EEUU ha encontrado la forma de intensificar la presión del cerco que sostiene sobre Huawei. Esta empresa china está en el punto de mira del Gobierno estadounidense y sus aliados por haber colocado en el mercado un smartphone, el Mate 60 Pro, equipado con un SoC que presumiblemente no debería estar a su alcance. Las sanciones de la alianza liderada por la Administración estadounidense persiguen evitar que las empresas chinas puedan fabricar a corto y medio plazo circuitos integrados de vanguardia.
Huawei ha contado con la complicidad de SMIC (Semiconductor Manufacturing International Corp), el mayor fabricante chino de semiconductores, para poner a punto el procesador Kirin 9000S incorporado en su actual teléfono móvil insignia, pero parece que no está siendo respaldada únicamente por las empresas chinas. Y es que el Gobierno de Taiwán está investigando a tres de sus propias compañías debido a la posibilidad de que hayan colaborado con Huawei en la puesta a punto de nuevas fábricas de semiconductores en suelo chino.
Taiwán no quiere tener disidentes en casa
La alineación de Taiwán y EEUU es absoluta. Tienen razones económicas muy sólidas para ir de la mano, pero, sobre todo, tienen motivos geoestratégicos evidentes para hacer frente común ante China. Las Administraciones de estos dos países vigilan minuciosamente a todas las empresas vinculadas a la industria de los chips que están sujetas a las sanciones que han aprobado durante los últimos años para frenar el desarrollo tecnológico de China. Especialmente a sus propias compañías.
El Gobierno de Taiwán sospecha que tres de sus empresas pueden haber ayudado a Huawei a poner a punto nuevas plantas de semiconductores en China
Y el Gobierno de Taiwán sospecha que tres de sus empresas pueden haber ayudado a Huawei a poner a punto nuevas plantas de semiconductores en China. Esta cooperación violaría las prohibiciones de la alianza liderada por EEUU y a la que Taiwán está manifiestamente afiliada. Los portavoces de Topco Scientific, que es una de estas compañías, se han defendido alegando que lo único que han hecho ha sido colaborar con PengXinWei IC Manufacturing Co, que es una filial de Huawei, en un proyecto de ingeniería medioambiental que únicamente persigue desarrollar un sistema de tratamiento de aguas residuales.
Además, los ejecutivos de Topco Scientific han negado expresamente haber entregado a Huawei o alguna de sus filiales las materias primas que intervienen en la fabricación de circuitos integrados. UIS, que es otra de las empresas taiwanesas que están siendo auditadas, ha adoptado una postura similar a Topco. Esta compañía ofrece a sus clientes servicios de ingeniería especializados en la construcción de instalaciones de fabricación de semiconductores, y sus portavoces aseguran haber respetado tanto la legislación internacional como la regulación de Taiwán.
Los responsables de la tercera empresa taiwanesa bajo sospecha, L&K Engineering, todavía no se han manifestado, aunque presumiblemente adoptarán una postura similar a la que defienden Topco Scientific y UIS. En cualquier caso, la investigación de la Administración taiwanesa está en marcha, por lo que por el momento estas tres empresas no han sido ni condenadas ni sancionadas.
Sea como sea este conflicto pone encima de la mesa una pieza esencial del aparato que ha desplegado EEUU durante los últimos años para lidiar con China: cualquier empresa de la órbita de la alianza que colabore con alguno de los fabricantes chinos de circuitos integrados será sancionada. Con toda probabilidad si finalmente la Administración taiwanesa demuestra que Topco Scientific, UIS, L&K Engineering o cualquier otra compañía ha ayudado a Huawei, será sancionada de forma ejemplar.
Imagen de portada: Huawei
Más información: DigiTimes Asia | SCMP
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La noticia Huawei se queda sola: tres empresas taiwanesas están bajo presión por "ayudarla" a construir fábricas de chips en China fue publicada originalmente en Xataka por Juan Carlos López .
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