El fin del periodo lectivo oficial da paso a más tiempo libre para los menores de casa. Y desde hace unos años, enseñar programación a los niños/as en verano es uno de los propósitos principales para las vacaciones.
Esa enseñanza alrededor de la programación y la robótica admite muchos puntos de partida y enfoques. Desde el profesional hasta el de los padres que tienen numerosos recursos por la red. Sea cual sea el caso al que nos enfrentamos, contar con un plan de trabajo, recursos y conocer consejos de quien lleva ya años enseñando programación a niños y niñas puede sernos muy útil.
Un lugar adecuado y que fomente la creatividad
La enseñanza de la programación es inevitable asociarla mentalmente a un lugar indeterminado pero en el que el ordenador es el elemento central. Pero si bien para un niño/a de 15 años no supone inconveniente este entorno, para los más pequeños no es lo más recomendable. Hay que tratar de buscar un entorno más acorde con el tipo de actividad y aprendizaje a realizar con ellos.
Patricia Heredia es ingeniera de telecomunicaciones y cofundadora de la empresa MiniVinci. Se trata de un espacio destinado a que los niños y niñas aprendan robótica, programación, diseño y electrónica.
Su experiencia, que arrancó en 2016, tanto en época de verano y vacaciones como durante el curso escolar, define muy bien el valor del espacio de trabajo con los más pequeños.
En su caso, la enseñanza empezó primero en los diferentes centros escolares para posteriormente acogerlos en su propio local, sitio mucho más idóneo sin duda. En ellos, nos cuenta Patricia, “los niños y niñas pueden explorar toda su creatividad y resolver retos aplicando tecnología”.
Encontrarse juegos de mesa, cartas, robots sencillos o incluso diferentes equipos informáticos, organizados en espacios distintos, facilita la motivación y aleja el aburrimiento.
Alejandro Vázquez es actualmente profesor de educación primaria. En sus clases trata de aplicar la robótica y programación dentro de las posibilidades actuales, que ya conocimos que no son las ideales en España.
Mientras estudiaba la carrera su interés por la robótica y programación le permitió dar clases como actividades extraescolares en diferentes colegios. Aprovechaba cada espacio disponible, desde un aula clásica al patio (cuando hacía buen tiempo) para plantear tareas de aprendizaje diferentes y basadas casi exclusivamente en juegos. Sus alumnos no superaban nunca los 12 años.
“Buena parte de las actividades y juegos que se realizan por debajo de estas edades son de introducción y motivación a la programación, y el niño de 6 años acaba por aburrirse de estar una hora seguida delante de la pantalla”
En niños/as de menos de 12 años los juegos de mesa y actividades que impliquen manipulación como puzzles o pequeños robots requieren de espacios polivalentes y más amplios. Que tengan movilidad y la posibilidad de cambiar de actividad rápidamente es clave para el éxito del proceso de aprendizaje. El objetivo es que asimilen sin darse cuenta conceptos básicos como qué es una instrucción, un bucle o una variable.
Cuando el niño/a ya supera los 12 años, mantener su atención en una pantalla es más sencillo. De hecho es lo que más les atrae. En estos grupos ya no importa tanto el espacio como los recursos que ponemos al alcance de ellos, siempre en busca de una motivación que ayude a desarrollar sus capacidades.
La programación más lúdica es para los veranos
Cómo afrontar la enseñanza de la programación está muy relacionada con el momento en que lo vayamos a hacer. Y el verano requiere de un enfoque adaptado a las circunstancias principalmente de tiempo y de motivación.
En el espacio MiniVinci de Patricia Heredia organizan cursos en verano que se pueden realizar agrupados en periodos de una o varias semanas. Hay que adaptarse al tiempo que efectivamente el alumno estará en el espacio (unas 4-5 horas al día) pero también atender a la situación especial de los alumnos: están en sus vacaciones.
“El componente lúdico cobra mayor importancia en verano, además no hay que olvidar que los asistentes están de vacaciones, podemos considerarlos cursos de toma de contacto antes de lanzarte de lleno a la inmersión de un curso escolar completo”
Juan Antonio Saorín es ingeniero informático de profesión y, aunque su foco profesional está del lado de las redes, siempre ha intentado inculcar en sus hijos el interés por la programación.
“Mi hijo mayor, que ahora tiene 16 años, empezó con Scratch justo el verano que acabó el primer curso de la ESO. Había aprobado todo y aunque no había mostrado interés por la programación, el tiempo libre que le quedaba por delante en julio y que coincidían con mis vacaciones en la empresa fue el momento que escogí para empezar a enseñarle a hacer juegos con Scratch”
El error de Juan Antonio, como nos cuenta, no fue otro que enfocar esos primeros pasos con Scratch de su hijo no como un tiempo juntos ni como un momento lúdico sino con horario y muchas actividades.
“A los dos días mi hijo no quería saber nada de programar con Scratch. Me dijo que estaba de vacaciones y no quería más clases”
En verano es más recomendable trabajar con proyectos, que tanto en duración como en temática deben ajustarse al tiempo disponible y los intereses de los alumnos. Van a ser sesiones más largas de las habituales pero si conseguimos combinar tareas de manera correcta, el niño/a se sentirá más motivado e interesado por avanzar en diferentes aspectos de la programación.
"Al final conseguí que mi hijo empezara a interesarse por la programación. El milagro ocurrió cuando se lo planteé como tiempo que íbamos a pasar juntos superando diferentes retos. Lo que mejor me funcionó fueron vídeos en Youtube que explican paso a paso cómo programar un juego en Scratch"
El hijo de Juan Antonio Saorín acabó el verano jugando en casa a un pong hipervitaminado con sus amigos. El juego lo programó con 12 años él solo pero siempre con el apoyo de su padre.
"Con 12 años solo va a funcionar si nuestro acompañamiento es activo. Conviene ayudarle con las dudas y colaborar con ellos cuando se encuentran obstáculos que los pueden bloquear y desmotivar"
A esa edad, nos cuenta Alejandro Vázquez, en mis talleres de verano siempre funciona lo mismo: que programen su propio juego o creen una historia animada. Conviene empezar con algún tutorial guiado y sencillo y después ir añadiendo mayores dificultades o variaciones pero siempre escuchando sus intereses y motivaciones.
"Se les ocurren ideas muy locas y muchas de ellas irrealizables para su nivel, pero como adultos podemos darle la vuelta a la situación y usar esa dificultad para ir un poco más allá"
Resultados visibles e inmediatos para los más pequeños
Con los niños de menos de 9 años es conveniente que la enseñanza de la programación venga ligada a trabajos manipulativos que incluyan otras destrezas del ámbito STEM. Puede ser el diseño de un objeto 3D con aplicaciones como BlocksCAD o Tinkercad y que luego puedan ver hecho realidad con una impresora 3D, o una construcción que reaccione al entorno con la simple ayuda de una programación de la placa Microbit y similares.
Como nos explica Patricia, la clave con los más pequeños es la diversidad, flexibilidad con los descansos y no olvidar nunca que el objetivo final no se pretende que sea el de afianzar conocimientos sino crear un interés por la programación que luego se podrá desarrollar durante el curso escolar.
“En una semana se tratan varios temas, se hace un proyecto de programación, uno de robótica, algún experimento científico, se trabaja algo de diseño 3D y hay que alternar, hacer descansos… son muchas horas al día. No se puede exigir el mismo esfuerzo que a las actividades continuadas durante el curso, ni tampoco se afianzan conocimientos”
Como actividades de introducción, cuando hablamos de los menores de 9 años, los juegos de La hora del Código son una garantía. “Con esto los enganchamos”. Es el recurso que siempre le ha funcionado a Alejandro Vazquez en sus talleres en las escuelas de verano en el mes de julio. Junto con las apps específicas para programar con un tablet y siempre buscando la conexión que da el uso de personajes de series o videojuegos que los niños/as conocen y captan su atención.
Patricia comparte ese consejo principal a la hora de enseñar programación: "hacerlo divertido, empatizar mucho en este caso con los niños y niñas y escucharles, ser flexible en la transmisión de contenido, es decir, adaptarse en temática a lo que les guste en ese momento, usar diseños de videojuegos de moda como: Brawl Stars, Minecraft, Fornite, LOL, etc…"
En el caso de los talleres de programación en escuelas de verano, la programación formaba parte de un programa más diverso. “Era como una materia más de las clases de verano, junto con piscina, inglés … pero nunca recomendaría no buscar ante todo la diversión y que sientan que lo que hacen no tiene nada que ver con una enseñanza reglada y encorsetada”
Scratch es el lenguaje estrella para enseñar programación a partir de 9 años. La inmediatez de este lenguaje para ver en tiempo real los resultados tras poner unos pocos bloques en la plataforma es esencial a estas edades.
"Vivimos todo de manera muy rápida, la sociedad nos pide inmediatez y esto se transmite a todos los campos, tanto niños como adultos cuando queremos algo, lo queremos ya. Y en el caso de la programación, por norma general para ver el resultado final de tu proyecto tienes que pasar varios días “picando código”, algo que no sería concebible en la enseñanza de programación a un niño o una niña"
Para Patricia Heredia, esta inmediatez y que faciliten el "aprender haciendo" convierte a Scratch es un lenguaje ideal para iniciarse y dejarse llevar.
"Si mi yo de 9 años puede experimentar, sin de momento entender mucho que hay detrás de los bloques que uso, pero veo que me funcionan, mi propia curiosidad demandará poco después saber el por qué tras haber probado el cómo“
Scratch resulta ideal para prácticamente todas las edades, desde 8 a 14 años, por ejemplo. A partir de esa base similar, la edad marcará el ritmo de la evolución, así como el camino a seguir.
"Los pequeños probablemente se quedarán en este lenguaje un tiempo y los mayores puedes evolucionar rápidamente a programar juegos en Arcade con Makecode, de plataformas con Gamefroot, o diseñar apps con MIT App Inventor o Thunkable, incluyendo luego motores más complejos como el de Gdevelop"
La excepción de los mayores de 15 años
Cuando nos enfrentamos a enseñar programación a adolescentes de 15 años, tanto tiempo como espacio pierden importancia como variables críticas. "A estas edades la motivación lo es todo". Y dejarles mucha libertad.
Juan Antonio Saorín lo vivió en casa. El mismo año que su hijo menor, de 12 años, empezaba a aprender programación con su ayuda, su hermano de 16 años arrancó su andadura directamente con Pyton.
"Con 16 años nos necesitan principalmente para recursos como placas para programar, equipamiento ... tienen muy claro qué les interesa en concreto y en la mayoría de casos, los recursos para buscar la información que necesitan"
En verano, sin un curso reglado ni nada parecido, es imposible organizarles horario o plan de trabajo a partir de 15 años. Lo aconsejable es asumir el interés de los propios niños y niñas.
"Minecraft o Roblox son entornos de aprendizaje ideales para estas edades porque aúnan posibilidades de aprendizaje de lenguajes más complejos casi sin que se den cuenta, sin olvidar que son una gran motivación. Gracias a la plataforma de Microsoft Makecode para Minecraft, se pueden programar mods en este juego usando bloques y, luego evolucionar al uso del lenguaje Java. En el caso de Roblox, por ejemplo, la generación de scripts se hace en Lua, pero hay una gran comunidad detrás, y los más mayores se pueden lanzar a programar sus primeros juegos y compartirlos."
Por último, Patricia anima a que, aprovechando el verano y el entorno menos formal, propiciemos que, esa enseñanza inicial alrededor de la programación, no deje de lado a las niñas. Que se busque la diversidad e ir a una enseñanza inclusiva en todos los campos tecnológicos.
Y qué mejor momento para reforzarlo que en la propia casa, sin distinguir entre niños y niñas a la hora de proponer actividades y enseñanza de la programación en verano, que debe comenzar sin duda con "una labor previa de motivación, inspiración y empoderamiento", aunque sea con ayuda desde el exterior en base a modelos, esfuerzo que desde su canal ValPat STEAM realiza Patricia junto a Valeria.
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La noticia Llevo años enseñando a niños a programar en verano: este es mi plan para los 9, 12 y 15 años fue publicada originalmente en Xataka por Javier Penalva .
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