Realme llegó fuerte para cambiar el panorama de la oferta de la gama media y bien que lo ha conseguido, tanto que al empezar el año ya los tenemos como a unos firmes candidatos a lograr estar al menos en el podium de mejor móvil calidad-precio. En el análisis del Realme 8 Pro probamos a fondo uno de los aspirantes, siendo una evolución más bien discreta del Realme 7 Pro.
La marca ha apostado por ser conservadora por dentro (no en todo) e innovadora por fuera, con ese diseño algo peculiar del módulo de cámaras que ya vimos en un anticipo y que se complementa con una cascada de purpurina en toda la trasera. El objetivo: volver a ser un móvil para todos los públicos y, sobre todo, para todos los bolsillos. Veamos cómo ha ido con él.
Ficha técnica del Realme 8 Pro
Realme 8 Pro |
|
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Dimensiones y peso |
160,6 x x73,9 x 8,1 mm |
Pantalla |
6,4 pulgadas 60 Hz |
Procesador |
Qualcomm Snapdragon 720 |
RAM |
6/8 GB LPDDR4X |
Almacenamiento |
128 GB UFS 2.1 (+ microSD) |
Cámaras traseras |
108 MP, f/1.88, PDAF |
Cámara frontal |
16 MP, f/2.45 |
Batería |
4.500 mAh |
Sistema operativo |
Android 11 + Realme UI 2.0 |
Conectividad |
WiFi 2,4/5 GHz, Bluetooth 5.0, NFC |
Otros |
Hi-Res Audio, lector de huellas en pantalla |
Precio |
6 GB +128 GB: 279 euros (descuento de lanzamiento 259 euros) |
realme 8 Pro Smartphone Libre, Cámara cuádruple Ultra de 108 MP, Pantalla completa AMOLED superior de 6,4", Carga SuperDart de 50 W, Batería de 4500 mAh, Dual Sim, NFC, 6+128GB, Punk Black
Diseño: pasar desapercibido sería el último objetivo
Hay dos aspectos que sorprenden al abrir la caja del Realme 8 Pro y observarlo por primera vez: uno se ve, el otro se percibe.
A nivel estético no vamos a encontrar nada fuera de las tendencias actuales, y precisamente el primero de esos dos aspectos llamativos es el módulo de cámaras. Son cuatro círculos de igual diámetro que colocan en un cuadrilátero las cámaras traseras y que nos recuerda a los ojos de un arácnido: apilados, grandes y simétricos.
Lo que nos llama mucho la atención es que es ligerísimo
La otra característica que nos llama la atención es que es ligerísimo, hablando de las dimensiones que tiene y de la tendencia actual. Hacía tiempo que no teníamos esta sensación de descanso al sostener un móvil con pantalla de 6,4 pulgadas de diagonal y una batería que no es de las de mayor capacidad, pero tampoco es de las reducidas (4.500 mAh).
Son 176 gramos en un mundo lleno de pesos cercanos o por encima de los 200 gramos, de ahí que nos parezca cómodo y agradable al sostenerlo. No es muy grueso y los bordes se adelgazan un poco, así que el agarre también es correcto.
Altura (milímetros) | Anchura (milímetros) | Grosor (milímetros) | Peso (gramos) | Pantalla (pulgadas) | Batería | Superficie (cm2) | Volumen (cc) | |
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
Realme 8 Pro | 160,6 | 77,3 | 8,1 | 176 | 6,4 | 4.500 | 124,14 | 100,36 |
Xiaomi Redmi Note 10 Pro | 164 | 75,6 | 8,1 | 193 | 6,67 | 5.020 | 125,46 | 101,62 |
Vivo X51 5G | 158,46 | 72,8 | 8,04 | 181,5 | 6,65 | 4.315 | 115,43 | 92,81 |
OnePlus 8T | 160,7 | 74,1 | 8,4 | 188 | 6,55 | 4.500 | 119,08 | 100,03 |
Samsung Galaxy S21 | 151,7 | 71,2 | 7,9 | 169 | 6,2 | 4.000 | 109,01 | 85,32 |
LG Velvet | 167,08 | 74 | 7,85 | 180 | 6,8 | 4.300 | 123,58 | 97,0103 |
Motorola Edge | 161,4 | 71,1 | 9,29 | 188 | 6,7 | 4.500 | 114,75 | 106,60 |
Huawei P40 Pro | 158,2 | 72,6 | 8,95 | 209 | 6,58 | 4.200 | 114,85 | 102,79 |
De ahí que en mano nos pueda recordar más al Samsung Galaxy S21 que al OnePlus 8T, pese a tener un volumen casi idéntico a éste último. De hecho, su ligereza y compactación forman parte de los rasgos a destacar de este smartphone, ya que como después veremos supone una actualización comedida con respecto al 7 Pro.
La trasera, al menos en el tono azul, es muy llamativa, y muy brill-brilli. El degradado afecta tanto a carcasa como a marco de metal, de modo que vemos un cambio de tono desde un azul claro, casi plateado, a un tono más intenso hacia la base.
El acabado resiste muy bien a las huellas, y aunque da la sensación de que no tiene adherencia tampoco resbala. Eso sí, la combinación del llamativo módulo, el degradado estilo purpurina y el lema de la marca irrumpiendo en la mitad derecha de la trasera, con grandes letras y acabado charol, no es para todos los gustos. Nos resulta un poco demasiado recargada y nos hace echar de menos la estética resultona pero mucho más sencilla del Realme 7 Pro.
Hablando de los botones físicos, tanto los de volumen como el de encendido están en el lado izquierdo, dejando el derecho despejado salvo por la bandeja de la SIM, que se encaja muy discretamente cerca de la esquina. El USB tipo C se coloca simétrico y centrado en el borde inferior, con el altavoz y el minijack de 3,5 milímetros. Los bordes laterales son delgados y lisos, mientras que los superior e inferior son algo más anchos y ligeramente cóncavos.
El Realme 8 Pro es un móvil bien construido y sobre todo ligero y cómodo. Quizás podría ser algo más estándar (sin caer en lo aburrido) como su predecesor, pero al final la estética y los colores son cuestión de gustos.
Pantalla: más vale bueno conocido, episodio I
La pantalla es, a todas luces, la misma que vimos en el 7 Pro. Se trata de una pantalla de 6,4 pulgadas Super AMOLED con resolución FullHD+ (de 1.080 x 2.400 píxeles) y a 60 Hz de tasa de refresco como máximo, con lo que quizás quede algo atrás con respecto a la competencia más directa, viendo que por ejemplo el Xiaomi Redmi Note 10 Pro llega a los 120 Hz.
Como nos pasó con su antecesor, nos parece que en este sentido es una oportunidad perdida, sobre todo considerando que el Realme 6 Pro llegó con 90 Hz. En este caso, se pierde una dosis de fluidez extra que, como explicaremos luego, tampoco le vendría nada mal a este móvil.
Dejando a un lado esto, la pantalla da buena experiencia en cuanto a ángulos de visión, sensibilidad táctil y contraste. Eso sí, se conservan los genes que codifican la sobresaturación, lo cual podremos remediar ligeramente yendo a los ajustes de pantalla y eligiendo el modo de color "suave".
Ahí vemos que, en este caso, Realme UI tampoco ofrece un alto nivel de especialización en los ajustes para el panel, algo que echamos de menos dado que la calibración de fábrica tiene margen de mejora. Sí podemos mejorar un poco la visualización de vídeos con la función de OSIE Vision Effect, que también se encuentra en estos ajustes.
El brillo máximo es de 1.000 nits de pico, lo cual en general nos ha resultado suficiente para ver bien la pantalla en cualquier situación. El ajuste de brillo automático funciona relativamente bien, aunque a veces se queda a medio camino al pasar a una situación oscura (no tanto a medio camino literalmente, sino que cuando con un brillo mínimo sería lo adecuado aún lo eleva ligeramente).
En cuanto a las posibilidades con el panel, podemos complementar la interacción por defecto con la pantalla con la pantalla ambiente (“Siempre en pantalla”, con la configuración mínima), la activación del doble toque para despertar la pantalla o el levantar para activar. Además, se mantiene la interesante propuesta de los gestos con pantalla apagada, pero los de reproducción no nos han funcionado bien. Sin problema con el resto, incluyendo los de navegación, que permiten aprovechar más la pantalla.
A niel del aprovechamiento de pantalla, el fabricante habla de un 90,8% de frontal ocupado por pantalla. Dejando a un lado el número, se logra la sensación de "todo pantalla" y aunque la opción del agujero facilita que pueda quedar por encima de algún elemento de la interfaz (por ejemplo, en el ‘PUBG’), no nos ha dado ningún problema en este sentido.
El agujero de la cámara es de unos 3,55 milímetros, que es bastante pequeño (el marco del mismo es muy estrecho). Eso sí, al no estar demasiado cerca de los bordes la barra de tareas que queda es más bien ancha, de unos 6,55 milímetros, con lo cual se mantiene más o menos igual que en el Readme 7 Pro (con algo de espacio sobrante para el texto).
En cuanto a la visualización o no de la cámara, Realme mantiene la opción de que se pueda disimular tiñendo de negro la barra de tareas. Es un ajuste que se puede realizar de manera individual por app en las que son compatibles.
Rendimiento: más vale bueno conocido, episodio II
A Realme gustó cómo rendía el Snapdragon 720G de Qualcomm en su 7 Pro y lo ha mantenido en su sucesor. Este chip, que Qualcomm presentó en 2020 para dar larga vida al 4G en las gamas medias, va acompañado en este caso de 8 GB de RAM y 128 GB de almacenamiento.
En este caso hemos tenido dos experiencias distintas con el Realme 8 Pro y su fluidez: una decepcionante y otra esperanzadora. En un principio experimentamos un lag general que nos extrañó mucho, al no haber tenido esa sensación con ningún otro móvil con la misma configuración.
Esto no nos encajaba y, además de comprobar que los benchmarks el resultado era el esperado, sin bajadas extrañas y con sentido a tenor de los previos, posteriormente recibimos una actualización de software que mejoró bastante la experiencia en este sentido. No es el móvil más fluido de la gama media actual, pero ya con la última actualización al menos vimos que ésta era aceptable y que incluso se notaba en los juegos.
Realme 8 Pro |
Realme 7 Pro |
Xiaomi Redmi Note 10 Pro |
OnePlus Nord |
POCO X3 NFC |
Samsung Galaxy S20 |
Motorola Edge |
Huawei P40 Pro |
|
---|---|---|---|---|---|---|---|---|
PROCESADOR |
Snapdragon 720G |
Snapdragon 720G |
Snapdragon 732G |
Snapdragon 765G |
Snapdragon 732G |
Exynos 990 |
Snapdragon 765G |
Kirin 990 |
RAM |
8 GB |
8 GB |
6 GB |
8 GB |
6 GB |
8 GB |
6 GB |
8 GB |
GEEKBENCH 5.0(single/multi) |
566 / 1.709 |
572 / 1.699 |
N. d. |
554 / 1.832 |
566 / 1.787 |
453 / 2.610 |
593 / 1.742 |
- |
3D MARK (Sling Shot) |
3.650 |
3.549 |
N. d. |
4.309 |
3.780 |
- |
4.308 |
4.074 |
PCMARK WORK |
8.814 |
10.058 |
8.520 |
9.194 |
8.299 |
- |
10.541 |
9.476 |
En este sentido, hemos podido ejecutar sin problemas cualquier tarea. Al tacto la temperatura tampoco sube de manera preocupante, aunque estemos un rato jugando, si bien se nota a nivel interno.
Software: hemos echado en falta la versión anterior
El Realme 8 Pro viene con Realme UI 2.0 sobre Android 11. La capa mantiene a grandes rasgos su interfaz, diseño y opciones extra con respecto a lo que sería Android “puro”, algunas de las cuales ya hemos comentado en los apartados anteriores.
Realme UI es una de las capas que aún apuesta por un surtido de apps propias y de terceros preinstaladas en el móvil que aparecen tras finalizar el inicio. No es algo abrumador y en gran medida podremos desinstalar lo que no nos interese, salvo lo que son utilidades (vídeos, música, calculadora, etc.).
La estética de la capa es más bien sencilla, lo cual se nota sobre todo en el menú de ajustes. Ahí vemos que quedan todos los apartados ordenados y bien distribuidos, con algunos más específicos que iremos comentando a continuación.
Realme UI sigue manteniendo la una barra lateral “inteligente”, que ofrece accesos directos a modo de la Pantalla Edge de One UI en algunos Samsung. También encontramos de nuevo el modo de juegos, con el cual podremos realizar los ajustes habituales en cuanto restricción de rendimiento, conectividad y notificaciones para priorizar recursos (y nuestra atención) y que se empleen en el juego.
Hablando de la personalización, para la pantalla de inicio hay bastantes opciones, pudiendo elegir entre espacio único o bien cajón y escritorio y también personalizar el tema. Además, se puede configurar la velocidad de las animaciones y algunos otros aspectos de la interacción o la interfaz como los gestos que ya hemos comentado.
Veremos que también se mantiene el bienestar digital que ya vemos en todos los móviles, así como la suite de herramientas de mantenimiento. Esto lo encontramos en una app propia dentro de las preinstaladas, pudiendo ser de utilidad a quien busque un control más automático de los procesos y el espacio disponible.
Algo a puntualizar (o quizás sugerir) es que el Realme 7 Pro, con Realme UI 2 de la mano, es inherente a una vibración continua y de necesidad cuestionable. Siempre está bien que haya opciones de configuración para las vibraciones (sobre todo si la tenemos como feedback en cuanto a una mejora de la accesibilidad), pero en este caso hablamos de un motor de vibración demasiado agresivo y de parte de la vibración del sistema que no podremos eliminar o al menos atenuar. En este sentido, Realme, tienes algo que revisar (puede que también los sonidos del sistema, no hay que contratar a Hans Zimmer pero es todo bastante años 2000).
En un principio, como hemos comentado en la parte de rendimiento, habíamos experimentado un lag manifiesto en este móvil, el cual ha ido prácticamente a cero con la nueva actualización. Pese a ello,** echamos en falta la fluidez que hemos llegado a ver en otros móviles de la marca** y creemos que a Realme UI 2.0 le puede venir bien una mayor optimización, sobre todo en móviles que no van a tener la “ayuda” de la tasa de refresco.
Además, con la actualización más reciente instalada aún nos hemos encontrado un molesto bug que nos ha anulado bastantes fotografías. Si al disparar una consultamos la galería inmediatamente, se nos queda una foto completamente verde sin que podamos recuperarla. Aquí hay trabajo que hacer, Realme.
Biometría
En el Realme 8 Pro tenemos tanto reconocimiento facial como lector de huellas dactilares, por parte de la cámara frontal y del sensor en la pantalla respectivamente. Hablando del primero, el registro es muy rápido y normalmente tenemos una buena experiencia, de hecho conviene tenerlo activado porque, como ahora veremos, es el mejor sistema de los dos biométricos.
En la oscuridad absoluta no funciona, especialmente si tenemos un fondo de pantalla oscuro (cuando es claro suele ayudar a que la luz de la pantalla ilumine algo más el rostro). Pero en general sí lo hace y es muy rápido.
En cuanto a la lectura de huellas, nos ha parecido que la experiencia tiene margen de mejora, sobre todo en cuanto a la sensibilidad y a la animación. Al final no es un proceso cómodo porque hemos tenido que hacer segundos intentos en muchas ocasiones, cuando normalmente con estos lectores ópticos de pantalla no solemos tener problemas.
Parte de la culpa creemos que la tienen las animaciones para el desbloqueo y detección, que no se pueden desactivar y enlentecen el proceso. Es por ello que recomendamos antes el desbloqueo facial que éste si no se tienen reparos en elegir métodos biométricos con respecto a los clásicos.
Cámaras: así rinden los "esperados" 108 megapíxeles
Si Realme saca pecho de algo con este móvil es de haberse traído los tan de moda 108 megapíxeles a la gama media. No es el primero del mercado; de hecho, los 108 megapíxeles empezaron en la gama media hablando del Xiaomi Mi Note 10, que abrió la veda en 2019. Pero sí es el primero de la casa y es lógico que se considere un hito a nivel interno.
Lo que nos llega a los usuarios con el Realme 8 Pro es una cuádruple cámara trasera con una frontal, disponiendo de la siguiente oferta:
- Cámara principal con sensor de 108 megapíxeles Samsung ISOCELL HM2 (1/1,52 pulgadas) con lente 6P con apertura f/1.88 y PDAF.
- Ultra gran angular con sensor de 8 megapíxeles y lente 5P con apertura f/2.25 y campo de visión de 119 grados.
- Macro con apertura f/2.4 y sensor de 2 megapíxeles.
- Sensor monocromo de 2 megapíxeles y lente con apertura f/2.4.
- Cámara frontal con sensor de 16 megapíxeles (Sony IMX471) y lente 5P con apertura f/2.45.
Tirando de pixel binning, la cámara disparará a 12 megapíxeles, disponiendo de un modo para hacerlo en 108 megapíxeles (como ahora veremos al repasar la app), recurriendo a esta resolución también para hacer el zoom digital. El Realme 8 Pro puede grabar en vídeo estándar hasta 4K a 30 fps, estrenando funciones como el time-lapse para largas exposiciones, así como el tilt-shift para time-lapse (aunque en esta versión de software aún no venían).
App de cámara
La app de cámara tiene aspectos que nos gustan y otros más cuestionables. Siempre premiamos que haya posibilidades de configuración y accesos directos de las herramientas que más solemos usar, y aquí hay minipuntos por tener un acceso directo al HDR y por dejarnos elegir qué pestañas dejamos fijas y cuáles guardamos en el cajón de "Más".
Realme sigue apostando por un botón "AI" (inteligencia artificial) que aplica unos ajustes (en teoría) según la escena, aunque luego hablaremos de esta función. Nos parece que sigue siendo prescindible, pero en fotografía tampoco echamos de menos ningún otro botón.
Sí nos gustaría que en el vídeo hubiese un acceso directo a la elección de la resolución, pero esto Realme lo compensa con unos modos manuales (incluyendo el modo noche) muy completos. También encontramos bastantes opciones en los ajustes.
La app funciona bien y únicamente es algo lenta al procesar los disparos de modo noche. Por lo demás no hemos visto problemas, más allá del bug con la galería que parece vinculado a la app de fotos (al menos al acceso directo de esta app a la galería).
Cámaras traseras
Con iluminación favorable, las cámaras traseras rinden de manera correcta. Nos ha parecido que los colores son realistas y que no hay diferencias notables entre el automático, el HDR y el disparo a 108 megapíxeles.
De hecho, el HDR es tan sutil que nos compensa dejarlo automático por si de ese modo la cámara tiene más información a la hora de procesar contraluces o de salvar mejor un cielo de fondo. De noche puede ser una ligera ayuda, aunque tampoco se aprecia demasiado.
Hablando de los 108 megapíxeles, nos ha parecido que aporta más a la hora de lograr un zoom digital quizás más mantenido con respecto a la imagen 1x que en cuanto a la mayor resolución entre una foto a 12 megapíxeles y una a 108. Al menos no notamos tampoco que sea un disparo excesivamente lento o que haya problemas en el enfoque, etc., es una foto más grande (de 12.000 x 9.000 píxeles en vez de 4.000 x 3.000).
El gran angular es uno de los puntos con mejora más evidente. Normalmente son cámaras que pierden calidad con respecto a la cámara principal, pero en este caso vemos que además hay cambios en la colorimetría y la saturación.
En automático ocurre que podemos ver fotografías sobresaturadas y con tendencia al magenta, pero sólo en situaciones puntuales (que hayamos detectado, fotos en exteriores con iluminación abundante e indirecta). Esto es algo que vemos en el gran angular cuando a veces ni siquiera ocurre en la principal, viendo un rango dinámico mucho menor, sobresaturación y ese exceso de compensación en los magentas.
Hablando de saturación, el botón AI. Nuestro interés estaba, sobre todo, en las fotos nocturnas, por si ahí la AI influía algo en la reducción de ruido. Pero en general vemos que pulsando el botón aparecen fotos con algo más de saturación y, si se realizan en un ambiente de luz baja, puede compensarse la exposición ligeramente. Bastante prescindible.
Hilando con los interiores y la fotografía nocturna, aquí veremos que es donde más sufren las lentes. La nitidez, que tampoco era la máxima en las condiciones más favorables, se pierde bastante sobre todo de noche. No es que sea una sorpresa, pero seguramente no es de los más competitivos a este nivel en su gama.
Sobre todo porque el modo noche no es recomendable. Aumenta la exposición más de lo necesario y los resultados son muy postizos.
El modo retrato es un poco "misterioso" con eso de que no sabemos cuándo está o no activado. Nos indica cuando estamos demasiado cerca, pero una vez suficientemente lejos es complicado saber si se aplica.
El desenfoque es planísimo, lo cual influye mucho en el recorte. Es un disparo que convendrá si nos gusta ese efecto más artificial y si el ítem a fotografiar tiene los contornos definidos.
Cámara frontal
La cámara frontal nos ha gustado bastante en exteriores. Nos da instantáneas bien conseguidas, equilibradas y aunque hay margen de mejora en el detalle y la colorimetría son más que aceptables.
En interiores puede darnos fotografías con demasiado contraste con iluminación más intensa, pero normalmente trabaja bien. Aquí la saturación se acentúa sin ver tampoco que sea un drama, aunque lo que vemos es que en el modo retrato el recorte puede ser demasiado agresivo. De ahí que mejor no forzar demasiado el bokeh.
El HDR resulta de utilidad, de hecho lo recomendable es dejarlo activado. Veremos que hay una mejor interpretación de iluminaciones y sombras y que, además de salvar el cielo de fondo, da un contraste en general que viene muy bien a la fotografía.
Vídeo
Lo que nos ha llamado la atención del vídeo es que se reproduce algo que ya hemos visto en cámaras, pero no como esperábamos: las diferencias de balance de blancos se dan entre la resolución 4K y 1080p, siendo los vídeos con la primera más magenta y menos cálidos, y además las tomas en 1080p son más estables.
Hemos visto que, sin activar ningún modo de estabilización extra, los vídeos a 1080p son más fluidos y se corrigen bien los temblores, etc. Eso sí, en 4K siempre tendremos vídeos más grandes y algo más definidos, así que toca elegir qué preferimos.
Hablando de los modos de estabilización, podemos añadir dos (uno más leve y otro más agresivo). Teniendo en cuenta que no podremos obtener tomas a mayor resolución que 1080p y que quedan algo más forzadas, creemos que con la estabilización de serie es suficiente.
Si nos gusta más esa estabilización más fuerte y estilo gimbal o dron (pero sin suavizar los giros), mejor optar por el modo básico que por el más agresivo. De hecho, veremos que con ellos se pierde algo de nitidez, aunque no hay cambios en el balance de blancos.
En cuanto al vídeo nocturno, la calidad disminuye (sin sorpresas, dadas las condiciones) y sí veremos que hay más problemas con la estabilización de serie (y con las añadidas). El ruido aparece con facilidad (especialmente tirando de zoom) y veremos que independientemente de la resolución hay más problemas suavizando los golpes que, por ejemplo, suele haber al grabar andando.
Las tomas a 1080p salen algo menos definidas pero siguen compensando por la estabilización. De hecho, aquí se acentúa la degradación que causan los modos de estabilización añadidos, sobre todo en el caso del “max”, dejando una toma con neblina y con contornos desdibujados, Lo más recomendable en esta situación es 1080p sin añadidos, si bien pulsando el botón de AI potenciamos un poco más la exposición (aunque ocurre como en las fotografías con el modo noche y no queda muy natural).
En cuanto a la cámara frontal, de día tenemos bastante buen resultado, aunque si no es mediodía y la luz es menos intensa nos pueden salir los colores algo lavados. De noche podemos jugar con el botón AI para obtener una toma más iluminada, aunque nos ha acabado gustando más el modo automático por la definición. Lo que no funciona demasiado bien en este caso es el modo estable, que crea muchas distorsiones y acaban desdibujando la fluidez extra.
La tranquilidad de una carga rapidísima y una autonomía más que decente
Esta parte es una de las que mejor defiende el nuevo móvil de Realme, haciendo honor también a sus precedentes. De hecho, vemos también en el 8 Pro una batería de 4.500 mAh, esta vez con carga rápida (por cable) de hasta 50 vatios, incluyéndose el cargador de 65 W en la caja.
Aprovechando que los 60 Hz permanentes tienen un menor gasto energético que las tasas mayores, el Realme 8 Pro saca buen jugo de esos 4.500 mAh con una autonomía de unas 27 horas de media, con unas 8 y 30 de autonomía. No es que sea algo demencial, pero no está mal en cuanto a horas de pantalla y sobre todo nos da bastante tranquilidad a la hora de salir con el móvil y no depender de enchufes o puntos de carga.
Está además el aliciente de la carga rápida. En 50 minutos tenemos una carga completa, con el 50% en unos 20 minutos, con lo cual tenemos suficiente batería para una autonomía de unas 12 horas en muy poco tiempo.
Además de esto, Realme UI proporciona múltiples opciones para que podamos ahorrar algo más de batería. Podemos establecer controles específicos por app y ajustar varios parámetros a nivel de sistema, así como los habituales modos de rendimiento (siempre teniendo en cuenta que normalmente todas estas herramientas se basan en cortar segundos planos y/o restringir funciones).
Sonido: buscando el aprobado justo
Casi en contraposición a lo anterior, en el apartado de audio el Realme 8 Pro no se luce especialmente. Cuenta con minijack de 3,5 milímetros, pero no con estéreo, que no le vendría mal.
La calidad del audio por el altavoz es aceptable para un móvil económico, pero no es competitiva. Tiene** un rango dinámico bastante ajustado y no tolera demasiado bien los volúmenes altos**, si bien en torno al 70% queda un volumen más que suficiente como para tener el móvil como centro multimedia. También le iría bien un empujón para los graves.
Hablando de esto, a la salida del altavoz y con el volumen al máximo hemos registrado 105 decibelios, que quedan en unos 76 decibelios ambientales. Ahí, como decimos, baja mucho la calidad, teniendo una mejor experiencia hacia el 70% (que queda en hasta unos 74 dB, que es más que suficiente).
Con auriculares siempre tendremos mejor experiencia, ya por las diferencias físicas del formato. En este caso el audio está mejor compensado, y además en los ajustes de sonido nos aparece el ecualizador (no aparece para el audio por altavoz).
Realme 8 Pro, la opinión de Xataka
Del Realme 6 Pro a éste el enfoque de este modelo parece haber cambiado. Se han reducido las prestaciones de la mano del precio y se ha mejorado el diseño, para conseguir un móvil quizás más fiel al "bueno, bonito y barato", aunque comprometiendo más lo primero (por especificaciones, no por calidad final, ojo).
Por eso vemos un tanto conformista la apuesta con el Realme 8 Pro, si bien acaba siendo un buen móvil en general. Eso sí, para que este producto brille de verdad (y más allá de esa trasera llena de purpurina) lo que hace falta es optimizar el software.
Es un móvil relativamente económico y bastante equilibrado. Nos ha gustado especialmente que sea tan ligero y cómodo, que no es algo que abunde en esta época de móviles más bien grandes y pesados, además de que la trasera no se ensucia para nada.
La pantalla rinde muy bien, así como el procesador y esa batería de 4.500 mAh. Hay margen de mejora (para competir, sobre todo) en cámara y audio, aunque el nuevo sensor y los añadidos en vídeo son un paso adelante en ese sentido.
8.3
A favor
- Comodísimo y muy ligero. Además no se ensucia, chapeau.
- Muy buena experiencia con la pantalla. Peca de saturación y se queda en 60 Hz, pero es fácil acostumbrarse y no es un drama.
- No se calienta a penas si lo usamos un rato a pleno rendimiento.
En contra
- El motor de vibración es demasiado brusco y además no puede desactivarse la vibración en algunos casos (y los sonidos de notificación parecen de otra década).Esto suele ser poco importante, pero al final es algo que vamos a tener en cada notificación y no deja de ser experiencia de uso.
- El audio no está mal, pero hemos tenido mejor experiencia en otros móviles de precio y características similares.
- La lectura de huellas no es demasiado cómoda al necesitar segundos intentos y no ser lo rápida que podría.
- El software. Realme UI ha demostrado ser estable y fluida previamente y esto se ha perdido con la nueva versión.
El terminal ha sido cedido para el análisis por parte de Realme. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
realme 8 Pro Smartphone Libre, Cámara cuádruple Ultra de 108 MP, Pantalla completa AMOLED superior de 6,4", Carga SuperDart de 50 W, Batería de 4500 mAh, Dual Sim, NFC, 6+128GB, Punk Black
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La noticia Realme 8 Pro, análisis: un campeón en peso pluma sin sacrificar autonomía fue publicada originalmente en Xataka por Anna Martí .
via Xataka https://ift.tt/3rdzl3v
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