una lente a otra como hemos visto en EMUI y el resto de capas cuyos móviles introdujeron ya la triple cámara: con un botón para saltar de 0,5x a 2x pasando por 1x que se transforma en rueda si nos conviene buscar otro nivel de aumentos (hasta el 10x digital).
Esto aparece sobre la barra habitual de modos de cámara, pero aquí hay otro cambio: si hacemos swipe hacia arriba en esta misma tira de modos cambiará apareciendo controles que antes se colocaban únicamente en el lado opuesto, de modo que podemos cambiar el formato o el temporizador además de lo que aparece también en el lado superior (es decir, el ajuste de flash, el de las fotos Live y el HDR y modo noche si están activos aparecen duplicados y podemos usarlos con ambos pulgares). Según qué modo tengamos abierto, veremos que la barra ofrece siempre una configuración alternativa con un swipe (salvo para time lapse y panorámica).
Eso sí, hablando de HDR hay cosas que no cambian. Desde el año pasado en iOS se habla de “HDR inteligente” y el control automático salvo que vayamos a ajustes y lo desactivemos, y lo que no echábamos de menos es que los ajustes de cámara no estén en la propia app.
Así, la resolución de vídeo, el HDR, la parrilla y algunas otras cosas tienen su lugar en el menú de ajustes del sistema. Es interesante pasearnos por ahí antes para ver una nueva opción también derivada de la adición del gran angular: la captura del área fuera del marco de la foto/vídeo para mejorar la composición, lo cual significa que si lo tenemos activado podremos ampliar el angular si hemos hecho la toma con el estándar únicamente, aunque si lo dejamos en automático no siempre el sistema decide tomarla (lo sabremos porque sale indicado en galería y al editar nos da la posibilidad en el apartado de enderezar).
El modo noche en Apple se entiende de otro modo distinto a lo que hemos estado viendo en otras marcas, acercándose algo más a ese primigenio modo brillo que vimos en el LG G6 y siendo mayormente automático. No forma parte de los modos preestablecidos como el retrato, sino que aparecerá cuando las condiciones lo requieran según el sistema con un icono en la parte superior.
Al pulsarlo nos dará siempre por defecto la opción automática, que variará en tiempo de exposición según las condiciones. Podremos desactivarlo o bien ajustar el tiempo de exposición manualmente de uno a cuatro segundos según la situación, apareciendo los controles sobre la barra por encima del obturador (como la activación manual del HDR).
Mención especial para el editor. Apple ha renovado y complementado la herramienta de edición, que ya añadió muchas opciones en pasadas versiones, con una nueva disposición de los comandos que no tapa la fotografía (al estilo de la app VSCO). Hay menos comandos, pero son algo más intuitivos y resulta más sencillo dar con lo que queremos modificar sin precisar saber cómo se llama exactamente el ajuste con antelación o tener alguna idea de éste u otros editores.
iOS 12 |
iOS 13 |
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Secciones principales |
Ajustes, filtros, enderezar (marcación y abrir con app de terceros) |
Ajustes, filtros, enderezar (marcación y abrir con app de terceros) |
Sección ajustes |
Luz: luminosidad, exposición, zonas claras, sombras, brillo, contraste, punto negro |
Automático, exposición, luminosidad, zonas claras, sombras, contraste, brillo, punto negro, saturación, vivacidad, temperatura, tinte, nitidez, definición, reducción de ruido, degradado |
Sección enderezar |
Rotación 90º, enderezar automático y manual, ratios |
Rotación 90º, enderezar automático y manual, ratios, perspectiva (horizontal y vertical), simetría, área fuera de lo capturado |
Sección marcación |
Tres puntas, goma de borrar, seleccionador, color, texto, firma, lupa, formas |
Tres puntas, goma de borrar, seleccionador, regla, color, texto, firma, lupa, formas |
La app funciona bien y sin tener problemas de estabilidad, yendo en ocasiones algo lento el editor (según lo que tenga que abrir). La sensibilidad táctil de todas las opciones es correcta y mantiene lo intuitiva que era antes, pero cada vez es más incómodo lo de no integrar los ajustes de la cámara. Tampoco sigue siendo fácil aprovechar el RAW ni hay modo manual, con lo cual veremos que aún hay veces que conviene tirar de apps de terceros.
Cámaras traseras
Por mucho que la app de edición mejore, una de las máximas de Apple es que hagamos clic y tengamos una buena foto. ¿Tenemos eso en el iPhone 11 Pro? En la mayoría de ocasiones sí, sobre todo destacando el realismo de los colores y una evolución en el tratamiento de iluminaciones y sombras, así como del rango dinámico.
Veremos que no en todas las condiciones (y lentes) se luce, pero antes de entrar en los entornos más complicados cabe resaltar que este año sí que el HDR es una buena opción en general, dado que normalmente da un buen resultado y por eso vale la pena tenerlo en automático.
No siempre notaremos que se aplica (si lo tenemos ajustado manualmente), pero eso dice mucho del disparo en automático y sin rango dinámico ampliado. Si la escena no es complicada la defiende bien, con una correcta interpretación de luces y sombras.
Donde más se nota la evolución del HDR con respecto al año pasado es en los contraluces. Cierto es que en estas situaciones aplica cierta subexposición y que a posteriori le puede venir bien quitar algo de sombras (probablemente debido a que recupera mucha información de las sombras tanto para el plano general como para los más cercanos), pero en todo caso sólo por cómo de bien salva el cielo compensa el resultado.
La nitidez es probablemente lo que más tenga que mejorar, sobre todo en estas condiciones más complicadas y exigentes. Ahora hablaremos del ultra gran angular, pero ya en la lente gran angular y el teleobjetivo veremos que si fotografíamos con luz media/baja o contraluces (atardeceres) aparecerá ruido pronto y en algunas ocasiones algo de neblina (sobre todo en el tele).
En interiores saca buenas instantáneas en condiciones donde ya solemos ver una pérdida de nitidez acentuada o más ruido. Sigue interpretando bien iluminaciones y sombras (así como la realidad en los colores) también en esta situación, con un desenfoque natural equilibrado.
Por la noche (en automático) defiende bien el resultado en situaciones bien iluminadas, sobresaturando un poco los tonos rojos. El modo noche supone una dosis extra de exposición sin tirar precisamente de ISO, y normalmente no deja un resultado tan irreal como en algunos casos hablando del ajuste automático.
Con escenas con muy poca luz obtendremos instantáneas más iluminadas y contrastadas, también con más detalle. Donde compensa mucho este modo es en interiores con luz muy baja sacando mucho más detalle, pero si están bien iluminados será mejor el disparo automático (mismo detalle y menos ruido que con el modo noche).
Donde se luce especialmente la cámara es en las macro, como suele ocurrir en las cámaras de móvil. La distancia mínima de enfoque permite realizar disparos resultones y nítidos, con un bokeh natural equilibrado. Aunque eso sí: el enfoque automático es bastante rebelde y los mejores resultados si queremos apurar esta distancia mínima de enfoque los tendremos con apps de terceros como Camera+ (aunque perderemos el alto rango dinámico).
El zoom nos provoca bastante déjà vu para bien. Recurrir a él suele equivaler a si nos acercásemos nosotros a fotografiar algo con una lente estándar, apreciando pérdidas de nitidez únicamente en condiciones de baja luz o de noche.
La muestra es cuando más que como teleobjetivo lo usamos como lupa. Las fotos son muy nítidas y en alguna que otra hemos tirado de metadatos para asegurarnos de que era una fotografía hecha con el tele y no con la lente gran angular.
El ultra gran angular es un buen añadido y tiene un resultado aceptable (con una exposición equilibrada en general) para ser la primera inmersión del fabricante en este área), pero no es milagroso. A falta de ponerlo de tú a tú con los rivales que quizás ya llevan dos o más generaciones optando por ello, parece que la fidelidad de los colores sea una de las más altas, y no hay tanta diferencia a nivel de exposición (de día y con buenas condiciones, recalcamos).
Suele resolver bastante bien la distorsión de la lente en los bordes, aunque el ruido se hace menos de rogar que con la lente principal y el telefoto en un mismo escenario y condiciones. En este caso siempre compensará tener el HDR activado, ya que en caso contrario los cielos saldrán quemados si hay un mínimo contraluz.
En situaciones difíciles el ultra gran angular se da cierto batacazo: más ruido y mucho menos detalle que con el gran angular, especialmente en escenas de tarde y noche. Claramente es donde más trabajo pendiente tienen los de Cupertino con las cámaras del iPhone 11 Pro.
El modo retrato nos ha resultado algo irregular. Antes os decíamos que recordaseis eso de que "el aprendizaje automático y el renderizado semántico se combinaban para reconocer personas y así dar mejores resultados", y lo que hemos notado es que los retratos salen mejor (o sin menos complicación) en personas que en otros elementos.
Curiosamente, una de las novedades en el iPhone 11 es que, a diferencia del XR, su modo retrato también incluiría a lo que no fuesen personas, pero es posible que esto influya en el resultado saliendo perdiendo los ítems inanimados (o los no humanos). Al menos con las pruebas que hemos hecho.
En general el disparo es rápido y se aplica un buen desenfoque, no tan plano sobre todo si dejamos la apertura f/4.5 que se aplica por defecto. El recorte es aceptable salvo en los huecos (el típico del brazo con el cuerpo u otros más complejos como los radios de una rueda de bici) y el pelo, el principal enemigo de este modo.
El detalle en el primer plano se mantiene y, hablando de personas, tenemos disparos muy válidos incluso en situaciones de movimiento (sí, incluyendo niños). Las situaciones más irregulares en cuanto a luz las hemos tenido de noche, donde el retrato es efectivo pero de menor calidad, y con objetos en condiciones que per se no deberían ser complicadas.
El recorte en ocasiones es muy drástico, quizás más que en anteriores versiones. Sobre todo si tiramos de los efectos de iluminación, con más dificultad hablando de los modos de escenario en los que el fondo se sustituye por completo.
Cámara frontal
El resultado con la cámara subjetiva recuerda ligeramente a lo que vimos en el XS, aunque se han corregido algunos aspectos. El balance a magenta se ha equilibrado y obtenemos resultados con un mejor equilibrio del color, con una conservación del detalle que en casos más complicados supera a los de la competencia.
Algo que se mantiene salvo por la noche, donde vemos fotografías que no se diferencian a priori de otras con las habituales pérdida de nitidez e invasión del ruido. Esto se acentúa en el modo retrato, que en mejores condiciones saca instantáneas con mucho más ruido y menos detalle que el disparo automático.
El modo retrato también añade ese nuevo efecto de iluminación, aunque como ocurre con las traseras algunos de ellos (los de escenario) siguen implicando que el usuario busque condiciones más favorables para que no salga un retrato demasiado artificial y con un recorte brusco. Es decir, si queremos un buen resultado para los modos de escenario, escenario mono y luz en clave alta modo tendremos que emular de la mejor manera posible un foco frontal (y huir de fondos heterogéneos).
No hay modo belleza, pero hay que matizar que en los efectos de retrato veremos que hay cierto efecto perla en la piel. De hecho, mientras acertamos a encuadrar con el modo de escenario mono podemos ver cómo nuestra piel alterna entre la realidad y la porcelana según encuadremos bien o nos salgamos del círculo.
Añadir que una de las mejoras con respecto al iPhone XS, además de un mejor balance de blancos y mayor realismo en general, es que el modo retrato funciona también de perfil. Además, en el modo automático nos aparece la posibilidad de aumentar el angular (lo cual se agradece para fotografías con más personas).
Vídeo
En general obtenemos buenas tomas a nivel de colorimetría y exposición. Hay buena compensación al cambiar de condiciones de luz, incluso si es un salto difícil de defender como pasar de luz favorable a contraluz.
Se mantiene el amplio rango dinámico independientemente de la resolución y la lente. En este sentido muy bien, si bien el ajuste del tono a veces es demasiado magenta o verde (es algo muy ligero que ocurre sobre todo en atardeceres según cómo estemos con respecto a la luz).
Lo que predomina, lo que impone, con lo que vuelven a golpear en la mesa: la estabilización. La suavidad que vemos en las tomas de este iPhone sigue siendo mayor que la de sus rivales, con la excepción de los pequeños saltos que notamos en algunas tomas a 1080p y 60 frames por segundo.
El cambio de lentes es posible en una misma toma y se produce con rapidez (y un ligero fundido). No es un salto brusco o no tanto como en otros casos, ni hay desestabilización o temblores al producirse el mismo. Eso sí, si optamos por grabar a 60 frames por segundo no podremos pasar a ultra gran angular.
De noche es cuando menos se diferencia de la competencia, con tomas mucho menos definidas y con alguna acuarela en todas las resoluciones. Tendremos que ir con cuidado con el ultra gran angular y las cámaras lentas, que siempre van a dar tomas más oscuras y aquí no hay ninguna excepción.
La cámara lenta también da buenos resultados, incluso en interiores. Y como ya comentamos en las primeras impresiones, tenerla en la frontal a 1080p es bastante divertido (aunque de noche queda prácticamente invalidada).
Hablando de la cámara frontal, las tomas mantienen el detalle y la colorimetría que hemos visto en fotografía. Además, sin haber estabilización óptica la electrónica tiene un desempeño muy correcto.
Autonomía: batería y cargador por fin cumple como deberían en un smartphone actual
Quizás los miliamperios no se traduzcan de igual modo en Android que en iOS, pero es una característica influyente en la autonomía total igualmente y suele cumplirse que cuanto más, mejor. Una de las evoluciones de los iPhone 11 es el aumento de capacidad de las baterías, siendo la de el Pro estándar de 3.179 miliamperios/hora según nos destripaban los de iFixit (porque junto a la RAM es una información que Apple no da oficialmente), con respecto a los 2.658 del iPhone XS.
Aunque otra mejora fue la que celebramos muchos tras años de inexplicable estancamiento en un cargador tan pequeño como lento: por fin se incluye un cargador mayor, de 18 vatios, en los iPhone Pro. Porque sí, el iPhone 11 sigue con el cargador de 5 vatios y 1 amperio que Apple incluye en el pack desde el iPhone 4 (2010), aunque desde los iPhone 8 todos soporten la carga rápida de 18 vatios.
Con estos cambios, ¿cómo queda la autonomía media en el iPhone 11 Pro? Probablemente sea la inferior de los nuevos teléfonos de Apple, pero no por eso es mala ni mucho menos. A grandes rasgos se cumple que una carga da para más de 24 horas de autonomía, incluso en días de uso intensivo alternando ratos de cámara, conectividad de datos y horas de reproducción multimedia.
En este caso no encontramos soluciones más allá del modo de ahorro de batería para conservar autonomía, aunque iOS 13 incorpora un aviso al abrir una app por primera vez para la activación de la localización (dando la opción de activarla cuando se use la app sin excepción), y si lo ajustamos en cada caso como convenga para evitar que esté siempre activa si lo está la app lograremos ahorrar un pico.
Lo que no hemos notado que influya de manera determinante en la autonomía es el tema oscuro. Con un uso relativamente intenso, la autonomía no tenía mucho cambio entre el tema claro, el oscuro o la alternancia de ambos con el ajuste automático según la hora del día.
Más se nota el tiempo de carga con el nuevo cargado. De las 3 horas y 20 minutos con el cargador de 5 vatios en el iPhone XS y sus 2.658 mAh pasamos a 1 hora y 42 minutos para llegar de 0 a 100% con los más de 3.000 mAh del iPhone 11 Pro. No bate récord de carga rápida ni se acerca, pero el salto es considerable y es un paso que a nivel de experiencia de usuario debieron dar mucho antes.
Audio
El estéreo llegó hace años a los iPhones y por el momento no se ha ido, como sí se fue el jack de 3,5 milímetros (y parece ser que para no volver). Hay un altavoz principal en la base, a un lado del puerto Lightning, y otro en la parte superior de la pantalla junto al Face ID, y en la caja se entregan unos auriculares con cable que disponen de conexión Lightning.
Hablando de sonido que sale por los altavoces, la experiencia es buena sin tener sorpresas (para bien y para no también). Eso sí, el sonido es algo plano, con un rango dinámico menor del esperado, aunque muy nítido.
Los ajustes del sistema no proporcionan herramientas para intentar adaptarlo o ajustarlo, de modo que ni siquiera tenemos ecualizador o alguna opción para que el usuario module levemente esto.
En general tenemos un sonido adecuado pero al que le falta matiz, si bien de volumen no anda nada mal dando hasta 114 decibelios en la salida del altavoz principal cuando lo ajustamos al máximo, lo cual se traduce en unos 80 ambientales (y en que una estancia media puede estar ambientada con ello). Eso sí, mejor quedarnos en torno al 75% del volumen para que no haya pérdida de nitidez por el volumen.
La cosa cambia bastante con auriculares. Ya con los EarPods de serie se nota algo más de rango dinámico que con los altavoces, sonando bastante más esos graves que no son demasiado potentes, y la experiencia mejora mucho si disponemos de auriculares circumaurales como los Corsair HS50 Stereo con los que hemos probado además de los de Apple.
En general aquí tiene bastante que mejorar. Quizás el audio no está entre las preferencias de los fabricantes y no siempre nos contenta sobre todo a nivel de altavoces, pero la audición con otros topes de gama de este año como el Galaxy Note 10+ resultaba algo más satisfactoria, si bien de manera tradicional Apple ha cumplido en este sentido y aquí quizás partíamos de una exigencia algo más alta.
iPhone 11 Pro, la opinión de Xataka
Como los súper héroes, en el caso de los súper móviles un gran poder conlleva una gran responsabilidad, y prometer ser el mejor en fotografía o dar la fórmula hardware-software más convincente implica subir mucho las expectativas. Los fabricantes lo saben y por eso las grandes presentaciones, por eso las misteriosas invitaciones y por eso las contadas pistas (e incluso quizás algunas filtraciones), y Apple forma parte de esos tótems tecnológicos que nos prometen un candidato a mejor móvil del año, incluso de varias generaciones.
El iPhone 11 Pro lo es, por compactación, cámaras y potencia, pero no llega sin asignaturas pendientes. Es un candidato firme, pero no un ganador claro.
Ser un móvil con iOS y una pantalla de 5,8 pulgadas garantiza ya nacer con el favor ganado de quien prefiere esta plataforma y sobre todo un móvil compacto de alta gama. Ahora además con una triple cámara muy esperada y mejor batería, y sin dejar de lado estar a la altura en cuanto a calidad de pantalla sin emplear esfuerzos en batir récords en resolución o tasa de refresco.
Aunque iOS, para quien busque más personalización y opciones, sigue siendo muy limitado en este aspecto (ya sea por fidelidad a ciertos principios o por el motivo que sea). Esto se suma a un frontal que tampoco encaja en esos porcentajes pantalla/frontal de vértigo y a un ultra gran angular que pese a presentar resultados más que interesantes con buena luz no bate a priori de manera clara al resto.
No sabemos si el cambio a nivel de diseño penalizará en cuanto a los usuarios que no lo vean atractivo o bien prioricen esto a tener tres cámaras traseras, pero al menos finalmente no está mal resuelto. Sobre todo por el lado del cristal en mate, menos resbaladizo y mucho, mucho más limpio.
Es, sin duda, un golpe en la mesa (que no fue en su momento el iPhone XS). Viene con deberes hecho pero también con tareas para el año que viene, pero sobre todo deja un listón bastante alto a la competencia sobre todo en lo que se refiere a buques insignia compactos. Veremos si los que están por venir añaden algún rival a batir en estas dimensiones.
9.3
A favor
- El cambio a trasera mate mejora mucho la experiencia de uso a nivel de que no se ensucia y resbala mucho menos.
- La autonomía ha mejorado bastante con respecto al XS, sin haber cambiado mucho el volumen total.
- El ultra gran angular rinde bien de día y la adaptación de las apps a esta lente es sobresaliente. La estabilización en vídeo, soberbia. En conjunto han logrado dar un paso adelante en fotografía esperado en esta marca.
En contra
- iOS 13 funciona bien, pero a nivel de personalización queda muy atrás con respecto a otros sistemas.
- El audio por altavoces tiene bastante margen de mejora, al menos para batirse con los que mejor rinden en este aspecto.
- El ultra gran angular deja que desear cuando disminuye la luz y en contraluces (tarde y noche).
Apple iPhone 11 Pro (64 GB) - Gris espacial
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La noticia iPhone 11 Pro, análisis: la espera por la triple cámara en el iPhone ha merecido la pena fue publicada originalmente en Xataka por Anna Martí .
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