A Antonio Peiro no le molesta que lo llamen "friki de los juegos de rol". Está orgulloso de ello y ahora puede aprovecharse de esa gran afición dedicándose a ello en un colegio de Madrid. Ésta es su historia.
Un profe de historia gracias a Akelarre
La historia de Antonio Peiro y la educación, como nos ha contado, arranca como voluntario en la Universidad Complutense de Madrid dentro de la Unidad de Orientación, ayudando a los chicos y chicas de bachillerato a afrontar la selectividad. Allí, el trabajo diario con los adolescentes, despertó su pasión por la enseñanza. Pero no iba a ser de la manera tradicional.
Antonio Peiro tenía claro que en clase de historia había que huir de los comentarios de texto y el bucle sin fin de leer y releer hojas de apuntes. Se basaba en su propia experiencia como alumno.
“Siempre me he considerado friki, empecé a jugar a juegos de rol hace quince años y hasta ahora. Por el camino he cruzado España de jornada en jornada, he llevado durante muchos años un blog de rol (Aker Codicem) y un canal de youtube cuando sólo éramos tres o cuatro haciéndolo aunque, por desgracia, he tenido que ir dejándolos de lado por estudios y trabajo”
En tercer año de Derecho, Peiro encontró en el mítico juego Aquelarre una señal: la historia podía ser muy interesante y su curiosidad hizo que de ser un chaval al que no le gustaba la historia, estuviera dispuesto a convertirse en profesor. Hacer borrón y cuenta nueva.
“Si a mi me funcionó el rol como elemento motivador para aprender historia y como herramienta para aplicar y adquirir conocimientos ¿por qué no iba a usarla con mis alumnos?”
La ventaja en el aula por ser un friki de los juegos de rol
Desde hace unos días, en Madrid, en la zona de Las Tablas, cuentan con un colegio nuevo. El Reggio Explora es el lugar de trabajo actual de Peiro, su primera experiencia como docente directo. Allí se ha reencontrado con Javier Espinosa, tutor de Antonio en su trabajo final de máster, y uno de los referentes españoles en innovación educativa y pionero en gamificación y aprendizaje basado en el juego.
El aprendizaje basado en juego será elemento transversal en la docencia dentro del nuevo centro. Es por ello que además de la formación en innovación educativa, tener un pasado tan intenso como jugador de rol ha supuesto una llave maestra para Peiro como profesor del centro.
“Después de tantos años como jugador conoces infinidad de juegos, tanto de rol como de mesa y ahora, siendo profesor, en parte te cambia la perspectiva con los juegos. Ahora cuando descubro un juego nuevo no paro de buscar aplicaciones que pudiera tener en clase. Pero, además, conocer tantos sistemas, mecánicas y formas de juego te facilita mucho el trabajo a la hora de adaptar juegos para introducir contenidos del currículo”
Entrar en las conversaciones distendidas entre alumnos en los inicios de una mañana en cualquier colegio de España, a día de hoy, es tener muchas posibilidades de ponerse al día del último meta de Clash Royale. El boom del juego de SuperCell ha propiciado además que esos menores de edad se interesen por más juegos de estrategia, incluso los de mesa.
“El hecho de jugar es un lazo de unión muy importante con el alumnado. Socialmente se ha creado una barrera imaginaria en la que se es adulto cuando se deja de jugar, en el momento en el que la rompes, se acorta la distancia entre el profesor (adulto) y el estudiante (adolescente). Incluso, gracias al momento de expansión de los juegos de mesa que se ha vivido en los últimos años, no es raro que muchos alumnos compartan esta afición y sirva como un elemento más de cohesión del grupo y de cercanía con el profesor”
Pero no pensemos en el juego dentro del aula como un pilar exclusivo para el acercamiento profesor-alumno. En primer lugar los juegos de rol facilitan aprendizaje y refuerzan una serie de ámbitos de trabajo transversales y capacidades que el alumno debe adquirir: el trabajo en equipo, la empatía (al ponerse en el lugar de su personaje), la gestión de la frustración, el respeto, la capacidad de seguir normas (las reglas del juego), la capacidad crítica, desarrollo de la creatividad, fomento de la lectura…
“Como profesor, usar juegos de rol es una herramienta de aplicación de contenidos brutal. Llevándolo a mi campo, la historia, describir una escena de Dungeons & Dragons a tus alumnos de 2º de ESO en la que llegan a un pueblo y un campesino les lleva ante el duque de Argentea y les ordena recuperar el Orbe de Curación que guardaban en el templo de la Diosa, los alumnos ya están viendo contenidos como las tres órdenes medievales (campesino-Duque-Templo) o el funcionamiento del sistema feudal”
“Este pequeño ejemplo es de un juego fantástico medieval, imagínate las posibilidades que presentan los múltiples juegos de corte meramente histórico. Pero, incluso, cuando describo la población de una ciudad estoy trabajando contenidos de demografía, o cuando los jugadores-Alumnos hacen un mapa del recorrido que han hecho en la mazmorra están trabajando escalas de mapas y puntos cardinales”
El uso de juegos de rol dentro del aula no tiene por qué ser tan intensivo para sacarle partido. Una simple partida a “Los hombres lobo de Castronegro” el primer día de clase dan una información muy valiosa al profesor que llega por primera vez a un aula concreta.
“Los juegos de rol, en tanto en cuanto son juegos de tipo social, nos sirven para conocer cómo es el organigrama de las relaciones dentro de la clase. En una partida podemos ver quien o quienes son los líderes de la clase, cómo se establecen las relaciones de poder e, incluso, poder identificar o prever posibles casos de bullying”
Suena todo tan ideal … pero no es así. Además del entorno y tipo de alumnado, usar los juegos de rol como herramienta educativa no es la panacea. Requiere de metodologías y herramientas que los complementen porque no funcionará si el profesor llega a clase el primer día y dice “vamos a jugar una partida de rol".
“Hay que trabajar los contenidos previamente con los alumnos, algo similar a lo que ocurre con química y el laboratorio: antes de ir a mezclar los componentes, debemos trabajar primero la fórmula sobre el papel”
Tampoco cualquier profesor está preparado para usar los juegos rol en clase de manera exitosa. Hay un trabajo previo intenso para conocer el juego lo suficientemente bien .. y lo que es más importante, haber jugado antes. Aquí Antonio Peiro goza de una clara ventaja que le ha costado años de pasión.
“A diferencia de un juego de mesa en el que sacas el tablero y está listo para jugar, los juegos de rol requieren de un trabajo de estudio y preparación previo: aprenderse las reglas, diseñar personajes (hechos de antemano o que los hagan los propios alumnos), y diseñar la partida. Además debe haber bastante control del aula y del grupo y tener en mente los objetivos didácticos de la actividad ya que es muy fácil perderlos de vista y centrarnos en el aspecto lúdico”
El uso de juegos de rol en el aula se enfrenta a otro obstáculo que con los habituales ratios en clase se convierten en barreras casi insalvables. Tener un historial y control del rol como Peiro juega totalmente a su favor para encontrar soluciones.
“Normalmente, un juego de rol está pensado para ser llevado entre grupos de cuatro y seis jugadores, mientras que en un aula nos podemos encontrar con una treintena de alumnos. Se puede tratar de gestionar esa cantidad de jugadores o bien crear personajes cooperativos, donde un mismo personaje (por ejemplo, un bandolero Sevillano durante la Guerra de Independencia) es llevado por tres alumnos distintos que deben ponerse de acuerdo y tomar decisiones”
Alumnos que analizan y diseñan sus propios juegos de rol
Además de en clase, en el Reggio Explora se ha creado un proyecto de centro consistente en una serie de talleres unificados bajo el nombre "Explora tus talentos". Los alumnos del centro pueden apuntarse a diferentes talleres dentro del horario lectivo, según sus inquietudes. Puede ser desde montar un huerto a un espacio maker o clases de cocina. El objetivo final es que desarrollen su creatividad y exploren sus capacidades por sí solos, siempre con la ayuda de un guía, experto o facilitador que les tutela en el proceso.
Peiro es el encargado del taller “Espacio Jugón”, dedicado a los juegos, y donde no solo habrá sitio para los de rol. La elección de los títulos es compleja, principalmente por la variedad de edades de los alumnos, que arranca en los 8 años pero puede incluir a alumnos con 16 años.
“La idea es buscar un equilibrio entre lo que todos quieran. A lo mejor un juego de terror Lovecraftiano no es lo más adecuado para juntar a un chaval de 8 años con uno de 16, pero sí para uno de 14 y otro de 16. En este sentido es importante trabajar desde el consenso y puede que, a lo mejor, lo que prefieran sea jugar un dungeoncrawling (atravesar la mazmorra, matar al dragón y robarle el tesoro)”
El boom de los juegos de mesa facilita la tarea en el Espacio Jugón, pues en los últimos años se están ampliando los rangos de edad de diferentes títulos. Juegos como Pequeños Detectives de Monstruos, Magissa o Do: peregrinos del Templo Volador son algunos ejemplos de rol orientado a los más pequeños de la casa. O el aula.
“Para el Espacio Jugón he pensado, sobre todo, en reglamentos genéricos (libros de reglas sin ambientación propia) como pueden ser FATE, Savage Worlds (para los más mayores) o Hitos. La idea es no saturar a los chavales con docenas de reglamentos y que tengan que aprenderse unas reglas específicas para cada juego, sino usar uno o dos sistemas genéricos para que así se centren en la propia partida, cuanto más narrativos mejor. Eso no quita que vaya a haber algunos juegos con ambientación que crea que puedan ser interesantes por su temática: Marca del Este, Aquelarre, algún título lovecraftiano, Star Wars...”
Padres y currículo frente al juego de rol en el aula
En las experiencias innovadoras dentro del aula, prescindir del libro de texto o el uso de las TIC es algo ya asumido por la comunidad educativa y hasta promovido por la legislación . Pero, ¿y con el aprendizaje basado en juego? Que un alumno de 8 años llegue a casa y hable sobre un juego de rol con el que ha pasado la mañana en clase, por mucha pasión con la que lo narre, puede suponer un impacto.
En en el caso del Reggio Explora, como nos cuenta Antonio Peiro, el bagaje de la plantilla del centro con estas metodologías ayuda a la confianza de los padres. Esta situación no es la habitual pues el centro inicia este curso su andadura y los padres que lo escogieron ya conocían el uso de este tipo de metodologías. Con la administración basta con cumplir la ley.
“En el aula, yo lo uso como herramienta para dar clase y al final, los alumnos acaban adquiriendo los estándares marcados por la ley”
Otra cosa son los talleres. Ese espacio es ajeno al currículo escolar convencional y en él se perseguirán aquellas capacidades que tienen los niños y no contempla el currículo básico. El juego, especialmente de rol, es el protagonista, pero no como una ludoteca al uso.
“Mi objetivo es trabajar con los alumnos algunos aspectos propios del juego que les pueden servir para su vida diaria y no simplemente jugar. Cuando cuatro alumnos quieren aprender a jugar a los Colonos de Catán, no sólo les estoy explicando un juego, sino que mediante ese juego, ellos van a trabajar la planificación a corto, medio y largo plazo, la capacidad de improvisar, la capacidad de negociación... y ya si nos ponemos se puede trabajar la teoría Malthusiana, la ley de Oferta y Demanda, la especulación... De modo que no es sólo jugar”
El sueño de Peiro no es sencillo pero ahí está: “el nivel máximo de desarrollo al que podríamos llegar con el taller es que el alumno diseñase su propio juego”
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La noticia Soy un friki de los juegos de rol y he conseguido dedicarme a ello en un colegio fue publicada originalmente en Xataka por Javier Penalva .
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