A media tarde, hora española, saltaba la noticia: alguien había disparado a dos periodistas estadounidenses en Virginia, justo cuando éstos se encontraban haciendo un reportaje en directo para la cadena local WDBJ. Como consecuencia del tiroteo, tanto la reportera como el cámara fallecían y lo último que sabemos de la persona a la que entrevistaban es que había sido herida e iba a ser operada.
No tardaron demasiado en llegar los vídeos del asesinato a Internet. A fin de cuentas, la propia cadena lo había emitido en directo y sin quererlo a sus espectadores. Alguien lo capturó y... bueno, el resto os lo podéis imaginar. Por si esto fuera poco, unas horas después era el presunto asesino el que recurría a su cuenta de Twitter y Facebook para compartir otro vídeo de los disparos grabado con su móvil. Sí, el propio asesino compartía el vídeo de su crimen.
Parar la difusión en redes sociales es prácticamente imposible
"He grabado el tiroteo, mirad en Facebook". Ése es uno de los mensajes que se podían leer en la cuenta de Twitter del ahora identificado como autor de los disparos. Poco después, en otro mensaje adjuntaba el vídeo que mencionábamos antes, en el que se podía ver cómo llevaba a cabo su macabro plan. La gente comenzó a hacerse eco de la cuenta y Twitter no tardó en actuar y borrarla de raíz. A pesar de que tan sólo habían pasado unos minutos, en el momento del borrado el vídeo llevaba casi 1.000 retweets.
Antes de que suspendiesen la cuenta del asesino de Virginia el tuit con el vídeo del asesinato tenía casi 1000 RTs. http://pic.twitter.com/8E2Vc2OOUt
— Ícaro Moyano Díaz (@viejomoeb) agosto 26, 2015
Quedaba todavía Facebook que, apenas diez minutos después, hacía lo propio. En este caso no se han andado con miramientos (al contrario de lo que ocurría en otras ocasiones). Tanto el vídeo como el resto de la cuenta del susodicho desaparecían de la faz de la tierra. Borrar contenido de una red centralizada, como lo son Twitter o Facebook, es muy sencillo. El problema es que unos minutos son suficientes para que alguien pueda descargarlo y después republicarlo él mismo. A partir de ahí, el vídeo se propaga como la pólvora y en Internet no hay un botón de borrar global.
oh for fucks sake http://pic.twitter.com/FXujSU3uEb
— Stefan Constantine (@WhatTheBit) agosto 26, 2015
Las copias no tardaron en llegar a YouTube, con decenas de vídeos (y, cada uno de ellos, con decenas de miles de reproducciones). YouTube ha borrado algunos con el mensaje "este vídeo se ha retirado debido a una infracción de la política de YouTube relacionada con contenido ofensivo y desagradable", pero una rápida búsqueda muestra cómo siguen apareciendo nuevas copias en dicho portal. ¿Quién es más rápido. YouTube borrando o la gente subiendo? Por ahora parecen empatados.
¿Y ahora qué pasa con el vídeo?
¿Puede cualquiera publicar el vídeo? Depende. La cadena para la que trabajaban los fallecidos ya ha dicho que no autoriza la emisión de su vídeo, el que se pudo ver en directo, a ningún otro medio por respeto a sus trabajadores y a sus familiares. Esto significa que pueden enviar solicitudes para que servicios como YouTube u otros los eliminen si los detectan.
Para el segundo vídeo, el que grabó el propio asesino, ya no existen restricciones de este tipo ya que fue él mismo el que lo grabó y lo compartió. Los servicios que lo deseen pueden borrarlo si no cumple sus normas de uso (es lo que están haciendo YouTube, Facebook y Twitter), pero no están obligados a hacerlo.
Cuando no puedes elegir lo que ves
Resulta paradójico, además, que la grabación en cuestión haya vuelto a las redes sociales: son los propios medios los que la han descargado y la están compartiendo. "Vale, me niego a verlo", puedes haber pensado de forma inocente. Por desgracia para ti, y si tienes cuenta de Twitter o Facebook, puede que el clip se te haya reproducido automáticamente gracias a una de esas nuevas y maravillosas (nótese la ironía) funcionalidades que estas dos redes sociales han introducido para hacer la vida más sencilla a sus usuarios (y, de paso, ganar visionados extra en todos sus vídeos).
Buzzfeed fue uno de los primeros en insertar el clip en uno de sus tweets y las críticas no tardaron en llegar. Poco después, borraban dicho mensaje y recordaban a sus seguidores cómo deshabitar la autoreproducción de contenido de vídeo. Pero no son los únicos: El Confidencial lo tiene en su Facebook (también con autoreproducción) y El Mundo en su web son solo dos ejemplos de los muchos que te puedes encontrar navegando hoy. Casi allá donde mires, allá estará el triste clip.
Or don't upload graphic videos knowing that Autoplay is the default @BuzzFeed... https://t.co/uXs6yfm6hW
— Mikie Daniel (@mikiedaniel) agosto 26, 2015
Internet es imparable, para lo bueno y para lo malo
Cuando hablábamos del #celebgate, mi compañero Javier Pastor publicaba un acertadísimo artículo que también es aplicable hoy. Su título lo dice todo: "Si tu foto desnuda salta a Internet, olvídate, nada podrá detenerla". Cambia "foto desnuda" por "vídeo del asesino", pero lo demás es exactamente igual. Puede que Twitter lo borre, puede que Facebook también o que YouTube se líe a retirar vídeos, pero siempre habrá gente que resuba, siempre habrá medios que lo ofrezcan y siempre habrá muchos otros lugares con menos control. Una vez algo llega a Internet, se queda en Internet.
En Xataka | Si tu foto desnuda salta a Internet, olvídate, nada podrá detenerla
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La noticia El asesinato de Virgina con vídeo en directo: Internet no tiene botón de borrar fue publicada originalmente en Xataka por María González .
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