Hemos hablado largo y tendido sobre Ingress, el juego global de realidad aumentada auspiciado por Google y que tiene locos a miles de jugadores de todo el mundo. De lo que no hemos hablado es sobre qué gana Google con Ingress, un juego sin pagos ni micropagos, en el que los gastos son en gasolina, y billetes de bus, metro, tren, ferry y avión.
Este juego, que mezcla espionaje y alienígenas amantes de la pintura en espray, requiere una gran infraestructura de servidores que permita a los jugadores disputarse en tiempo real el control sobre portales, puntos de interés destacados y estratégicos. Hace falta personal para gestionar y mejorar el servicio, revisar solicitudes de nuevos portales y misiones, lidiar con las denuncias de jugadores que abusan de las reglas... Costes y más costes. ¿Cómo se compensa tanta inversión?
Para conseguir fotos no es
La razón que más escucho para justificar el interés de Google por Ingress es por conseguir fotos geolocalizadas de puntos de interés. Claro, porque si hay algo que no tiene Google son imágenes geolocalizadas, no es como si hubieran mapeado el mundo sacando fotos en 360 grados.
El argumento no es infundado, puesto que el otro proyecto que Niantic Labs desarrolla para Google es Field Trip, una guía de viajes, pero el retorno que Ingress proporciona a la poco conocida Field Trip es más bien poco.
No, si ésta fuera la única motivación por mantener Ingress bien provisto de recursos ya habría cerrado hace bastante. Este juego ofrece una mayor riqueza en datos más allá de unas cuantas fotos.
Recorridos, rutas y hábitos
Tampoco es que Google no obtenga información de trayectos habituales. Si queremos aprovechar a fondo Google Now, es necesario mantener un historial de rutas y recorridos realizados. Claro, que no son pocos los que preferimos mantener este historial desactivado y renunciar a los (aún) escasos servicios que Google Now ofrece en España.
Sin embargo, no nos importa ofrecer prácticamente la misma información (y más) mientras jugamos a Ingress. Eso sí, muy condicionada por la ubicación de los portales, que anima a dar rodeos y seguir un camino que será cualquier cosa menos el más corto.
Permanencia en el juego
Un detalle que tiene Ingress es que ata, requiere dedicación diaria. Cada 24 horas, los resonadores de los portales pierden energía. Tus recursos dependen de los portales, sobre todo si varios jugadores han pasado por tus granjas habituales para subirlas de nivel. Cada pocos días debes recargarlos para poder seguir teniendo acceso a inventario de calidad, o en una semana serán neutrales incluso si ningún rival los ataca.
No son pocos los jugadores que dejan el juego durante una temporada, o que mantienen un perfil bajo, pero el juego está diseñado para ser adictivo, a solicitar un poco de esfuerzo y constancia por tu parte.
Socialización y creación de comunidad
Uno de los principales valores de Ingress, que lo convierten en un juego único, es que anima al jugador a levantarse y a salir a andar. Como al realizar la mayor parte de acciones muestras tu posición, es habitual conocer a otros jugadores de la zona. De hecho, es más habitual toparte con los del otro bando.
Es fácil socializar con Ingress. Puedes llegar a un lugar remoto, dejar un mensaje en el COMM, y en poco tiempo quedar con agentes de esa zona. Está diseñado para que sea imprescindible colaborar con los de tu bando para progresar. Te pongo un reso del 8, y cuando pases por mi zona dejas el tuyo.
No hay que menospreciar nunca el valor de la comunidad. Prueba del valor que se le da en Ingress son las anomalías, eventos donde se reúnen miles de jugadores de todo el mundo, o los eventos First Saturday, para que los jugadores de una zona queden cada mes.
Una monetización incipiente y no intrusiva
¿Es rentable Ingress? Puede que aún no lo sea, pero estoy seguro de que lo será y mucho. La primera acción comercial que recuerdo no lo fue tal, ya que consistió en que algunos terminales de Motorola, por aquel entonces propiedad de Google, eran capaces de obtener objetos especiales que no aparecían en cualquier otro terminal.
Se trataba de los Ultrastrikes, un arma de corto alcance que por aquel momento no eran demasiado útiles, pero era un primer ejemplo de cómo una marca podía ofrecer una ventaja a sus usuarios dentro de Ingress.
Una famosa marca de tortillas de trigo triangulares patrocinó una anomalía, repartiendo bolsas de su producto como premio para aquellos jugadores que completaban misiones de búsqueda de pistas por la ciudad. Una marca de agua mineral regala códigos que puedes canjear por ítems en Ingress.
Al abrir el juego lo primero que aparece es la versión y un "headphones recommended", por lo que el siguiente paso lógico eran auriculares Ingress Edition, con los colores de cada bando.
Si algo sabe un jugador de Ingress es lo poco que dura la batería. El 83 por ciento de los que se compran un "power bank" son jugadores de Ingress, así a ojo. Era cuestión de tiempo que se vendieran ediciones especiales Ingress de baterías externas.
Hace unos meses comentaba a unos compañeros de facción lo fácil que sería llegar a un acuerdo para que Ingress pusiera un portal delante de la puerta de las cafeterías de tu cadena, para animar a la gente a entrar y hackear mientras pasas la tarde consumiendo cafés y tartas.
Al final, la primera acción de este tipo ha acabado llegando, aunque no con el sector de la restauración: una compañía de seguros patrocina Ingress, y estos han montado un portal delante de cada una de sus oficinas de todo el mundo. Además, en esos portales es más probable obtener un nuevo tipo de escudo de mayor efectividad y resistencia, adornado con los logotipos de la marca. "La primera compañía que protege a sus usuarios en el mundo real y en el virtual", decía la simpática nota de prensa.
Lo próximo supongo que serán rutas turísticas promocionadas en forma de misiones, uno de los últimos añadidos al juego. Visita el casco histórico de esta ciudad, así como estos restaurantes, y obtén una medalla.
Google+ y Hangouts
Sí, Google+ es la red social de Ingress, de forma oficiosa y oficial. Los que dicen que esta red social está muerta es porque no juegan a Ingress. Todo el trasfondo del juego está narrado en diversas comunidades y perfiles ficticios de Google+. ¿Cómo saber si hay cambios en la protección que dan los escudos, si no es a través de la página de Visur Technology? ¿Cómo saber las reglas de la siguiente anomalía si no es por Hulong Transglobal? ¿O lo que traman Bogdanovich, Lynton-Wolfe, Johnson, o ADA/Klue?
Y luego está Hangouts. Dicen que para saber si eres un jugador pro debes mirar tu nivel en el juego, y ver si estás apuntado al menos a ese número de Hangouts relacionados con Ingress.
Al final, personajes, desarrolladores y jugadores terminan organizándose a través de Google+ y Hangouts, porque es inmediato compartir todos estos asuntos entre ambas redes.
Los riesgos: abusos, trampas, acoso...
Los retos a los que se enfrenta Ingress no están por tanto en el plano económico, sino en la naturaleza del propio juego. Al tratarse de un juego de geolocalización, el falseo de la posición GPS (o "volar") es una posibilidad, y puede arruinar por completo la experiencia al resto de jugadores, hasta el punto de abandonarlo.
Imagina que un grupo de gente organiza una misión para cubrir un país bajo un campo. Compran billetes de ferry para ir a un islote, y están allí todo el día esperando el momento justo. Mientras, otros rompen enlaces que estorban en varias zonas del país. Viajes en coche, avisos de urgencia, búsqueda de jugadores en zonas donde han aparecido nuevos enlaces... Y a unos minutos de la salida del último ferry, hecho: un manto cubre todo un país. Nadie queda en el islote al marcharse el ferry.
Y una hora después, un agente rival destruye el portal del islote, a una hora a la que nadie puede viajar hasta allí, y acaba con una operación de varios días y cientos de personas involucradas. Y lo ha hecho desde su sofá, en casa, falseando su posición. Enerva.
Ingress lucha de forma activa contra esto, mediante mecanismos en la aplicación. Detectan no sólo falseo de GPS, sino también acciones automatizadas. Existen bots dedicados a recoger inventario, recargar portales... Trampas que acaban con los ánimos de cualquier jugador legal. Hay baneos temporales y permanentes, y por desgracia también falsos positivos.
Lo que lleva a veces a la paranoia. Ese movimiento extraño de un rival puede parecer falseo de GPS sin serlo, pero siembra la duda. Las acusaciones vuelan entre ambos bandos y enrarecen el ambiente de juego. Por desgracia, es muy habitual.
Tampoco falta el acoso, por desgracia. Como amargar al rival impidiendo de forma repetida que sus portales de interés se mantengan en pie. O peor aún, acudiendo a amenazarle en persona al ver que ataca un portal cercano. He vivido casos cercanos de ambos supuestos, aunque no en persona.
De ahí que Ingress fomente de forma activa los First Saturday. Son encuentros mensuales donde jugadores de ambos bandos se reúnan de forma colaborativa. No sólo sirven para pulir diferencias, sino para ver que quién está al otro lado de un burster es una persona normal, con trabajo, hijos, exámenes o problemas de salud, y quién sabe, las mismas ganas que tú por pintar la ciudad de un color, sea verde o azul.
Ingress debe superar estos retos, porque las alegrías y satisfacciones que puede ofrecer a los jugadores están muy por encima de estos actos aislados de estupidez. Aire libre, ejercicio físico, viajes y relaciones sociales. ¿Qué otro juego de móvil puede presumir de eso?
Imagen | Megacampo entre facciones, Brandon Badger
En Xataka Android | ¿Qué es Ingress?, Manual básico para empezar a jugar, Estrategias avanzadas de ataque, Estrategias avanzadas de defensa
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La noticia Ingress: ¿qué gana Google con este juego? fue publicada originalmente en Xataka por Alkar .
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