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Cuando aparece una nueva tecnología, o una nueva forma de utilizarla, que hasta ahora no nos parecía posible, siempre se presenta como algo disruptivo, que va a cambiar el mundo o transformarlo, aunque la realidad luego pone las cosas en su sitio. Algunas llegan a conseguirlo, mientras otras se quedan por el camino. Estas cinco tecnologías que verás a continuación son un ejemplo de ello, de cómo pueden aspirar a cambiar el mundo al mismo tiempo que podrían quedarse en humo.
BBVA Blue Impact Challenge plantea un reto y un premio para cualquier universitario o estudiante de formación superior, de cualquier modalidad de estudio, entre 18 y 24 años y con intereses en temas tecnológicos o sociales sobre cinco tecnologías emergentes, que ya están entre nosotros. Se trata de los dispositivos controlados por ondas cerebrales, la realidad virtual, los drones, la impresión 3D y la difusión de la tecnología móvil y conectividad. BBVA busca ir un paso más allá y premiar a aquellos que ofrezcan soluciones que ayuden a estas tecnologías a superar sus limitaciones y cumplir su objetivo de revolucionar el mundo.
No es fácil identificar las tecnologías emergentes. Tampoco el ritmo de adopción que tendrán por parte de la sociedad y las empresas o si cumplirán o no sus expectativas. Si nos fijamos en el ciclo del Hype de la consultora Gartner, existe una etapa de difusión de la innovación, un momento de pico de expectación, una bajada de estas expectativas y luego una ligera subida en su adopción por parte de empresas e industrias. Vamos a ver un pequeño resumen de estos sectores innovadores.
Un ejemplo de tecnologías que se encuentran en el pico máximo de expectación son el Internet de las cosas o la impresión 3D enfocada al consumo. Según el gráfico de desarrollo de estas tecnologías implicaría que durante los próximos cinco o diez años parece que no llegarán a alcanzar un desarrollo prometedor. Ahora entran en la fase que llaman de desilusión, por así decirlo, donde te das cuenta de que la utilidad de la impresora 3D para el hogar no era tanta como te parecía, por ejemplo.
La importancia de un ciclo así es romper las fases de bajada cuanto antes, confirmar que la tendencia ascendente tenía un respaldo detrás gracias a unos avances y expectativas que la tecnología confirmará en los próximos años, entrando de manera positiva en la parte práctica y real que veremos aplicada a la sociedad, con un aumento en la productividad y ejemplos donde se confirma el éxito del nuevo invento. Es entonces cuando la tecnología se vuelve madura, dejando atrás cualquier hype y moda sobredimensionada.
Dispositivos controlados por ondas cerebrales
Hacer que los dispositivos que nos rodean respondan a nuestra voluntad sin tener que utilizar otros elementos de control. Esto es lo que nos plantea esta tecnología para controlar dispositivos por ondas celebrales. Por ejemplo, llamar por teléfono a una persona sin tener que coger el móvil o utilizar el asistente por voz, simplemente con pensarlo y dar la orden, olvidarte del mando a distancia para cambiar la tele, etc.
Esta tecnología se está aplicando también en otros campos como el de la medicina. El objetivo es que las personas con movilidad reducida sean capaces de ganar autonomía, ya que gracias al control a través del pensamiento les permite dar ordenes para mover su brazo artificial o controlar el movimiento de una silla de ruedas, desplazándose a un lado u otro sólo con la voluntad de nuestra mente.
Para poder transmitir órdenes desde nuestro cerebro hasta los dispositivos que queremos controlar se utilizan sensores que captan los impulsos eléctricos que generamos y transmiten dichas órdenes que queremos ejecutar. Acelerar, adelante, atrás, arriba, abajo, agarrar, soltar, son algunas de ellas en función de qué queremos controlar.
No es el único campo de aplicación, la medicina y la industria del automóvil también trabajan en un coche controlado por la mente que facilite la conducción para personas con movilidad reducida, pero que además puede aplicarse para el resto de conductores con el fin de lograr una conducción más segura.
Ya están en marcha diferentes proyectos con el objetivo de lograr coches más seguros como una alternativa a la completa automatización del vehículo que plantea Google. El objetivo es que gracias al control mediante ondas cerebrales el vehículo sea capaz de anticipar la maniobra que va a efectuar el conductor, preparándose para ella o evitándola en caso de que considere que no es segura. Esta tecnología se integraría por tanto con los sensores de detección de vehículos pensados para evitar colisiones en carretera.
El punto de inflexión para lograr que esta tecnología triunfe está en la facilidad de control de dichos dispositivos como algo natural. Actualmente se necesita un entrenamiento específico muy complicado para llegar a controlar determinados dispositivos. No podemos estar constantemente concentrados en transmitir las órdenes.
Un sistema de ordenes claras para que los dispositivos respondan a nuestra voluntad y un sistema de transmisión que no resulte molesto serán claves para que esta tecnología triunfe. Es crucial resolver la incógnita de cómo recoger dichas órdenes. Si para mejorar la conducción necesitamos ponernos un casco que reciba los impulsos de nuestro cerebro para transmitir las órdenes será complicado que llegue al gran público. La usabilidad de esta tecnología será clave para su adopción definitiva. Además de ser fácil, tiene que resultar cómodo para el usuario y, por supuesto, útil respecto a lo que ya se está utilizando.
La seguridad es otro de los retos, como también lo es la privacidad, donde algunos experimentos han conseguido adivinar datos privados de los usuarios, algo así como hackear su cerebro. Nadie utilizaría esta tecnología si sabe que al mirar un cajero automático pueden adivinar tu clave de acceso.
También se podrían utilizar las sensaciones que transmitimos al ver algo para tratar de fomentar los impulsos de compra de los usuarios que utilizan estos dispositivos a través del neuromarketing, algo que ya se hace de forma anónima, pero que ahora sería como tener acceso al historial de navegación de nuestro cerebro.
Realidad Virtual
Si nos guiamos por el esfuerzo de los fabricantes y algunos de los principales actores tecnológicos, lo cierto es que la realidad virtual parece ser otra de las tecnologías que nos acompañarán en el futuro. Las soluciones de realidad virtual que tenemos disponibles han evolucionado de forma sustancial en los últimos años. Sin embargo, su camino es largo y se lleva hablando de esta tecnología desde los años 80. Según el ciclo del Hype de Gartner está entrando en la fase de maduración hasta su consolidación definitiva.
Quizás la parte más conocida de la realidad virtual nos lleva a considerarla como una tecnología ligada al videojuego o desarrollada para los más geeks. Pero tiene muchas otras aplicaciones en otros campos. Un ejemplo es la apuesta de Microsoft por la realidad virtual como uno de los pilares de la educación del futuro. También en la industria ha demostrado que tiene aplicaciones que pueden cambiar la forma de diseñar objetos.
Sin embargo, quedan algunos aspectos por pulir para hacer que esta tecnología sea todavía más útil: como acabar definitivamente con la sensación de mareo o ampliar el campo visual en el que se superponen los objetos de la realidad virtual. De esta forma, lo que se busca es que la disparidad entre lo real y lo virtual se difumine hasta que para el consumidor no exista prácticamente diferencias, este es el objetivo final de los diferentes desarrolladores.
Como en el caso anterior, la comodidad de uso será básica para su triunfo. Si para experimentar la realidad virtual necesitamos colocarnos unas gafas o un casco de medio kilo en la cabeza, será complicado que estas novedades se conviertan en un súper ventas. Una cosa es utilizarlo diez minutos, pero si su uso se prolonga en el tiempo podrían surgir dolores de cuello o en la propia cara.
El gran reto quizás sea el desarrollo de contenidos para esta realidad virtual, tanto en el campo del ocio como en la industria, que hagan rentable la inversión en estos dispositivos, que pueden quedar en un éxito tecnológico pero a la vez ser un fracaso comercial. También su extensión para la inmensa mayoría de los consumidores y que no sólo le saquen partido los más ligados a sectores tecnológicos.
Drones
Algo similar pasa con los drones, que parece que han llegado para quedarse. Desde el anuncio de Amazon para utilizarlos como una forma de llevar sus envíos de puerta a puerta su popularidad no ha parado de aumentar. Una industria en crecimiento donde el reto está en proponer funcionalidades para que los drones hagan más rentable y eficaz labores que hasta ahora se desarrollan de otra manera, desde trabajos tradicionales como el pastoreo, a innovadores como la revisión de las palas de aerogeneradores o controlar la seguridad de las infraestructuras de la industria petrolera.
Este aspecto económico marcará el futuro de los drones, al menos en el sector profesional. Si logramos que un trabajo ejecutado por un drone resulte más económico que de la forma tradicional o requiera menos infraestructura para su ejecución, el triunfo está asegurado.
No sólo se utilizan en la logística o la industria, sino que otras actividades económicas también le pueden sacar partido. Un ejemplo es el uso de drones en sectores como la agricultura y ganadería para ayudar a encontrar cabezas de ganado extraviadas. En este sentido también son útiles para labores de auxilio y salvamento.
El drone puede cubrir extensiones de terreno muy grandes en poco tiempo y ofrecer imágenes de lo que sobrevuela, localizar personas o animales con sensores de calor, etc. A la vez permite llegar a zonas inaccesibles por otros medios permitiendo llevar medicinas o determinado equipamiento médico que permiten salvar vidas. Pensemos en un pueblo de montaña que se queda aislado por la nieve o que ha sufrido un derrumbe en su carretera de acceso. El drone puede llevar suministros o medicinas y paliar en cierta medida dicho aislamiento.
Su futuro parece asegurado, tanto en lo que se refiere a las perspectivas económicas de la industria como el empleo en el sector. En este aspecto se estima que generará 150.000 puestos de trabajo de aquí a 2050, ya sea en el área de fabricación o en el de uso, puesto que se necesitan pilotos para drones de uso comercial. En 2014 la industria de los drones movió 15,2 millones de dólares y se espera que en 2020 esta cifra suba hasta 1.270 millones, según un informe de MarketsandMarkets.
Pero debe resolver algunos inconvenientes. Uno de ellos es el mantenimiento de la privacidad de los ciudadanos. El drone se utiliza a veces como si fuera un juguete o un gadget, con el que nos divertimos pero que también tiene la capacidad de tomar imágenes aéreas, lo que muchas veces puede resultar una invasión de la privacidad de las personas si sobrevuela ciudades o zonas públicas.
Por este motivo se ha comenzado a regular su uso en el ámbito civil y no comercial, estableciendo determinadas recomendaciones para utilizarlo en zonas despobladas o habilitadas para el vuelo. Además, al ser una aeronave está sujeto a determinadas restricciones en su uso para que no interfiera o se convierta en un riesgo para el tráfico aéreo. Los drones tendrán que solventar sus flecos legales antes de convertirse en una tecnología destinada para un público masivo.
Impresión 3D
El sector de la impresión 3D no ha parado de crecer en los últimos años. Si hacemos caso a las previsiones todavía está lejos de tocar techo. Conviene diferenciar entre la impresión 3D para el hogar y la industrial. En el primer caso está comenzando a descender el pico máximo de expetativas del Hype de Gartner y en el caso de la empresarial ya se encuentra en fase de consolidación.
Lo que podemos conseguir hoy en día con una impresora 3D parece ser increíble. Algunas tienen una aplicación muy útil aprovechando la capacidad de imprimir bajo demanda. Este es el caso de prótesis médicas diseñadas a medida. En este campo, donde ya se trabajaba fabricando a medida, puede ayudar a reducir costes y tiempos de fabricación. No hace falta llevarlo a un caso tan específico, basta con pensar en el sector dental, donde prótesis e implantes se realizan a medida.
Otras veces se le ha dado un uso más anecdótico, tratando de aprovechar la difusión que se logra creando algo con una impresora 3D por primera vez. Un ejemplo es esta colección de moda, que tanto por costes de fabricación como por tiempos, parece que tiene muy complicado que sea rentable y se incorpore a los procesos productivos de la industria textil.
El punto de inflexión para el éxito de la impresión 3D se encuentra en conseguir plantear alternativas viables a la fabricación industrial de componentes. Su impacto en la economía es mayor de lo que muchos pronosticaban. No se trata sólo de poder imprimir algo en 3D, como un coche, sino de hacer que su producción sea económicamente más rentable que como lo hace la industria tradicional.
Reducir los tiempos de fabricación también es otro de los retos de la impresión 3D para convertirse en una solución eficiente para la producción masiva, que facilite su incorporación como una herramienta más a la fabricación industrial. No se trata sólo del proceso de fabricación donde puede aportar soluciones, sino también en la fase de desarrollo y modelado, en la que muchas veces se pierde mucho tiempo o dinero empleado si no se toman las decisiones correctas.
La demanda de profesionales que tengan conocimientos de impresión 3D será alta durante los próximos años. Las perspectivas de empleo se centran sobre todo en ingenieros industriales y mecánicos y diseñadores, aunque desarrolladores de software y gerentes de marketing son también profesionales que tendrán una alta demanda por parte de la industria. Por sectores las que más apuestan por la impresión 3D desde 2010 vienen siendo los equipos periféricos de fabricación, universidades y escuelas profesionales, la industria automotriz, la aeronaútica y la fabricación en aluminio y plata.
Difusión de la tecnología móvil y conectividad
Otras industrias ya parecen maduras, pero tienen mucho recorrido todavía por delante. Según un estudio de Ditrentia, en España en el año 2013 había 36 millones de usuarios con teléfono móvil, de los cuales 27 millones eran un smartphone. El móvil es ya el dispositivo más utilizado para acceder a internet, según el citado informe. Pero el reto es conseguir que sea más sencillo, más intuitivo para muchos de los usuarios para los que el smartphone es más un problema que una solución.
Se puede decir, por tanto, que ya se trata de una tecnología asentada en la sociedad actual, pero que tiene un amplio margen de mejora, si hacemos caso al diferencial entre móviles y smartphones, de los cuales se comprarán 1.340 millones de unidades en 2016. El reto es mejorar la conectividad entre los dispositivos, hacerlos más útiles para los usuarios y unificar la experiencia de uso entre diferentes gadgets.
Pero la conectividad va más allá del propio teléfono y se relaciona con la posibilidad de conectarnos a objetos cotidianos que nos rodean, el Internet de las cosas, IoT, que actualmente se encuentra en su pico máximo de expectativas de dicha tecnología. En este sentido España se presenta como uno de los países que están peor preparados para aprovechar las posibilidades de esta innovación. El reto de la conectividad es clave para aprovechar la llamada 4ª revolución industrial, donde el Internet de las cosas alcanzará una inversión global de 500.000 millones de dólares en 2020.
¿De qué depende el triunfo o el fracaso de esta tecnología? Aquí los desarrolladores tienen mucho que aportar para lograr un sistema de control intuitivo y útil, que nos permita sacar partido a la capacidad de conexión de diferentes objetos a internet, que hasta ahora habían quedado al margen del control desde dispositivos móviles.
El reto BBVA Blue Impact Challenge
Además del Tech Challenge, que apuesta por desarrollar nuevas alternativas dentro de estas cinco tecnologías que hemos comentado, también existe un reto Social que busca jóvenes capaces de encontrar este tipo de soluciones innovadoras para resolver problemas planteados por la sociedad actual, tales como el envejecimiento de la población, la falta de agua, el agotamiento de los recursos energéticos, la obsolescencia del sistema educativo o el enfrentamiento de culturas y valores.
Tanto en el ámbito tecnológico como en el social, la participación la podemos hacer de forma individual o en un grupo de cinco personas. El Challenge Day se celebrará próximo 31 de octubre. Las tres mejores soluciones por categoría entrarán automáticamente en una fase de aceleración y formación en Impact Hub Madrid, con una duración de 45 días acompañados en todo el proceso de aprendizaje por un mentor.
Los ganadores del BBVA Blue Impact Challenge viajarán a Silicon Valley o participarán en los Social Impact Award de Viena, depende de la categoría en la que hayan participado, pero el auténtico premio será vivir el proceso de formación e innovación de la mano de mentores especializados, una experiencia que hace que el esfuerzo merezca la pena.
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La noticia Las cinco tecnologías de moda que se debaten entre cambiar el mundo y quedarse en humo fue publicada originalmente en Xataka por BBVA .
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