En un par de días la Nintendo Switch comenzará a llegar a las manos de los primeros compradores que han pagado los 319 euros que cuesta. En Xataka llevamos unos días ya con ella y nos han bastado 48 horas para quedar convencidos de que el futuro de las consolas bien podría ser así … cuando Nintendo complete un lanzamiento que por ahora es manifiestamente escaso de catálogo. Aquí está el análisis de Xataka de la Nintendo Switch.
De consola casual a consola modular
Nintendo nos tiene acostumbrados a no seguir el camino recto y a explorar rutas nada sencillas cuando uno va solo. Ha sido su máxima en los últimos años. Así es Nintendo y precisamente por ello sobrevive.
La compañía japonesa lo hizo con su portátil 3DS, todo un fenómeno que nadie pudo replicar, y posteriormente con la Nintendo Wii, un revulsivo en la manera de jugar. En ese caso sí que recibió respuesta, tardía pero contundente y mejorada, principalmente por parte de Microsoft con su Kinect.
Con la siguiente consola de sobremesa tocaba pasar página y alejarse de la consola casual. Pero la Wii U no le salió bien. En ella pudimos comprobar algunas ideas de alejamiento de la consola de sobremesa tradicional con ese mando con el que jugar sin necesitar otra pantalla. Esa idea es uno de los pilares que muchas marcas y plataformas están explorando: jugar con la potencia de una sobremesa pero con la libertad de hacerlo donde y cuándo queramos.
La nueva Nintendo Switch es la evolución esperada. Algo casi completamente nuevo en el mercado y que a nivel de diseño les ha quedado estupenda. Aire fresco que ya necesitábamos. Mientras Sony y Microsoft luchan en términos de potencia bruta, de resolución, fps o se lanzan realidad virtual a modo de arma, Nintendo ha vuelto a escoger una guerra contra sí misma a la que seguro que le llegará una respuesta. Seguro. Pero ellos han vuelto a ser lo primeros. Y me ha bastado poder llevarme una partida comenzada al nuevo Zelda en el televisor del salón de casa a una biblioteca para estar convencido.
La pantalla es la consola
Hablar del diseño de la Nintendo Switch es complicado. Mucho. La realidad es que estamos ante una especie de tablet con corazón Tegra al que se incorporan diferentes elementos, desde mandos laterales a una base, para que inmediatamente sea otra cosa diferente: sobremesa que conectamos a un televisor, portátil o hasta pantalla para jugar en cualquier lado.
Esa ambición desmesurada por abarcar cualquier campo del juego en la actualidad (menos la VR) les ha quedado realmente bien. Cuando está colocada en su base, la Nintendo Switch aparenta como otra consola de sobremesa pero en formato muy compacto. También con bastante menos nivel de diseño y atractivo que las últimas Xbox One S o PS4.
Pero nada más sacarla de la caja uno queda sorprendido por su reducido tamaño. ¿Son esto 6 pulgadas? Basta encenderla para comprender que serán seis pulgadas que no nos dejarán indiferente.
Si no está en la base, la pantalla o la consola, porque son lo mismo, es ligera (300 gramos) y manejable (menos de 14 mm de grosor), mucho más que si la comparamos con el mando con pantalla de la Wii U. Hay una reducción considerable de las dimensiones y peso, aunque no debes pensar que será como tener entre manos un tablet/phablet actual.
Esa pantalla es de tipo táctil, brillante y con excelente respuesta. Pero el aprovechamiento de esa capacidad multitáctil no la exprime al máximo Nintendo, y si bien el movimiento por los menús y opciones podemos realizando tanto con los botones como directamente en la pantalla, en los menús u opciones de los juegos no es posible. Por ahora solo hemos podido probarlo en el último Zelda (y es probable que en determinados juegos no se obvien de esta manera las posibilidades táctiles de una pantalla como la de la Switch), pero la tendencia natural tanto en opciones de menú del juego como incluso dentro del juego para algunas acciones, es a tocar con los dedos en la pantalla. Y se te queda cara de tonto cuando lo intentas y no funciona así.
Prepara una caja para las tarjetas de memoria (y juegos)
De la ficha de especificaciones de la Nintendo Switch lo verdaderamente crítico es la memoria interna. Con la barbaridad de espacio que ocupan los juegos actuales, salir al mercado con 32 GB lo podemos considerar casi una broma. Si hasta hay juegos que directamente no podríamos descargar en ella por ocupar más espacio del que queda disponible nada más encender la consola (unos 26 GB)
Esa deficiencia, que no es algo nuevo en el ecosistema de la maca japonesa, Nintendo la compensa de dos maneras. En primer lugar admitiendo tarjetas de juegos propias como ocurre con las que ya conocemos en la 3DS. No me parece mala opción, al final son los juegos físicos que admitimos en otras consolas. Y los tiempos de carga muy rápidos y sin instalaciones de por medio te reconcilian con las consolas de sobremesa. Que no es nada sencillo en estos días.
Por otro lado hay ranura para tarjetas de memoria microSD que pueden ser de tipo microSDXC para asegurarnos tiempos de lectura y escritura adecuados, y compatible con hasta 2 TB. La ranura se encuentra bajo el soporte trasero, y queda por defecto cubierta por éste. El uso e integración de este espacio en la gestión de la consola es bastante cómodo y todo está pensado para que la usemos a modo de almacenamiento, pero por ejemplo cada vez que metemos una tarjeta nueva requerirá el reinicio de la Switch.
¿Y no se pueden usar otro tipo de dispositivos como almacenamiento externo? Estarás pensando como yo en discos USB, aprovechando que la base dispone de dos puertos frontales además del interno. Pues por ahora nada de nada. No hay posibilidad de usar discos USB externos. Y hubiera sido una buena noticia para el uso de la consola en modo sobremesa. Esos dos puertos son para la recarga de otros accesorios como puede ser el mando Pro.
La Nintendo Switch como consola de sobremesa
Aunque cuando la tenemos en modo portátil es cuando la Nintendo Switch enamora, engancha y nos transmite que estamos con un gadget importante entre las manos, esta consola es un modelo de sobremesa.
El cambio de consola portátil a sobremesa o viceversa está muy bien solucionado por parte de Nintendo. Basta colocarla sobre la base y en menos de 3 segundos, todo pasa a la pantalla del televisor. Sacarla y poder ponerse a jugar en modo portátil ocupa incluso menos tiempo.
La colocación de la Switch en su base solo puede hacerse en un sentido. Hay de dejarla simplemente caer en el centro y encajará en el puerto de carga. Lo que no hay es indicación clara de en qué sentido hay que colocarla, así que las primeras veces te tocará ensayo-error. La Nintendo Switch podemos colocarla en su base tanto con los mandos laterales colocados como sin ellos.
En el interior de la base están las conexiones USB 3.0, HDMI y alimentación. Pese a lo básico de este trozo de plástico negro que es la base de la Nintendo Switch, se ha pensado en una colocación muy práctica de los cables, con una ventana abatible y salida directa que permite tener recogidos y estables estas conexiones. En la parte de fuera encontramos dos puertos USB más.
Como os he indicado, la base es muy discreta pero algo sosa y con apariencia endeble. Dado que su lugar habitual será junto al televisor y siempre estática, una mayor solidez y estabilidad se agradecerían.
En modo sobremesa la Nintendo Switch es capaz de ofrecer una salida de vídeo de 1080p a 60 fps, justo lo mismo que las actuales consolas de sobremesa de Microsoft o Sony, a excepción de la PS4 Pro. Sin embargo la impresión sobre calidad y posibilidades gráficas de la Switch queda lejos de lo que uno percibe simplemente encendiendo las otras consolas de Sony o Microsoft.
Ya asumimos que esa carrera por los gráficos o potencia bruta no interesa (o al menos lo transmiten muy bien) a Nintendo, pero como nos pasó en nuestras primeras impresiones con la Switch, uno, nada más encender una consola en 2016 y con un título tan ambicioso como Zelda, espera como mínimo una demostración de potenciales condiciones para ello. Y no ocurre así.
El juego se disfruta, vaya si se hace, pero inmerso en ese mundo abierto uno no puede dejar de pensar en que habría sido necesario un esfuerzo extra por parte de Nintendo para, el día de salida de su nueva consola, ofrecer un Zelda también de 10 en el aspecto gráfico. Quedamos pues a la espera de poder comprobar el nivel de gráficos que podremos obtener con esta Nintendo Switch.
La Nintendo Switch sin mandos acoplados no posee más que el puerto de carga USB-C en la parte inferior, la bisagra trasera, y las conexiones superiores, que son el puerto de auriculares, el control de volumen, el botón de encendido/bloqueo y la ranura para las tarjetas de juegos. También quedan situados en esa parte superior las salidas de ventilación, que solo en el silencio de la noche y con ningún enemigo acechándonos hemos conseguir oír en marcha. Ya en la parte trasera inferior quedan los dos altavoces estéreo que ofrecen un sonido bastante potente y nítido.
Mis dudas con la carga de la batería
Mientras la Switch está colocada en la base, la batería interna está recargándose. Estos días nos ha sucedido que parecía que la consola estaba perfectamente colocada pero sin embargo no era así. Faltaba apretar un poco más para que el puerto USB encajara del todo. El sistema de conexión exclusivamente centrado en ese puerto USB-C no nos ha convencido nada.
La manera más sencilla de saber que todo está ok es mirar la luz verde que nos indica que la consola está conectada y enviando señal al televisor. Esa luz aparece incluso sin tener nada conectado al puerto HDMI, pero se apaga a los pocos segundos. Aparte de eso no hay señal de que la consola en la base se esté cargando ni que la misma haya acabado. Si va a ser el método de recarga antes de llevárnosla como portátil, me parece algo necesario.
Toca ahora hablaros de los tiempos de carga. Y aquí tenemos un tremendo dolor de cabeza tras pasar estos días con la Nintendo Switch en casa. Cuando colocamos la Switch en su base en modo de espera y sin estar jugando a la misma, el tiempo de carga completa supera las dos horas y media. Si hacemos la medición mientras jugamos a un título, ese tiempo de carga se duplica.
Estas cifras me parecen críticas porque la Switch vamos a querer llevarla de un lado a otro, aunque sea dentro de la casa. Quizás por ello Nintendo ha colocado un puerto USB-C como interfaz de carga. Con cables, cargadores y hasta baterías externas, es una solución que nos parecía ideal. Pero no ha sido así.
Hemos probado con los puertos exteriores de la base, con un adaptador de smartphone y hasta con dos cables USB-C diferentes y de calidad, y no hemos podido conseguir cargar la Nintendo Switch con ninguna de estas soluciones de forma fiable. Solo ha sido posible situada en el puerto de carga de su base. Cuando recurríamos a otros métodos, pese a que alguna vez lo hemos conseguido, lo habitual ha sido que nada pasara y la batería interna no se cargara.
Tendremos que comprobar en los próximos días, cuando Nintendo saque la habitual actualización del día del lanzamiento (y donde suelen solucionarse bastante problemas), si esta situación es única, se soluciona, o se trata de un dolor de cabeza importante para quienes la ven una portátil de referencia. Si no se soluciona, la alternativa es el adaptador de corriente que no viene de serie con la consola y que cuesta unos 25 euros. Suma y sigue con accesorios.
Joy-Con, la impresionante evolución de los Wii Remote
Si tanto la base como la propia consola/pantalla no sorprenden, todo lo contrario ocurre con los mandos, llamados Joy-Con. Mirar y coger los nuevos Joy-Con es algo idéntico a hacerlo con los Wii Remote originales. Pero están a años luz en funcionamiento. Vibración, más sensores … todo se ha puesto a disposición de los desarrolladores y los propios jugadores. La buena noticia es que sirven igual para juegos muy básicos y familiares que para los más avanzados.
En este nuevo mando de la sobremesa de Nintendo hay curva de aprendizaje, pero es muy rápida de superar. En realidad no es nada si lo enfrentamos al reto que ha conseguido superar Nintendo para, con un solo diseño, tener un mando funcional en varias formas de uso diferentes. La colocación de los botones y sticks es de lo más acertada, algo nada sencillo para un accesorio que puede configurarse de distintas maneras.
Los dos mandos Joy-Con, que podemos tener en el mismo color o en diferentes (que nos parece una opción mucho más atractiva), se sitúan mediante una especie de rieles en los laterales de la pantalla. Meterlos y sacarlos es cuestión de nada. Solo hay que asegurarse de que hacen clic al introducirlos, y accionar un pequeño botón en la parte trasera de cada uno cuando queremos extraerlos.
Dependiendo de si es el mando izquierdo o derecho, hay diferente configuración. En ambos hay dos palancas, cuatro botones de dirección o A/B/X/Y, y los botones /gatillos superiores L/ZL y R/ZR. Luego, en cada mando, hay dos botones extra más pequeños. Los superiores, con símbolos de + y -, y con ellos se accede a opciones y menús de los juegos, mientras que el botón Home nos lleva al menú principal dejando la partida en suspensión, y el del lado izquierdo realiza capturas de pantalla, algo que nos ha resultado muy adictivo.
Pero no acaban ahí las posibilidades de estos mandos. Con sus acelerómetros y giroscopios, cuando están separados de la Switch, funcionan como elementos que reconocen el movimiento, e incluso van más allá. Incluyen una vibración muy sutil pero apreciable tanto para fases de cualquier juego como para otros de habilidad o precisión, siendo capaces de simular una canica o elemento suelto en su interior … cuando en realidad no hay nada.
Lo dicho, toda una virguería de diseño y funcionamiento. Ah, y se me olvidaba que el mando derecho incluye una cámara de infrarrojos que será capaz de detectar formas. Ya veremos qué provecho le saca Nintendo o terceros desarrolladores.
Las posibilidades de los Joy-Con son totales para todos los modos de juego que propone Nintendo con esta consola Switch. Cuando están acoplados a la pantalla, la consola funciona como una portátil completa y cómoda de usar. Bastante más que con el mando de la de la Wii U. Quizás la única pega es que los sticks pueden resultar algo pequeños para algunos usuarios de grandes manos. Por lo demás nos han dejado una experiencia de juego muy satisfactoria, con precisión, rigidez justa y excelente colocación.
También podemos agrupar los dos Joy-Con con una parte central que nos deja un mando más clásico y que, una vez superados los primeros minutos de uso, nos ha parecido tan cómodo que, habiendo probado el Pro Controller, no creemos que sea necesario comprarlo para tener una experiencia completa en modo sobremesa. Hay diferencia con el adaptador pero no tanta como para compensar el precio ni puede alcanzar en comodidad a los mandos de una Xbox o PS4.
Estos mandos también tienen que recargarse (Nintendo habla de una 20 horas de autonomía), y lo hacen cuando están conectados a la consola, así que parece que una buena idea puede ser mantenerlos colocados a los lados de la Switch cuando ésta se encuentra situada en su base. Además de asegurarnos la carga de los mandos, también evitamos que "se despisten" por casa. Si lo preferimos, hay adaptador que actúa como cargador de esos Joy-Con.
La Nintendo Switch como consola portátil
A falta de ver qué juegos sacan partido del rendimiento de la Nintendo Switch, porque el nuevo Zelda no lo hace, el atractivo hoy en día de la nueva consola de Nintendo es poder llevárnosla con nosotros y seguir jugando como si nada. Al mismo juego y con la misma fluidez que en modo de televisor o sobremesa.
Lo hacemos en su pantalla de 6,2 pulgadas y resolución 720p donde el nivel de detalle es suficiente para disfrutar de un juego como Zelda. Solo podríamos objetar, como pasaba con la memoria interna, que no se haya subido el nivel de la misma en cuanto a resolución. Si en teléfonos o tablets tenemos paneles de máxima calidad, no queremos menos en un dispositivo como éste. Pero seguramente el precio contenido no habría sido posible.
Obviando que sea un panel de 720p, la pantalla de la Nintendo Switch aprueba de forma sobresaliente para su uso tanto en juego en pareja como en movimiento. Los ángulos de visión son completos y ni brillo ni fidelidad de color decaen incluso observándola con una gran apertura. Estamos hablando del uso de la Switch en interior, donde configurando el brillo en automático conviene incluso bajarlo algo manualmente porque nos parece un panel muy brillante.
Sin embargo esa pantalla nos ha decepcionado en exteriores. A plena luz del día los reflejos son insalvables y en escenarios oscuros, prácticamente imposibles de gestionar. Esta situación nos ha ocurrido a plena luz del día y sin que el sol incida directamente sobre nosotros. En interiores, pese a que el entorno fuera luminoso, no encontramos ese problema.
Cuando la estamos usando en modo portátil, el calentamiento es evidente pero en ningún momento pasa de una superficie cálida. Más de dos horas de juego continuado en modo portátil y hemos podido seguir sin molestia alguna por el calor.
Piensa en unas tres horas de juego portátil
Unas tres horas de juego portátil. Es la cifra que Nintendo da para su nuevo Zelda (habla de hasta seis horas en otros modos de juego o títulos), y es, 15 minutos arriba o abajo dependiendo del nivel de brillo y otros factores, lo que hemos obtenido en nuestra prueba estos días con la Nintendo Switch. No es una cifra de la que presumir demasiado, pero sí suficiente para usar el modo portátil en casa.
¿Y qué ocurre cuando salimos fuera? Lógicamente en un viaje largo donde poder llevarnos la sobremesa a cuestas es algo tan tentador que uno no teme ya meterse en un vuelo de más de seis horas. Pero las tres horas (pongamos cuatro para otros título más casuales) serán pocas en este escenario.
Lo mejor de todo es que Nintendo no se ha enfrascado en conexiones propietarias ni nada por el estilo. Como ya os he comentado la Switch se puede recargar vía cable USB-C, por lo que ya sea con un cargador de nuestro smartphone o con el uso de una batería externa, podremos estirar las horas de juego tanto como posibilidad de un enchufe haya cerca o baterías externas llevemos encima. Esa es la teoría, por ahora a nosotros nos ha sido imposible pese a que la Switch nos indicaba que se estaba cargando (aviso y símbolo). Pero no era así.
Otro detalle que nos ha dejado con mal sabor de boca tiene que ver con el sonido. No hay ni rastro de la posibilidad de enlazar unos auriculares bluetooth pese a que existe dicha conectividad, así que por ahora debemos conformarnos con el uso de auriculares con cable para tener una experiencia privada con la Switch.
Ni portátil ni sobremesa: solo para momentos puntuales
Un tercer modo de uso de la Switch de Nintendo se da cuando ni la tenemos acoplada con los Joy-Con ni colocada en la base. En esa situación la consola hace las veces de pantalla mientras usamos los mandos de manera externa. Aquí, por el tamaño de la pantalla, no es algo en lo que vayamos a pensar más que en situaciones muy concretas como una partida rápida entre amigos o en el tren. ¿A qué emociona pensar un trayecto en tren jugando a Zelda casi como si estuviéramos en el salón de casa?
En ese modo entra en juego el soporte plegable para la Switch. Aquí Nintendo no se ha esforzado nada y además de ser un elemento endeble y de plástico, no es sencillo de abrir ni admite diferentes inclinaciones, lo que limita la experiencia de juego según la situación.
Pero hay más. El control de la consola es casi completo con el mando tanto en este modo como en el de sobremesa, pero echamos de menos opciones directas en el mando como el control de volumen o de apagado de la consola. Es cierto que hay menú rápido donde gestionar el brillo, entrar al modo de espera o iniciar el modo avión (al que se accede manteniendo unos segundos pulsado el botón Home) desde el mando, pero esas necesarias opciones para bajar el volumen cuando tenemos la pantalla a modo de televisor o apagar la consola sin acercarnos a la base cuando estamos en modo sobremesa son detalles que hay que cuidar Nintendo.
También hemos encontrado algún inconveniente en la conexión del Joy-Con izquierdo cuando volvemos del modo de espera. Pulsando el botón Home para regresar, el Joy-Con derecho queda siempre enlazado (pues pulsamos el Home que está en él) con la Switch mientas que el izquierdo requiere de una pulsación de cualquier botón. Aquí la lógica nos invita a pensar que volver del modo de espera ya lleva incluido que los dos mandos se activen y queden enlazados al instante.
La interfaz de la Nintendo Switch
Un aspecto de la nueva consola de Nintendo al que le teníamos muchas ganas es a la interfaz. Le tocaba ya algo de cambio de imagen y puesta al día y creo que, aunque es algo particular, han acertado.
Nintendo no ha variado la sencillez de la interfaz de su consola de sobremesa. A algunos incluso les parecerá demasiado simple. Pero ya no estamos ante una menú infantil y lleno de absurdos elementos que no hacían más que estorbar. El nuevo sistema que estrena la Nintendo Switch es ágil, muy veloz y práctico. Tenemos desde los accesos directos a los juegos, pese a que no esté colocada la tarjeta, hasta los menús principales como serían Noticias, eShop, Album donde encontrar las capturas de pantalla, gestión de los mandos, configuración y modo de espera. Por ahora, y hasta el día de su lanzamiento, esta pantalla de inicio más bien parece un desierto.
¿Dónde están los juegos Nintendo?
Hasta aquí te he contado con mucho detalle todo lo que me ha parecido jugar estos días con la Nintendo Switch. No es demasiado a nivel de juegos porque, al contrario que en las demostraciones previas que realizó Nintendo en diferentes eventos, solo teníamos disponible para jugar el nuevo Zelda (que no nos quejamos, claro), así que consideramos que la prueba no acaba de ser lo completa que debería.
No he podido analizar cómo es el juego online o multijugador, tampoco probar más títulos de otros géneros ni tampoco el modo casual con los Joy-Con que tanto tienen que dar a esta Switch. Pero lo solucionaremos.
Desde el día de su lanzamiento, cuando parte de estas limitaciones queden resueltas por la compañía, nos pondremos a darle de nuevo a la Switch para completar un tras un mes de uso donde resolveros todas estas dudas alrededor del análisis de la Nintendo Switch que han quedado en el aire, entre ellas el modo en que funciona el intercambio de actualizaciones entre jugadores sin necesidad de usar Internet, solo a nivel local.
Esa falta de catálogo para las unidades de prueba enviadas a los medios afectará también a los primeros compradores. Nintendo y sobre todo un excelso Zelda son suficientes para vender una primera buena tanda de consolas Switch (no parece que quien quiera jugar al nuevo Zelda lo compre para la Wii U) pese a su precio de 319 euros son en realidad casi 400 euros al sumar el Zelda a 60 euros, porque no hay juego ningun incluido con la consola por ahora. Pero si esos nueve juegos prometidos tardan en crecer, mal comienzo para una consola con tanto potencial.
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La noticia Nintendo Switch, análisis: 48 horas y el Zelda Breath of the Wild bastan para enamorarte (pero cásate sólo cuando haya más juegos) fue publicada originalmente en Xataka por Javier Penalva .
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