El próximo año académico comenzará gobernado por la incertidumbre, como casi cualquier aspecto de nuestras vidas desde que el coronavirus dinamitó la "antigua normalidad".
Los centros universitarios se preparan para iniciar en septiembre uno de los cursos más atípicos de su historia adecuando aulas a la distancia de seguridad y los protocolos sanitarios, aumentando su dotación tecnológica y formando al profesorado en competencias digitales adaptadas a la educación. Mientras, la sombra de un nuevo confinamiento se cierne sobre nosotros como la espada de Damocles.
Varios escenarios posibles
En principio, el año académico 2020-2021 empezará en las aulas. Pero, ante esa incertidumbre, las universidades españolas, por recomendación del Ministerio de Universidades, se preparan para dos posibles escenarios: el de un curso que se desarrolle por completo bajo los parámetros de la nueva normalidad y el de la vuelta al confinamiento en algunos tramos.
Para el primero, todas ellas están configurando una educación híbrida en la que se combinen elementos presenciales y remotos, puesto que la distancia mínima de seguridad obligará a reducir el número de alumnos por clases y a que parte de los estudiantes sigan algunas lecciones desde una pantalla. Para el segundo, han reforzado sus plataformas digitales y han formado al profesorado en competencias educativas en línea.
“Para el próximo curso la docencia será semipresencial, con distintos modelos según la titulación y desdoblamientos de los grupos de teoría en varios grupos de prácticas. Esperamos que las prácticas puedan ser todas presenciales, y la teoría se impartirá por videoconferencia o dividendo a los grupos en dos mitades, una con presencia en el aula y la otra en remoto”, explica Joaquín Aldás, vicerrector de Estrategia, Calidad y Tecnologías de la Información de la Universidad de Valencia.
Este modelo semipresencial o híbrido será el que, de forma general, se siga en todas las universidades de España mientras imperen las reglas de la nueva normalidad. Para ello, los centros se están adecuando de diferentes maneras. La Universidad de Barcelona informa de que ha destinado medio millón de euros a sus facultades para la adaptación tecnológica de las aulas, la Universidad de Sevilla lleva varias semanas haciendo pruebas con cámaras robotizadas en las clases y la Universidad de Valencia está ofreciendo portátiles y tarjetas SIM con datos a los alumnos que carecían de material para seguir las lecciones en remoto, según han señalado sus portavoces a Xataka.
“Hemos hecho pruebas con cámaras robotizadas, hemos ampliado la capacidad de nuestra plataforma Enseñanza Virtual, hemos dado formación en educación en línea al profesorado y hemos creado estándares con recomendaciones sobre la mejor forma de mantener la docencia en remoto. Pero la presencialidad es nuestra marca, no somos una universidad a distancia, por lo que, en la medida en que podamos ser presenciales, queremos serlo lo más posible”, señala Maribel Hartillo, directora general de digitalización de la Universidad de Sevilla.
Por otra parte, en el caso de que tengamos que volver al confinamiento, las universidades explican que están mejor preparadas que en marzo para impartir temporalmente las clases en remoto gracias al refuerzo tecnológico que están llevando a cabo para prepararse de cara a cualquiera de los dos escenarios.
No todo es tecnología
La adecuación para uno u otro escenario, por tanto, está aumentando la digitalización de las universidades españolas. Estas herramientas se usarán de forma complementaria en la docencia híbrida y como canal principal en caso de que haya un nuevo confinamiento. No obstante, la tecnología no lo es todo en la formación a distancia.
Algo similar ha sucedido en la mayoría de las universidades de España, que cuentan desde hace tiempo con plataformas digitales con gran cantidad de funciones pero apenas eran utilizadas por algunos docentes para subir apuntes y calificaciones.
“La formación de los profesores constituye una pieza esencia en la nueva estrategia. En nuestra universidad, durante las tres primeras semanas de junio, un total de 847 profesores y profesionales de apoyo a la docencia participaron en un curso de formación orientado a nuevas formas de educar”, afirma Pablo Sánchez-Ostiz, vicerrector de Ordenación Académica de la Universidad de Navarra.
Para Sánchez-Ostiz no se trata sólo de que los docentes aprendan a usar herramientas tecnológicas, sino de adaptar toda la metodología educativa al nuevo entorno híbrido que, parece, ha llegado a la enseñanza para quedarse: “Esta crisis nos ha enseñado que la solución no es tecnológica. La tecnología es sólo un apoyo, pero la clave para afrontar una situación así está en las nuevas didácticas: en una docencia personalizada y de calidad, atenta a la situación del estudiante y con metodologías activas”.
Y es que desde el sector educativo se teme que focalizar demasiado la atención en la tecnología y en los resultados suponga una involución para la metodología educativa, con la vuelta a modelos que parecían desfasados como la clase magistral en la que el profesor dicta y los alumnos toman apuntes a toda velocidad. Sólo que, en lugar de en las aulas, a través de un vídeo.
“La digitalización que se ha llevado a cabo en el final del curso ha supuesto un gran esfuerzo a los docentes, pero también ha provocado pequeñas chapuzas, porque en algunos casos lo virtual nos ha llevado a reproducir modelos educativos del siglo XIX. Soy consciente de que se ha hecho lo que se ha podido, pero me da miedo que se convierta en una excusa que permita a los reaccionarios de la educación volver a unos modelos educativos del pasado”, subraya Juanjo Vergara, pedagogo y presidente del LABoratorio de INnovación Educativa (LABINE).
En este sentido, varias de las universidades consultadas por Xataka explican que han creado recomendaciones para las clases en remoto para sus profesores, pero que, en último término, es el educador el que elige cómo dar su clase de acuerdo con su libertad de cátedra. No obstante, los responsables de las asignaturas tendrán que indicar en el programa docente la forma en la que piensan impartir y evaluar la materia tanto de forma híbrida como en remoto. Así, señalan, los alumnos podrán elegir si el método les convence antes de matricularse.
“Lo que yo critico no es tanto lo que están haciendo los profesores como lo que hacen las administraciones, que se han asustado y han apostado por simplificarlo todo, que el docente ponga la nota y los alumnos puedan hacer los exámenes, yéndose a lo más básico de la educación tradicional”, puntualiza Vergara.
Las evaluaciones
Uno de los aspectos que más dolores de cabeza dio a las universidades españolas durante el curso pasado fue el de las evaluaciones a distancia. La mayoría no estaban preparadas para examinar a la totalidad de sus alumnos en remoto y tuvieron que adaptarse a marchas forzadas, improvisar soluciones o posponer los exámenes hasta que se pudiesen volver a hacer de forma presencial.
Para el próximo año académico las universidades se plantean diferentes formas de evaluar a distancia, desde exámenes en remoto a través de sus plataformas digitales hasta potenciar la evaluación continua. Y en los casos en los que no se puedan acoger a métodos digitales, los centros educativos tratarán de reubicar las pruebas cuando se pueda volver a las aulas.
En el curso que acaba de finalizar, las universidades de Navarra y Sevilla señalan que han podido realizar un gran número de evaluaciones en línea a través de sus plataformas digitales de forma satisfactoria, por lo que repetirían este método de darse un nuevo confinamiento. La primera asegura a Xataka que ha hecho casi 69.000 exámenes no presenciales, mientras que el centro hispalense afirma que el 97% de las asignaturas de sus títulos han sido evaluadas de forma online. Los sevillanos también explican que, en los casos en los que no ha sido posible, se ha esperado a la entrada en vigor de la nueva normalidad para hacer pruebas presenciales.
Otro centro que ha llevado a cabo un número importante de exámenes en línea ha sido la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), que, pese a impartir buena parte de sus títulos en remoto, sí solía evaluar de forma presencial. Sin embargo, con la llegada de la pandemia ha examinado a más de 200.000 alumnos a través de AvEx, una plataforma que ha desarrollado exclusivamente para evaluar de forma no presencial y que seguirá usando en el curso 2020-2021.
Esta herramienta, según han explicado desde la UNED, tiene un sistema de control que evita distintos comportamientos fraudulentos como la suplantación de la identidad para que otra persona realice el examen, el uso de materiales no autorizados o la ejecución de ejercicios en grupo mediante una serie de fotografías que se hacen de manera aleatoria y se envían al profesor junto con el ejercicio ya resuelto.
Por otra parte, centros como la Universidad Carlos III de Madrid han apostado por potenciar la evaluación continúa y el trabajo en grupos reducidos, sea cual sea el escenario, como método para examinar a sus alumnos durante el próximo curso académico.
La defensa de lo presencial
A pesar de todos los procesos que están llevando a cabo las universidades españolas para aumentar sus recursos educativos en línea, todos los centros consultados por Xataka destacan que la presencialidad es un atributo fundamental para su modelo educativo y van a tratar de volver a ella en la medida en que les sea posible.
“Para un centro presencial como la Universitat de Barcelona cuesta encontrar ventajas a una fórmula que no es la natural para nosotros. Pero, dado que esta será nuestra ‘nueva normalidad’, vamos a tratar de sacar de ello la parte más positiva y aprovecharla para el futuro”, afirma Amelia Díaz, vicerrectora de Ordenación Académica y Calidad de la universidad catalana.
La Universidad de Navarra, por su parte, señala que ha reducido el aforo de las aulas a la mitad y ha añadido nuevos espacios de trabajo en todos los edificios para seguir apostando por la presencialidad de acuerdo con los protocolos sanitarios. Las universidades Carlos III de Madrid, de Sevilla y de Valencia también han defendido la “máxima presencialidad” posible en la medida en que sea seguro para profesores y alumnos.
“Para nosotros la presencialidad es fundamental en la docencia, porque el contacto con el estudiante facilita el aprendizaje y aumenta la motivación de alumnos y profesores. Sí es cierto que una vez acabe esta crisis será importante evaluar los aspectos de la formación online que pueden ser útiles como complementos a la presencialidad. En nuestro caso, las tutorías por videoconferencia han sido muy bien acogidas”, señala el vicerrector de Estrategia, Calidad y Tecnologías de la Información de la Universidad de Valencia.
Este posicionamiento no es exclusivo de los centros educativos. Desde el Ministerio de Universidades, a través del documento Recomendaciones a la comunidad universitaria para adaptar el curso 2020-2021 a una presencialidad adaptada, también se hace hincapié en la “deseable preponderancia” de la educación presencial como la forma más adecuada de formación superior a pesar de que se potencien las herramientas en remoto.
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La noticia Las universidades no estaban preparadas para tanto online y ahora la gran duda es si lo estarán en el curso 2020-2021 fue publicada originalmente en Xataka por Pablo Rodríguez .
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