Hace unos días veíamos diferentes formas, trucos y curiosidades para mejorar la cobertura de nuestra red WiFi y que la señal llegase a todos los rincones del hogar. Entre otras, destacábamos las siguientes opciones: reutilizar un router antiguo, usar un repetidor-amplificador o un punto de acceso inalámbrico.
¿Cuál es mejor, qué sistema me conviene más, es más potente, más rápido, sencillo de instalar, barato y fiable? Bueno, a continuación vamos a tratar de responder a estas y otras preguntas.
Reciclando mi viejo router
Con los años, la mayoría hemos ido almacenando en casa diferentes modelos de routers, o bien neutros comprados por nosotros y que se quedaron desfasados, o bien los que de serie nos han ido ofreciendo las operadoras y que al final nunca pasaron a recoger. Estos equipos pueden tener una segunda vida si los usamos como puntos de acceso WiFi alternativo al de nuestro router actual para mejorar la conectividad en alguna habitación a la que la señal se resiste a llegar.
La idea es muy sencilla y pasa por colocar el router viejo en dicha habitación problemática para que cree su propia red inalámbrica y conectarlo al router principal por medio de tres formas diferentes: mediante una conexión WiFi, con un cable Ethernet o a través de un adaptador PLC. Veamos los inconvenientes de cada método.
Empezando por WiFi, se trataría de que ambos se conectaran de forma inalámbrica, pero si lo que tenemos es problemas de cobertura, no parece la mejor opción a utilizar (además que no está soportada por todos los routers). El cable Ethernet directo es, sin duda, la mejor elección, aunque tendremos el problema de llevarlo hasta la habitación, lo que puede ocasionar posibles inconvenientes estéticos y serios conflictos WAF difíciles de solventar.
Por último tenemos la opción del PLC, que utiliza la red eléctrica. Es una buena alternativa si la nuestra es de calidad, aunque el ahorro de reutilizar el viejo router puede que se nos vaya en comprar el PLC. (Si tenemos alguno en casa sin usar puede ser un buen momento para hacerlo).
Una vez que nos hemos decidido por un sistema de interconexión (recomiendo el cable directo o si no elegir otro sistema para extender la WiFi) tenemos que configurar el router antiguo para que haga su función. El proceso depende de cada modelo concreto, pero básicamente pasa por cambiar la IP original del router viejo para que no haya conflictos con el nuevo y reenviar sus peticiones DHCP a la IP del router principal (que normalmente es 192.168.1.1). En este artículo tenéis explicado un caso concreto utilizando dos modelos Comtrend.
Hecho esto, ahora llegaría el momento de configurar la red WiFi en el router reciclado con los parámetros, contraseñas y demás parafernalia técnica habituales y ya tendríamos un punto de acceso inalámbrico en la habitación problemática a coste prácticamente cero.
¿Ventajas e inconvenientes? La primera ventaja como ya hemos comentado es el precio. El router no nos cuesta nada y solo tendremos que comprar un cable Ethernet si no lo tenemos ya. Como inconvenientes nos encontramos con que no es un proceso tipo "enchufar y listo". Hay que andar trasteando con la configuración del router, situación que puede darnos algún problema.
Reutilizar un modelo que tenemos en el cajón desde hace años puede que no sea buena idea si buscamos la máxima velocidad y el mínimo retardo
También está el tema del rendimiento. Los routers de las operadoras no suelen brillar por sus prestaciones. Reutilizar un modelo que tenemos en el cajón desde hace años puede que no sea buena idea si buscamos la máxima velocidad y el mínimo retardo, ya que seguramente apenas será compatible con los últimos estándares inalámbricos (con mucha suerte lo será con WiFi 802.11 a/b/g y hasta 54 Mbps) y lo más probable es que al final sólo nos resulte útil para la navegación básica por la Web, mensajería instantánea, redes sociales, etc. pero no para aplicaciones más exigentes como el vídeo en streaming.
Puntos de acceso inalámbricos, repetidores-amplificadores
La otra gran opción con la que llevar una red inalámbrica a todos los rincones del hogar pasa por utilizar nuevo hardware específico para esta función, como un punto de acceso, un repetidor o un amplificador. ¿No son lo mismo? Pues sí y no, ya que el nombre depende de las funciones que incorporen y de cómo lo comercialice el fabricante. Puede que nos encontremos con dispositivos que integran una, varias o todas las funcionalidades (punto de acceso, repetidor, extensor, amplificador, etc.).
Por ejemplo, un punto de acceso básico, sin funciones extra, nos permitirá crear nuestra propia red WiFi independiente de la del router principal. Podemos colocarlo en la misma habitación que él, conectado por un cable Ethernet y probablemente tendrá mayor cobertura, potencia y velocidad real que la red inalámbrica de serie, ya que están preparados para cumplir específicamente con esta tarea.
Sin embargo, si nuestro problema es llevar la señal a una habitación muy alejada, a otro piso, etc. donde los routers no nos han dado una buena solución por haber mucha distancia, múltiples atenuaciones por paredes gruesas, etc., es probable que con el punto de acceso tengamos un problema similar a no ser que sea de gran potencia o lo coloquemos cerca de donde necesitamos la conexión. Aquí nos encontramos otra vez con el inconveniente de que necesitaremos llevar la red local por medio de un cable Ethernet si queremos el mejor rendimiento, algo que en muchos casos no será posible.
Algunos me diréis que los puntos de acceso suelen ser mucho más potentes, que dan menos problemas y que en Internet los hay con potencias de escándalo con las que traspasar cualquier pared que nos incordia. Tenéis razón, pero cuidado con comprar modelos en el extranjero con potencias estratosféricas, ya que podríais tener algún disgusto con la legislación española (o del país en el que residáis) que limita, y mucho, la potencia radiada de este tipo de dispositivos.
Sea como fuere, si nuestra única posibilidad pasa por colocar el punto de acceso en la misma sala que el router y aún así seguimos con problemas de cobertura en habitaciones alejadas, entonces puede que un amplificador-repetidor intermedio nos ayude.
Se encargan básicamente de detectar la señal inalámbrica, regenerarla y amplificarla para que salga como nueva. Los hay con y sin salida cableada y capaces de funcionar con muy diferentes configuraciones: modo repetidor, modo bridge, sólo como punto de acceso, como cliente, etc.
Su instalación suele ser inmediata y pasa por enchufarlos en la pared y quizá pulsar algún botón de sincronización. El problema suele ser que, si la señal WiFi inicial es muy mala, tendremos que buscar un lugar intermedio en la casa para que la cobertura llegue bien a todos los extremos.
Es decir, si en nuestra habitación problemática no llega bien la señal WiFi original (de ahí que sea la habitación problemática), poner uno de estos amplificadores en dicha habitación probablemente no nos solucionará nada. Tendremos que colocarlo en una habitación intermedia perdiendo parte de la potencia total que nos ofrece.
Resumiendo
¿Qué opción es mejor de todas las que hemos visto (nos faltarían los adaptadores PLC con WiFi, que ya los comentamos el otro día) Pues depende de nuestras necesidades, expectativas y de cuánto queramos gastar.
Si no necesitamos una conexión muy veloz y podemos desplegar un cable de red hasta el lugar deseado, el reciclado de router viejo será la opción más económica, aunque ya que tenemos el cable, lo mejor sería gastar un poco más y poner un punto de acceso de calidad con el que olvidarnos de problemas por unos años.
Si no podemos tirar cable por el suelo o las paredes, entonces probablemente lo que más nos convenga será utilizar un repetidor-amplificador en un punto intermedio de la casa. Suelen ser baratos, sencillos de instalar y por lo general cumplen su función siempre que la señal WiFi que les llegue sea decente.
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La noticia ¿Qué mejora más la WiFi de casa: reciclar un router viejo, usar un punto de acceso o un repetidor? fue publicada originalmente en Xataka por Paco Rodríguez .
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