Resulta muy difícil ser optimista ante el avance del movimiento antivacunas. También es difícil pensar que vamos a conseguir pararlo incluso usando nuestras mejores herramientas persuasivas. La tendencia social hacia el crecimiento del rechazo a las vacunas parece sólida y todo hace pensar que es muy difícil de frenar.
Confrontarlos no sirve, convencerlos es algo tremendamente complejo. Y estamos gastando muchísimos recursos y esperanzas en una batalla muy difícil de ganar. Sin embargo, cada día estoy más convencido de que la guerra se va a ganar en otro sitio: gracias a las vacunas contagiosas.
Un revolucionario cambio de concepto
Una vacuna es una sustancia fabricada a base de un virus debilitado, muerto o elementos de este que permite al sistema inmune 'aprender' a desarrollar anticuerpos contra versiones 'normales' de la enfermedad. Lo habitual es que estas vacunas se inoculen individualmente de forma oral, subcutánea o intramuscular.
Eso requiere un desarrollo sanitario bastante amplio y que no está al alcance de todo el mundo. La difusión de la vacuna de la viruela, por ejemplo, conllevó una movilización espectacular de recursos entre los que sobresale la expedición de Balmis.
Es decir, las vacunas son medicamentos que necesitan muchísima logística. Esto hace que, aún hoy, en muchos lugares del mundo no se puedan llevar a cabo campañas de vacunación. No hay recursos humanos, no hay infraestructuras y no hay financiación. A veces, por no haber no hay ni colaboración por parte de los propios pacientes. Y para solucionarlo, desde hace años, los investigadores están buscando vacunas que se propaguen solas.
¿Vacunas contagiosas?
Sí, soy consciente de que la idea de que existan vacunas que no necesiten pinchazos o viales es extraña. Pero la idea no es nueva. De hecho, no es 'nuestra', nos dimos de bruces con ella por accidente. La vacuna oral de la polio (fabricada a partir de un virus debilitado) puede 'contagiarse' durante un periodo corto de tiempo antes de morir.
Durante décadas esto fue visto como un problema, como un riesgo innecesario. Ocurre muy pocas veces, pero siempre cabe la posibilidad de que el virus de la vacuna mute y vuelva a su pasado agresivo. Pero también es una oportunidad: la aplicación de una vacuna de este tipo puede verse como una forma (secundaria) de aumentar la efectividad de la vacuna en lugares poco accesibles.
La vacuna de la polio ya se está modificando para reducir los riesgos de mutación y aumentar su capacidad de contagio. Pero la pregunta que nos estamos haciendo es, ¿a dónde podemos llegar siguiendo esa línea de trabajo?
Y la verdad es que sabemos muy poco sobre el asunto. No es un tema que se haya estudiado demasiado, no parecía muy interesante y, se daba por supuesto, que el hecho de debilitar el virus también afectaba a su capacidad de transmisión.
Una verdadera 'democratización' de las vacunas...
Económicamente, salen las cuentas: según estiman en Popular Science, una vacuna transmisible de la triple vírica no sólo ahorraría 50 millones de dólares en EEUU, sino que aumentaría exponencialmente la inmunización de la sociedad. El reto es no perder el control sobre ellas. A más oportunidades de mutación, hay más posibilidades de que surjan mutaciones no deseadas.
Por eso parece que la primera parada es encontrar vacunas contagiosas para los animales que actúan como vector de enfermedades. Si pudiéramos 'infectar' con vacunas a mosquitos, ratas, monos o murciélagos y, más aún, esas vacunas se propagaran solas: evitaríamos que los virus pasaran de los animales a nosotros y reduciríamos la peligrosidad de las mutaciones. Estamos en ello, aunque aún es muy pronto.
...y una solución radical a los movimientos antivacunas
Hace unas semanas contábamos cómo los precios de las energías renovables iban a hacer que EEUU cumpliera con el Acuerdo de París quiera Trump o no quiera. Es decir, la solución tecnológica iba a adelantar a la solución política. Es inevitable ver (esperar) el paralelismo.
No cabe duda de que estamos muy lejos de ese punto y que, posiblemente, haya vacunas que no podremos volver contagiosas. Pero es un buen recordatorio de que, a veces, es mucho más fácil cambiar la biología que cambiar la sociedad.
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La noticia No vamos a convencer a los antivacunas: vamos vencerlos en el laboratorio fue publicada originalmente en Xataka por Javier Jiménez .
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