El próximo día 28 es el último sábado del mes de marzo. Y esto implica que durante una hora, entre las 20:30 y las 21:30, un gran número de hogares apagarán todas sus luces para participar en la llamada Hora del Planeta (Earth Hour en inglés). Se trata de una iniciativa propuesta por el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) en 2007 y que, con mucho éxito, ha continuado repitiéndose cada año hasta la actualidad en una gran cantidad de países.
Este tipo de iniciativas colectivas pueden implicar cambios bruscos en la demanda energética y, a medida que crezca en popularidad, esta variación se hará cada vez más pronunciada. En cierto sentido, este mismo fenómeno ocurre con otras actividades coordinadas como grandes eventos deportivos o posibles protestas civiles que intenten colapsar la red eléctrica. ¿De qué manera afecta este tipo de iniciativas a nuestros sistemas eléctricos? ¿Cómo reaccionará la red eléctrica el próximo sábado ante la Hora del Planeta?
La Hora del Planeta en cifras
La iniciativa de la Hora del Planeta viene del año 2007, cuando la sucursal de WWF en Australia y la agencia publicitaria Leo Burnett se unieron para lanzar la primera edición en Sidney. Se trató de un acto simbólico; un pequeño gesto con el que las luces de hogares, negocios, edificios y monumentos se apagarían durante una hora para llamar la atención sobre los retos a los que nos enfrentamos con el cambio climático.
Tan solo un año después ya se unían a esta iniciativa 35 países, iniciando una tendencia creciente que se ha repetido durante los años siguientes y hasta día de hoy. Resulta complicado medir el impacto real de estos apagones en cuanto a cambios en la demanda se refiere, ya que no hay informes oficiales sobre las variaciones energéticas debidas explícitamente a la Hora del Planeta.
Algunos autores, como es el caso de Sarah J. Olexsak y Alan Meier, han dedicado sus esfuerzos a elaborar una base de datos mediante la búsqueda de información de compañías eléctricas, publicaciones en prensa con datos de operadores de sistema eléctricos y compañías distribuidoras. Sus resultados fueron analizados y publicados en un artículo académico bajo el nombre de "El impacto eléctrico de la Hora del Planeta: un análisis comparativo internacional del comportamiento de ahorro de energía" (The electricity impacts of Earth Hour: An international comparative analysis of energy-saving behavior).
Analizaron una cifra de 274 medidas de variaciones observables en la demanda energética asociadas a la Hora del Planeta en 10 países a lo largo de 6 años (desde 2007 hasta 2012). Estos países fueron Australia, Canadá, Indonesia, Irlanda, Israel, Nueva Zelanda, Qatar, Suecia, Emiratos Árabes Unidos y Estados Unidos.
Los resultados mostraron una reducción media en el consumo de un 4%, aunque la distribución de estas alteraciones durante la Hora del Planeta cambiaba mucho entre las regiones estudiadas. Mientras que en Canadá se apreció una disminución en el consumo de hasta un 28%, en Nueva Zelanda llegó a aumentar un 2% durante esa franja horaria.
La gráfica anterior muestra, según sus datos, la distribución de los 274 casos estudiados de cambios en la demanda energética. Se puede observar cómo la mayor parte de estos cambios son del orden de entre un 1% y un 3% de disminución en la demanda.
La respuesta de la red ante cambios de demanda
Para el caso de España esta publicación no aporta datos, aunque la aceptación de la iniciativa en nuestro país ha ido creciendo durante los últimos años. Sin embargo, contamos con los registros del seguimiento de la demanda de energía eléctrica de Red Eléctrica de España (REE). Si buscamos el 30 de marzo de 2019, que fue cuando tuvo lugar la última Hora del Planeta, vemos que la demanda del Sistema Eléctrico Peninsular Español a las 21:00 fue de 29.291 MW de potencia. El sábado inmediatamente anterior, a la misma hora, hubo una demanda de 29.516 MW. Se trata de un 0,77% de diferencia entre La Hora del Planeta y las 21:00 de un sábado cualquiera.
Por supuesto, sería necesario un análisis mucho más detallado para poder concluir que esta diferencia se debe exclusivamente a la Hora del Planeta. No se puede justificar con estos datos que exista una reducción en la demanda energética significativa como causa de esta iniciativa, aunque lo que sí se observa es que en todo momento la demanda real se mantuvo dentro de los márgenes previstos por REE. No hubo en ningún momento peligro de colapso del sistema eléctrico. Sin embargo, este es uno de los argumentos que esgrimen las voces más críticas con la iniciativa.
Hagamos un experimento mental. Imagina que el cambio en la demanda hubiese sido tan alto que pillase a todos por sorpresa. ¿Qué ocurriría en nuestro sistema eléctrico? La respuesta es clara: una gran fluctuación en la frecuencia eléctrica.
Nuestros sistemas eléctricos deben asegurar siempre que la energía que se genera en cada instante sea la misma que se consume. Es decir, que los generadores responderán coordinadamente y de manera instantánea ante cualquier mínima variación que se produzca en nuestros hogares, fábricas u oficinas. Este equilibrio generación-consumo es el que permite mantener constante la frecuencia a 50 Hz en países con influencia europea y 60 Hz en países con influencia estadounidense.
Cualquier fluctuación en la demanda ocasiona desajustes en la frecuencia hasta el momento en el que la generación logra regularse y adaptarse al nuevo valor de consumo. Esto ocurre en tiempos muy cortos y la regulación es suficientemente rápida como para que la frecuencia siempre se mantenga muy próxima a esos 50 Hz de referencia. Los procedimientos de operación de REE establecen una frecuencia mínima de 49,85 Hz y una máxima de 50,15 Hz. Dentro de ese rango no hay de qué preocuparse.
Sin embargo, volviendo a la pregunta de nuestro experimento mental, si el cambio en la demanda fuese suficientemente brusco y amplio puede ser que nos salgamos de ese rango y sería entonces cuando tendríamos un problema.
Por qué la Hora del Planeta no debería preocuparte
Sabiendo lo que puede ocasionar una variación suficientemente grande en la demanda energética de un país, volvamos a la realidad. La Hora del Planeta fundamentalmente afecta al consumo de los hogares en iluminación. Según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), el 20% de la demanda energética española se consume en los hogares. Además, según datos de Endesa a partir de su portal Twenergy, la iluminación supone aproximadamente un 9% del consumo de nuestros hogares.
Por tanto, estamos hablando de un 1,8% de la demanda eléctrica nacional. Eso en el supuesto de que todos los hogares del país se pusieran de acuerdo para apagar las luces. El orden de magnitud de esta variación no sería suficiente, en ningún caso, para producir una desviación de la frecuencia más allá de los márgenes de operación de REE. Además, para la operación del sistema, REE también incluye en sus previsiones de demanda las posibles afecciones de eventos coordinados programados de una magnitud suficientemente elevada.
Más allá de todo esto, la Hora del Planeta no pretende continuar escalando en una disminución cada vez más drástica del consumo. No entra en sus objetivos enfocar hacia otros colectivos para buscar otros focos de demanda energética que reducir durante esa hora. Por el contrario, La Hora del Planeta es un gesto para concienciar.
Concienciar sobre las descontroladas emisiones de CO2 procedentes, en parte, de la generación de electricidad. Concienciar sobre la necesidad de aumentar la eficiencia energética de nuestros hogares. Concienciar sobre la creación de hábitos de ahorro y consumo responsables. Esto es lo que WWF pretende resaltar con esta iniciativa, intentando que los ciudadanos nos involucremos en tratar de hacer del mundo un lugar mejor.
Imágenes | Wikimedia Commons 1, Wikimedia Commons 2
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La noticia Qué pasa en los sistemas eléctricos cuando todos apagamos las luces durante 1 hora fue publicada originalmente en Xataka por Rubén Lijó .
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