Los seres humanos somos complejos y simples al mismo tiempo. Complejos porque, entre otros factores, somos capaces de experimentar emociones mezcladas, algo que en ocasiones provoca que ni nosotros mismos podamos entender qué estamos sintiendo. Y simples porque, por muy complejos que nos creamos, nos parecemos tanto unos a otros que nuestro comportamiento puede ser pronosticado por un programa informático.
Upstart y Workday son dos empresas (la primera de ellas es aún una startup muy joven) que han logrado diseñar dos algoritmos capaces, al parecer, de perfilar con mucha precisión cómo es el carácter de una persona, y, lo que es más importante, de predecir qué decisiones va a tomar y cómo se va a comportar. Pero no se trata de un programa que aspira a enviar al paro a los psicólogos, sino de una herramienta que en manos, por ejemplo, de los bancos, puede determinar si una persona debe o no recibir un préstamo.
La decisión ya no es nuestra
Los algoritmos de estas dos empresas, y probablemente los que manejan otras de las que no hemos oído hablar, son capaces de analizar nuestro historial (económico, laboral, etc.) y de elaborar predicciones comparando nuestros datos con los patrones que describen el historial de otros miles de personas. Como he mencionado en el párrafo anterior, esta información puede ser utilizada, por ejemplo, por las entidades financieras para decidir qué clientes deben recibir un crédito porque van a ser capaces de asumir la deuda, y cuáles no deben tenerlo. Pero esta es solo una posibilidad.
Otra aplicación algo más «amable» es la posibilidad de que este software sea utilizado por las empresas para predecir la evolución profesional de sus empleados. Esto les permitiría, en teoría, detectar cuándo una persona no se encuentra a gusto en su puesto de trabajo, y también prever cómo encauzarla o qué puesto ofrecerle para que mejore su rendimiento y decida permanecer en la empresa.
Curiosamente, este último escenario ha sido puesto a prueba por Workday, una de las empresas responsables de estos algoritmos, y ha llegado a una conclusión: la cualidad que tienen en común sus empleados con más éxito es la tenacidad, y no la ambición o la autoexigencia, por ejemplo. En cualquier caso, es evidente que estos programas, por muy sofisticados que sean y por muchos datos que sean capaces de analizar, no son infalibles. Al fin y al cabo, están creados por seres humanos. Por esos mismos seres humanos falibles a los que juzgan.
Imagen | About Modafinil
Vía | Bits - The New York Times
En Xataka | ¿Son discriminatorios algunos algoritmos de Google, Microsoft y otras empresas? Varios estudios defienden que sí
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La noticia Ya no tenemos escapatoria: los algoritmos que nos conocen mejor que nosotros mismos están listos fue publicada originalmente en Xataka por Juan Carlos López .
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