El dirigible, también conocido como zepelín, se ha convertido en todo un mito de la aeronáutica. Surcó los cielos durante la primera mitad del s. XX, pero catástrofes como la del Hindenburg en 1937 provocaron el pánico en usuarios e industria.
Hace años que estas aeronaves vuelven a estar en boca de muchos científicos que las ven como alternativas perfectas a los aviones comerciales, sobre todo en el ámbito del transporte de mercancías. La tecnología actual parece preparada para evitar algunos riesgos como el del uso del hidrógeno, y puede que acabemos volviendo a ver dirigibles en los cielos más pronto que tarde.
La alternativa a los aviones comerciales
Las empresas que defienden este tipo de proyecto lo tienen muy claro. Con los aviones comerciales "estamos pagando un alto coste, porque los aviones a reacción son la forma de transporte más contaminante que existe", afirmaba Barry Prentice, presidente de Buoyant Aircraft Systems International (BASI).
Esta es una de las empresas que están apostando su futuro a los dirigibles, que según la International Air Transport Association puede reducir el uso de combustible y emisión de gases hasta en un 90%.
Las ventajas de estas aeronaves son notables. Son capaces de aterrizar en sitios inaccesibles para muchos aviones, algo que los hace perfectos para transporte de mercancías incluso en misiones especiales de rescate.
No solo eso: la empresa Varialift Airships, otra de las implicadas en esa carrera por resucitar a los dirigibles, lo tiene claro: "la carga tiene un límite de peso, pero no tiene límite de tamaño en la práctica". Es cierto: el tamaño de los vehículos y estructuras que se pueden transportar es enorme, algo que de nuevo podría ser muy interesante en escenarios como la construcción o las emergencias.
Hay también aplicaciones prácticas muy llamativas que se aprovecharían de la capacidad de los dirigibles para mantenerse en vuelo durante una semana: la vigilancia aduanera, las investigaciones científicas o la prevención de incendios son algunos de los escenarios en los que una aeronave de este tipo podría ser especialmente relevante.
Hidrógeno o helio, he aquí el quid de la cuestión
Entre los debates más importantes está el del tipo de gas que se usa para llenar estos gigantescos globos. El helio es la opción para Lockheed Martin, Varialift y Flying Whales, pero el hidrógeno es el utilizado para los diseños de empresas como BASI, que también integra paneles solares.
El hidrógeno es barato, se puede crear usando energías renovables y tiene mejor capacidad de sustentación (entre un 6 y un 8% más que el helio), pero tiene un problema: es inflamable. Eso no ocurre con el helio, que por tanto es la alternativa más segura.
Para Prentice el problema con el hidrógeno no es tal: la tecnología actual puede prevenir explosiones porque la ignición solo ocurre con concentraciones de hidrógeno mayores que el 4% que es muy difícil que se produzcan. De hecho compara la situación con la de la gasolina, que se incendia en concentraciones del 1% y que por tanto es "mucho más peligrosa que el hidrógeno".
Para otros, no obstante, el riesgo no compensa. Es el caso del doctor Robert Boyd, responsable del programa de Aeronaves Híbridas de Lockheed Martin Aeronautics. "El hidrógeno no da mucha más sustentación", afirma, "así que ¿compensa realmente ir de algo que es totalmente seguro e inerte a algo que es inflamable?".
Aquí Boyd no parece tan preocupado por los problemas inherentes al helio, que también están ahí. Entre ellos está el de que a diferencia del hidrógeno las reservas podrían agotarse más temprano que tarde: algunos expertos estiman que nos quedaremos sin helio en los próximos 20 años. Eso podría ser un desastre por ejemplo para los hispitales, cuyos escáneres de imágenes por resonancia magnética (MRI) se refrigeran con helio líquido.
Las alternativas están por tanto ahí, y parece que los dirigibles podrían tener un papel destacado en el transporte de mercancías en el futuro. El plan de certificación establecido por Lockheed Martin ya ha sido aprobado por la FAA, lo que hace que según los expertos en dos o tres años podamos comenzar a volver a ver dirigibles en los cielos.
Quizás no para transporte de pasajeros, pero desde luego podrían convertirse en una alternativa muy llamativa para transporte de mercancías -algunos imaginaron a Amazon usando este medio de transporte- a gran escala. Experimentos recientes como el del Airlander 10 muestran que ese camino, aunque no esté siendo fácil, es posible.
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La noticia Los aviones contaminan y los barcos son lentos, por eso hay quien quiere resucitar el zepelín para transportar mercancías fue publicada originalmente en Xataka por Javier Pastor .
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