En su búsqueda de semiconductores cada vez más pequeños, precisos y eficientes la industria tecnológica ha llegado a un escenario que suena casi a ciencia ficción: empresas que consumen más energía que un país entero con decenas de millones de habitantes. No ocurre con todas las firmas, ni la comparación se puede hacer con cualquier nación, claro; pero el dato, más allá de lo anecdótico, da una pista sobre hasta qué punto el sector puede suponer un reto energético y medioambiental.
El caso de ASML y Sri Lanka. El gigante Taiwan Semiconductor Manufacturing (TSMC), el gran proveedor de semiconductores, ofrece un caso tan peculiar como digno de estudio. La considerable cantidad de energía que necesita para sostener su producción le llevará en 2025 —revela Bloomberg— a acaparar alrededor del 12,5% del consumo energético de Taiwán, lo que supone más del doble de lo que acaparaba hace dos años (6%). Su demanda será tan elevada que se espera que en no mucho TSMC consuma tanta o incluso más que los 21 millones de habitantes de Sri Lanka.
¿Y cuál es la razón? En buena medida la búsqueda de los semiconductores cada vez más pequeños, complejos y eficientes que demanda la industria. TSMC es uno de los gigantes del sector. Tanto, que a principios de año aglutinaba el 54% del mercado global, con clientes del calibre de AMD, NVIDIA o Apple, entre otras muchas grandes compañías. Para entender la tendencia de su demanda de energía es fundamental sin embargo familiarizarse con un concepto: la litografía ultravioleta extrema (EUV), una tecnología que no es nueva, pero gana cada vez mayor peso.
Los equipos de EUV se usan básicamente para trasladar patrones geométricos cada vez más pequeños a las superficies de las obleas semiconductoras, lo que exige una tremenda precisión. Las máquinas fabricadas por la compañía holandesa ASML para esta labor son caras y complejas y para utilizarlas firmas como TSMC requieren un alto consumo de energía. Bloomberg precisa que cada máquina consume un megavatio de electricidad, unas 10 veces más que anteriores generaciones. Además de TSMC, Samsung o Intel, entre otros fabricantes, disponen de equipos EUV.
Un cambio con huella energética. La pregunta del millón es: ¿Cómo afecta a la demanda energética del país una industriad de semiconductores cada vez más exigente y que exige grandes aportes de electricidad? En Taiwán hay expertos que ya advierten que, salvo que los fabricantes se provean de sus centrales, el país no tendrá capacidad suficiente para atender su industria.
Es más, no descartan que ya este mismo año la reserva operativa de la isla se sitúe por debajo del nivel que las autoridades taiwanesas juzgan “adecuado”. Aunque el sector es clave en el país, una de las preocupaciones que genera es cómo afectará a otras ramas de su economía. El telón de fondo es igual de esencial y llega marcado por la crisis energética y la transición hacia energías verdes. En lugares como Taiwán, donde la fabricación de chips exige un consumo tan elevado de energía, la falta de alternativas para reforzar el suministro puede suponer un reto ya a corto plazo.
¿De dónde proviene la energía? Esa es la otra gran cuestión sobre la mesa: ¿De dónde llega la energía? ¿En qué medida puede afectar a las políticas de descarbonización? ¿Podría complicar que Asia logre reducir sus emisiones? A pesar de sus planes por reforzar el peso de la “energía verde”, en el caso de Taiwán los combustibles fósiles juegan aún papel esencial: en 2021 se calculaba que apenas el 6% de su energía llegaba de renovables y el objetivo de las autoridades es moverse en el 15% en cuestión de tres años, por debajo de la marca que ya se había dado a sí misma en 2016.
La situación no es muy distinta en Corea del Sur, donde Samsung acapara el 3% del consumo energético y más de la mitad de la electricidad parte de la quema de carbón y gas natural.
Vía | Bloomberg
Imagen de portada | TSMC
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La noticia TSCM ya consume el 6% de la energía de todo Taiwán. Y es un problema para la industria de los chips fue publicada originalmente en Xataka por Carlos Prego .
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