Porsche siempre ha construido coches deportivos. Desde los primeros Porsche 356 de los años 50 hasta el impertérrito 911, pasando por modelos actuales alejados del concepto inicial como el Panamera, Cayenne o Macan, la marca alemana siempre ha impregnado a sus creaciones con un toque de deportividad que otras marcas no han conseguido alcanzar.
Así pues, podemos decir que la deportividad es intrínseca al ADN de la marca, una marca que en los últimos años ha sabido reinventarse a sí misma para, haciendo uso de la tecnología más moderna y vanguardista, seguir haciendo coches cada vez más deportivos y al mismo tiempo respetuosos con el medio ambiente. Te contamos cuál es el secreto de Porsche para hacer los híbridos y en poco tiempo eléctricos con los que ya sueña cualquier amante de los coches deportivos.
La electrónica de los coches y su evolución
Hasta la llegada de la electrónica a los coches, la deportividad se conseguía a base de caballos y contención del peso. Nada de elevalunas eléctricos, nada de airbags, nada de cajas de cambio automáticas o centralitas electrónicas que supusiesen un sobrepeso respecto al modelo básico. Simplemente contención del peso al mínimo y una puesta a punto del coche que permitiese a su conductor pilotar en perfecta comunión con el resto del conjunto.
En Porsche la llegada de la electrónica a sus modelos deportivos supuso un antes y un después. Aunque modelos como el Porsche 959 ya incorporaban electrónica en los años 80, fue en la generación del Porsche 911 conocida como 997 cuando los primeros controles de tracción y estabilidad comenzaron a popularizarse. Los coches cambiaron para bien, ya que desde entonces son más fáciles de conducir, más seguros y por tanto, más fáciles de llevar al límite.
Con el paso de los años, la tecnología se ha ido extendiendo por los deportivos de Porsche, una de las marcas que ha apostado por abanderar muchos avances tecnológicos en el segmento de los coches deportivos. Pero tal vez el cambio más significativo en la llegada de la tecnología a los Porsche ha sido que mucha electrónica se utiliza hoy en día para mejorar las prestaciones que el desarrollo puramente mecánico no sería capaz de conseguir. Veámoslo.
El legado del Porsche 918 Spyder: aerodinámica activa y prestaciones híbridas
El coche hyperdeportivo con el que sueña cualquier amante de los Porsche deportivos es el Porsche 918 Spyder. Y es híbrido. Tuve la suerte de montarme en uno durante un copilotaje hace un par de años en Alemania, y os aseguro que jamás en mi vida había sentido unas sensaciones semejantes, y eso que he tenido la suerte de conducir y montar en algunos de los coches más rápidos del mundo.
Cuando una marca de coches se mete en un proyecto multimillonario de desarrollo de un vehículo tecnológicamente tan avanzado como el Porsche 918 Spyder, lo hace por varios motivos. Por un lado, por supuesto, para demostrar el poderío tecnológico del que disponen. Un hyperdeportivo como este, con un precio cercano al millón de euros y miles de clientes de todo el mundo peleándose por hacerse con alguna de las 918 unidades producidas, es motivo de celebración.
Por otro lado, estos coches sirven para experimentar algunas soluciones técnicas que luego, con mayor o menor desarrollo, se aplicarán a otros modelos. Porsche comenzó a trabajar en el 918 Spyder en el año 2010. En aquel entonces, escuchar hablar de la aerodinámica activa con varios elementos aerodinámicos ajustables de acuerdo a tres modos, sonaba a futuro.
Pero cuando el Porsche 918 Spyder comenzó a venderse, la realidad era que el alerón posterior y los flaps delanteros, así como un pequeño spoiler situado entre los soportes del alerón, podían variar sus posiciones para generar más o menos carga aerodinámica u optimizar el flujo de aire para mejorar la resistencia aerodinámica y reducir los consumos.
Solo unos años más tarde, estas soluciones tecnológicas que parecían futuristas se aplicaban ya a un coche relativamente común como el Porsche 911 Turbo, el primer 911 en incorporar aerodinámica activa en el alerón trasero y el faldón delantero. Hoy, esta tecnología ha llegado ya a los Porsche 911 normales, que incorporan unas entradas de aire en el faldón delantero que se abren o cierran dependiendo de las necesidades del momento.
Pero el Porsche 918 Spyder ha dejado un legado que va más allá. Era un modelo híbrido, ya que disponía de un motor térmico y dos eléctricos. Mientras el motor de gasolina se confiaba a un V8 atmosférico de 4.6 litros que desarrollaba 608 CV de potencia y 530 Nm de par motor, otros dos motores eléctricos ayudaban a este a obtener las mejores prestaciones posibles.
El secreto del 918 Spyder era que se trataba de un híbrido en paralelo, lo cual quiere decir a grandes rasgos que podía funcionar con cada uno de sus tres motores de forma independiente o con ellos de forma combinada.
Un motor de 115 kW (156 CV) se encarga de generar energía para las baterías y alimentar los sistemas del vehículo. Otro motor eléctrico de 95 kW (130 caballos) situado en el eje delantero sirve para mover estas ruedas usando la electricidad de la batería. Este motor empuja el eje delantero solo con energía eléctrica, pero se desacopla a partir de 235 km/h para evitar que se revolucione demasiado.
En total el Porsche 918 Spyder conseguía ofrecer 887 CV y 1.275 Nm de par, y todo ello con un consumo medio de 3,3 l/100 km. Las cifras son espectaculares, impensables hace solo unos años, pero lo más importante de esto no son los números. Lo más importante es que gracias a este sistema híbrido, el coche es más rápido que uno que tuviese la misma potencia y no dispusiese de un sistema híbrido.
El Porsche 918 Spyder hacía el 0 a 100 km/h en 2,8 segundos, el 0 a 200 km/h en 7,9 segundos y el 0 a 300 km/h en 23 segundos, alcanzando una punta de velocidad superior a los 340 km/h. Y podías llegar a casa y enchufarlo a la pared como cualquier electrodoméstico para cargar su batería de iones de litio situada justo detrás del habitáculo y conformada por 312 celdas con 6,8 kWh.
Gracias a esta batería, el Porsche 918 Spyder podía circular en modo puramente eléctrico durante 30 kilómetros, y hacerlo con unas prestaciones dignas de un superdeportivo. El desarrollo de esta tecnología híbrida de altas prestaciones, ha permitido perfeccionar otros modelos más mundanos, como el Cayenne S E-Hybrid y el Panamera S E-Hybrid.
Hoy en día un Porsche Panamera S E-Hybrid de 416 caballos, es capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 5,5 segundos y alcanzar 270 km/h de velocidad punta. El equivalente de gasolina, el Panamera S, con 420 caballos hace 0 a 100 km/h en 5,1 segundos y alcanza 287 km/h de punta.
Son prestaciones muy similares, que solo lastran a la versión híbrida por el sobrepeso que suponen las baterías y los motores eléctricos. Mientras el modelo puramente de gasolina pesa 1.885 kilos, el híbrido se va hasta los 2.170 kilos. Y eso es una diferencia demasiado abultada todavía.
Porsche Mission E: el laboratorio para los deportivos eléctricos
Igual que en su momento Porsche comenzó a trabajar en el desarrollo de un supercoche híbrido, el 918 Spyder, que le permitiese adquirir experiencia y tecnología híbrida para aplicar a sus coches, ahora Porsche ya ha dado luz verde para el desarrollo del Porsche Mission E.
¿Qué es eso? Pues básicamente el Porsche Mission E será el primer superdeportivo 100% eléctrico de Porsche, un modelo que en versión prototipo promete tecnologías futuristas como el salpicadero que se controla con los ojos y con gestos o el Porsche Turbo Charging que permite una autonomía de 400 kilómetros con estar enchufado sólo quince minutos, tiempo suficiente para cargar el 80% de la batería.
Este coche dispone de tecnología heredada de la competición, que es tal vez el primer de todos los laboratorios de desarrollo de soluciones técnicas tan avanzadas. Como el 919 Hybrid con el que han ganado en las 24 Horas de Le Mans, tiene dos motores de imanes permanentes síncronos que en conjunto desarrollan más de 600 caballos de fuerza. Pisando a fondo, el prototipo alemán alcanza los 100 km/h en 3,5 segundos, y los 200 km/h en apenas 12 segundos.
Muchos ven en él el futuro de Porsche, que seguro ha dado luz verde a este atrevido concepto con el mismo fin con el que en su momento se embarcaron en el desarrollo del Porsche 918 Spyder: desarrollar la tecnología eléctrica que permitirá a sus modelos deportivos moverse haciendo uso únicamente de la electricidad de aquí a un futuro no muy lejano. Ya se habla de la llegada de un Porsche 911 híbrido y me atrevo a aventurar que el eléctrico estará en el mercado en menos de quince años.
Y es que tanto con los modelos híbridos como con los eléctricos puros, Porsche está demostrando que las prestaciones, la emoción y la deportividad intrínseca a sus coches desde hace más de 60 años no están reñidas con la evolución tecnológica. Bienvenidos sean los híbridos y eléctricos deportivos.
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La noticia Así desarrolla Porsche su tecnología híbrida y eléctrica en superdeportivos antes de aplicarla al resto de coches fue publicada originalmente en Xataka por Héctor Ares .
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