¿Nunca os ha pasado que creáis una ciudad en el Sim City con todo el cuidado del mundo, y aún así la cosa no va según lo planeado? Pues algo parecido, pero en la vida real, ocurrió con estas ciudades que se habían diseñado para ser las mejores pero acabaron fracasando.
Los ejemplos que vamos a ver, cuatro en total, fueron (y son) ciudades de nueva creación, lo que dejaba a los arquitectos y planificadores una gran libertad a la hora de diseñar los trazados: no había ruinas que proteger, ni barrios históricos, ni nada más allá de la orografía que se interpusiera a la hora de crear la ciudad perfecta, y aun así, la realidad es resultó ser muy tozuda.
Chandigarh, una ciudad occidental en la India
El origen de la ciudad de Chandigarh se remonta a mediados del siglo XX, cuando en 1947 la ocupación británica de la India llega a su fin. Tras la independencia, las regiones predominantemente musulmanas del noroeste se escinden, dando lugar a Pakistán y, al mismo tiempo, dejando a la región de Punjab sin su capital, Lahore, ahora en territorio pakistaní.
Para solucionarlo, el Primer Ministro Nehru decide crear una nueva capital, que además ayudaría a solucionar los problemas de hacinamiento que habían provocado los millones de refugiados provenientes del norte en el resto de ciudades de la región.
El nombre de la ciudad es en honor al templo fortaleza dedicado a la diosa Chandi, cercano a la ciudad, pues Chandigarh viene a significar "Fuerte Chandi", pero a lo que nosotros nos interesa es cómo se diseñó la ciudad y a qué problemas se enfrenta actualmente.
Inicialmente, la planificación de la nueva urbe fue encargada a los arquitectos norteamericanos Matthew Nowicki y Albert Mayer, que propusieron una ciudad jardín muy al estilo de los suburbios norteamericanos. Sin embargo, tras fallecer Nowicki en un accidente y renunciar Mayer a proseguir con el proyecto en solitario, este cayó en manos de Charles-Édouard Jeanneret-Gris, más conocido como Le Corbusier, quien por fin tuvo la oportunidad de poner en práctica todas las ideas de urbanismo que había estado desarrollando durante su prolífica carrera.
Le Corbusier diseñó una ciudad funcional organizada como si fuera un cuerpo humano, con diferentes órganos que cumplen diferentes funciones, de manera que cada zona cumple alguna de las cuatro funciones esenciales: vivir, trabajar, circular y disfrutar.
Así, la ciudad se organizó a partir de una retícula viaria de grandes avenidas que delimitan rectángulos de 800 x 1.200 metros, denominados sectores, la unidad básica del proyecto, y que acogen entre 5.000 y 10.000 personas en función de la escala social prevista de sus habitantes. A su vez, cada sector está atravesado por una franja verde que los recorre longitudinalmente y los une con el resto de sectores, al tiempo que acoge los servicios públicos (escuelas, zonas deportivas, negocios...)
Los problemas de Chandigarh
Los problemas de Chandigarh nacen precisamente de esta división funcional, que crea un amplia dependencia del transporte y provoca muchos desplazamientos innecesarios. Porque las zonas residenciales están separadas de las comerciales, de modo que uno no puede comprar el pan o la fruta bajo de casa, sino que debe desplazarse a una zona comercial que, si bien se encontrará dentro de su propio sector, puede estar fácilmente a 400 o 500 metros. Al mismo tiempo, todos los edificios institucionales no se encuentran en el centro, sino en la "cabeza", muy alejados de casi todas partes.
Este planteamiento, además, es poco acorde con la cultura hindú, por lo que al final muchas zonas se han reasignado, permitiendo el uso comercial en zonas de vivienda o incorporando mercados abiertos. La arquitectura racional del arquitecto suizo, alejada de la tradición, tampoco parece la más adecuada para el clima de la zona, en el interior de la India, y también hay críticas hacia las tipologías occidentales utilizadas.
Pero sobre todo, Chandigarh tiene un problema de superpoblación, con casi millón y medio de personas cuando el diseño original estaba pensado para solo medio millón. Esto, unido a que fue ideada pensando en el coche como medio de transporte, provoca grandes atascos.
La ciudad se encuentra encorsetada por el propio diseño de Le Corbusier y la ubicación geográfica, que no permite grandes posibilidades de ampliación ni en horizontal, con nuevas zonas, ni en vertical, pues la planificación prevé viviendas de pocas alturas, así como tampoco para sus edificios públicos, que ahora se ven desbordados. Irónicamente, existe mucho espacio sin aprovechar, con calles demasiado anchas, plazas enormes y extensos bulevares que no responden a una escala humana.
No obstante, tampoco se podría decir que Chandigarh ha fracasado, quizás como utopía que resuelve todos los males de la humanidad sí, o incluso si la comparamos con otras ciudades europeas, pero para los indios es un proyecto exitoso.
No en vano es la capital más rica del país, con el mayor número de coches por habitante. También es la ciudad más bonita y ordenada, alejada del caos urbanístico del resto de urbes, con muchas zonas verdes y hasta un lago artificial que es el destino de recreo de muchos de sus habitantes.
Brasilia: cuando la utopía no es para todos
A Brasilia se le asocia siempre con la monumentalidad de las obras de arquitecto Oscar Niemeyer, aunque en realidad la propuesta urbanística corrió a cargo de Lucio Costa, quien ganó el concurso para la construcción de una nueva capital de Brasil promovida por el presidente Juscelino Kubitscheck, con el objetivo de integrar a las regiones interiores en la economía nacional y, de paso, acabar con las tensiones entre Rio de Janeiro y Sao Paulo.
Curiosamente, Niemeyer, quien se incorporaría al proyecto posteriormente para encargarse de la parte arquitectónica, era jurado en dicho concurso, y también había sido alumno de Costa e incluso había trabajado en su estudio, por lo que es comprensible que la propuesta de Lucio sedujera a Oscar.
El lugar elegido para la nueva capital fue una altiplanicie en el Planalto Central, a más de mil metros de altitud, en una región agrícola y relativamente virgen.
La ciudad diseñada por Costa se articula en torno a dos grandes ejes, uno monumental, con los grandes edificios públicos, y otro residencial. Muchos aseguran que la forma de la ciudad está inspirada en la de un avión, un pájaro o incluso un arco, pero Lucio Costa, muy prosaico, aclaraba que simplemente se trataba de dos ejes que se cruzan para marcar un punto, solo que uno de ellos se curva para adaptarse al terreno.
En el eje recto, de orientación Este-Oeste se encuentra a Esplanada dos Ministérios, y la Praça dos Três Poderes, donde se ecuentran el Congresso Nacional (legislativo), el Palacio do Planalto (ejecutivo) y el Supremo Tribunal Federal (judicial). Finalmente, al oeste, cierra el eje la estación de ferrocarril.
El eje curvo se articula a partir de una gran avenida de más de quince kilómetros en torno a la que se ordenan las viviendas y otros equipamientos comerciales y sociales. En el cruce de ambos ejes se encuentra la estación de autobuses, y finalmente una avenida norte-sur une los dos extremos del "arco" dando servicio a las zonas industriales.
Los problemas de Brasilia
El primer problema de Brasilia es muy similar al de Chandigarh: la escala. La ciudad fue diseñada en torno al automóvil, con una densidad relativamente baja, amplias avenidas, muchas zonas verdes y las grandes funciones agrupadas, lo que aumenta los desplazamientos.
Otro aspecto negativo de la capital brasileña es que puede resultar inhóspita: con sus grandes bloques rodeados de parques, no invita a vivir la calle. Es una ciudad sin esquinas, sin centro ni plazas.
Sin embargo, el mayor problema de Brasilia es su incapacidad para integrar a la ciudades satélites, construidas de forma espontánea primero al calor de la rápida construcción de la ciudad, que requirió gran cantidad de mano de obra, y después para poder alojar a las clases obreras que dan servicio a todo el funcionariado de la capital.
Esto ha provocado que si bien Brasilia es un ciudad relativamente próspera y muy bella, que no ha alcanzado el medio millón de habitantes para los que fue diseñada debido al elevado precio de las viviendas, en torno a ella encontramos a otros dos millones de personas en núcleos urbanos que a menudo no cuentan ni con calles asfaltadas o sistemas de saneamiento.
Masdar City: ¿fracasará la ciudad ecológica del futuro?
Masdar City es un proyecto de ciudad ecológica y autosuficiente que comenzó a rodar en el año 2006, justo al lado del aeropuerto de Abu Dhabi, a las afueras de la capital del emirato homónimo. Uno de tanso proyectos de ciudad futurista, como el de Neom.
De su diseño se encargó el estudio Foster + Partners, cuyo arquitecto estrella es Norman Foster. Las obras comenzaron en 2008, con el objetivo de acabar en 2016, aunque esta fecha se pospuso hasta 2020. Sin embargo, en 2013 se abrió una parte de la ciudad con el objetivo de atraer a los primeros habitantes y así poder activar la economía local y financiar el resto del proyecto, aunque la ciudad no ha crecido significativamente desde entonces.
Masdar City es una ciudad cuanto menos curiosa, encerrada en sí misma gracias a un gran muro que la protege de las tormentas y los vientos, así como a una cubierta que reduce la radiación solar y la absorbe para producir electricidad.
También resulta interesante que se trata de una ciudad sin coches, que cuenta con un peculiar sistema de Transporte Rápido Personal, pequeños vehículos eléctricos que recorren la ciudad como si fueran un tranvía, así como también un tren eléctrico y un sistema de transporte de mercancías eficiente.
Los problemas de Masdar City
El mayor problema de Masdar City es que es una ciudad del futuro sin presente, que no ha seguido construyéndose desde que se abriera una parte al público en 2013, tal como se puede ver en las imágenes aéreas, donde solo una fracción muy pequeña de la ciudad se ha construido.
Los motivos pueden ser muchos, aunque podemos imaginarnos que puede no resultar atractiva para los habitantes de la zona, en un país en el que la gasolina casi se regala y desplazarse en coche no es un problema.
Otro asunto delicado en esta ciudad es que, aunque sea autosuficiente en términos energéticos -cuenta con una planta fotovoltaica de 10MW- en realidad, al ser relativamente pequeña y estar tan cerca de Abu Dhabi, no lo es en términos sociales. Si sus habitantes deben desplazarse a otros núcleos urbanos para trabajar, realizar gestiones administrativas o acceder a una amplia oferta de ocio, al final acabará funcionando como una gran urbanización. Que sea fantasma o no, estará por ver.
Sociópolis, en España también fracasan las buenas ideas
En Valencia también se iba a construir "la ciudad del futuro". Se trataba del barrio de Sociópolis, una idea que nació a mediados de la década de los 2000 al calor del boom inmobiliario, pero que, diseñada por el arquitecto Valenciano Guallart y con muchos arquitectos de renombre implicados en los proyectos de viviendas, planteaba un modelo de ciudad diferente e interesante.
En Sociópolis la ciudad y la huerta se daban la mano. Un barrio con grandes torres rodeadas de jardines y huertos urbanos, que trataban así de combinar la tradicional huerta valenciana con el inevitable crecimiento de la capital.
Hoy en día, sin embargo, Sociópolis es un desierto: solo hay seis edificios finalizados de los 18 previstos, y algunos se han quedado a medio construir, añadiendo un toque casi postapocalíptico a la zona. Lo curioso es que, como en su mayoría se trataba de viviendas de protección oficial promovidas por el Instituto Valenciano de la Vivienda, los edificios que sí se han construido tienen un indice de ocupación relativamente alto, en torno a los dos tercios, lo que hace un poco más trágico este fracaso.
Ni siquiera el nuevo "boom" inmobiliario que está recorriendo la ciudad, con obra nueva construyéndose en las pocas bolsas de suelo que quedaban, parece haber reavivado la llama de Sociópolis.
Los problemas de Sociópolis
Los problemas de Sociópolis son aquellos que tiene una ciudad a medio construir. Las calles, los parques y los huertos ya están ahí y hay que seguir cuidándolos, los equipamientos previstos (colegios, campos de fútbol, piscinas...) llegan lentamente (se ha construido el campo de fútbol), y está claro no es un lugar muy atractivo para abrir un negocio.
Esto hace que los habitantes de la zona vivan, literalmente, en medio de la nada, teniendo que coger el coche hasta para comprar el pan, llevar los niños al colegio o ir al médico. Un barrio que no tiene vida alguna y al que ir de noche a pie es cuanto menos tenebroso. Un ejemplo más de ciudades se habían diseñado para ser las mejores pero han fracasado.
Imagen | Gb Pandey En Xataka | ¿Nueva York sin gente? no, es Yujiapu, "la Gran Manzana China"
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