Aunque el componente generacional de la tecnología es cada vez más acusado y veloz, hay inventos que logran quedarse en el recuerdo de quienes vivieron su esplendor tanto que éste no se acaba de ir y resurge. Ejemplo de ello son las máquinas de arcade, que no sólo sobreviven a día de hoy, sino que pueden ser resucitadas sin mucha complicación. Algo que hemos podido comprobar directamente asistiendo a la Arcade Con.
Un monográfico de máquinas de videojuegos clásicas que se celebró durante el pasado fin de semana llevado a cabo por la Asociación Cultural Arcade Vintage (en Petrer, Alicante), que recibió a aficionados de todo el país (y alguno internacional) que acudieron a las jornadas, talleres y torneos entorno a estas máquinas y sus históricos juegos. Y, entre partida y partida, poder aprender a restaurar o a construirte tu propia máquina arcade.
Un mercado que existe, y de qué manera
En la Sede de la Asociación los pasillos los forman hileras de estas máquinas, ordenadas por décadas y tipos. Híbridos entre dispositivo y mueble que acumulan años, y como los instrumentos de madera, cuanta más edad, mayor valor. Cifras que según nos comenta Pablo Forcen Soler, que se encarga de comprobar que las máquinas funcionan correctamente en la Asociación, se han multiplicado en los últimos años.
Sí que ha vuelto la moda. Antes podías conseguir una máquina por 300 ó 400 euros y ahora ves que se venden por más de 1.000.
No es pues de extrañar que haya especial interés en mantener e incluso reavivarlas cuando se tienen en posesión, pero por algún motivo dejaron de ir o simplemente nos llegaron ya sin dar señales. Y lo mejor es que no se requiere un nivel excesivamente alto de conocimientos técnicos. Basta con conocer los conceptos básicos de conductividad, sin olvidar las medidas de seguridad en estos trabajos para poder seguir una serie de consejos y pasos.
Las tripas de un arcade
Aunque no seamos expertos ni nuestro nivel de conocimientos de electricidad y electrónica sea alto, cabrá pensar que tras la madera del mueble del arcade habrá cierto amasijo de cables y componentes. Esto nos puede dar cierto respeto (especialmente si somos neófitos o partimos con poco bagaje), pero en realidad son unas pocas partes que además nos serán familiares si hemos “tonteado” con los interiores de algún ordenador.
¿Recuerdas aquellos circuitos básicos que hiciste en el colegio con los que encendías una bombilla con cables, una pila y clips? Bueno, esto es algo más elaborado obviamente, pero ese sencillo mecanismo nos servirá para entender lo que vemos al abrir el arcade y cómo funciona.
- Monitor
- Fuente de alimentación: lo que asegura el suministro energético de todo el sistema.
- Placa base: el “cerebro” de la máquina. Aquí llega la energía de la fuente y es desde donde parten todas las órdenes a ejecutar.
- Arnés Jamma: el santo grial de un arcade. Se trata de un conector que se encaja en la placa base que aúna los cables que conducen las órdenes de la placa y las que llegan a ella de parte de los botones y el resto de partes.
Es básico identificar los componentes de la máquina y además conocerlos con cierto detalle con el fin de poder evaluarlos (y en algunos casos repararlos). Aquí hemos de tirar de nuevo de esos conocimientos básicos de electricidad, ayudándonos eso sí de los manuales que tenemos a disposición tanto online como en algunas ocasiones físicamente (a veces los encontramos en el mismo interior de las máquinas). Puede que no nos guste eso de recurrir a ellos, pero como siempre más vale dejar el orgullo a un lado para dar cabida a la seguridad.
A este respecto hemos de tener en cuenta algo importante al abrir la máquina: la corriente del tubo del monitor. Se trata de un elemento que se encuentra cargado y que hemos de evitar tocar, por lo que tendremos que descargarlo para trabajar sin ese riesgo. Para ello basta con un cable (con los extremos pelados), un destornillador e identificar la ventosa y el cable trenzado de masa (es decir, un punto sin carga). Hemos de poner en contacto ambos puntos con el cable, enrollando el destornillador en un extremo y tocando con éste la ventosa, de modo que con el otro tocamos la masa y eliminamos la tensión del tubo.
Así, antes de meternos en faena lo imprescindible será limpiar todas estas partes que inevitablemente acumularán polvo, óxido y suciedad en general. Para ello suele recurrirse a compresores, tanto para eliminar el exceso de polvo como para secar las partes si las hemos lavado con agua. Porque sí, aunque nos sorprenda estas vetustas placas base suelen lavarse con agua y algún producto de limpieza doméstica. Eso sí, es esencial secarlas bien, ya sea con el compresor, un secador de pelo o incluso el horno (a 50ºC).
Síntomas, diagnóstico y tratamiento
Como cualquier dispositivo a reparar, aquí se trata de identificar qué falla y poner la solución necesaria. Así, conectaremos la máquina para ver si arranca y, en caso positivo, qué elementos están funcionando (si vemos imagen pero no hay sonido, al contrario, etc.). Esto nos valdrá para determinar qué revisar, si bien merece la pena una revisión general para evaluar el estado de la máquina que hemos adquirido.
De este modo, se trata de identificar y comprobar las tensiones y las corrientes. Es decir, como si tuviésemos uno de estos circuitos del colegio que recordábamos antes pero trasladado a cada acción que ocurre en la máquina. Y para ello hemos de recurrir a un tester o voltímetro, un sencillo dispositivo que nos indica la conductividad entre dos puntos, de modo que vemos si ésta existe y en qué grado (según la que nos llegue por parte de la red eléctrica y según el estado de los componentes).
Lo más práctico es empezar por la fuente, dado que es la encargada de distribuir la energía. Aquí habremos identificado las tres partes básicas gracias a los manuales (entrada de corriente alterna, transformador y salidas de corriente continua), así como las salidas de distinto voltaje:
- Vídeo: 5 voltios.
- Sonido: 12 voltios.
- Desmagnetizador del monitor: si falla esta parte veremos colores anómalos en esquinas o en algunas partes de la pantalla.
Si alguna de estas partes no transmite señal, lo más básico es comprobar si es cuestión del fusible, un componente que puede resultarnos familiar y que tiene fácil reemplazo. Aunque esto ya depende de en qué grado valoramos el reparar el componente original o cambiarlo por uno nuevo, sobre lo cual Pablo nos comenta que él suele ser bastante más práctico sobre todo si se trata de reparaciones electrónicas más complejas en placa base.
Se puede ser más o menos conservador y purista. Yo personalmente soy muy práctico y muchas veces prefiero cambiar la pieza e ir a lo seguro, aunque en ocasiones se aguanta algo más, según la antigüedad y el valor en conjunto de la máquina, y la sencillez de la reparación.
Una vez evaluamos el estado de la fuente, pasamos al arnés Jamma, cuyas partes y orientación habremos identificado con ayuda de los manuales y el tester (identificando la conductividad). De este modo, recurrir al tester para identificar los pines nos servirá a su vez para evaluar el estado de los mismos, teniendo de nuevo las mismas alternativas en caso de detectar algún fallo: reemplazar un cable o la pieza entera.
Posteriormente podemos evaluar el resto de componentes del mismo modo: botonera, altavoz y monitor. Estando la placa y el arnés Jamma en correcto estado, estas partes deberían funcionar bien, por lo que si siguen fallando la avería se localizaría en éstas.
En cuanto al monitor, según cuáles sean nuestras nociones y, sobre todo, nuestra disposición a reparar los componentes, compensará comprobar cada parte o directamente optar por el cambio. En el primer caso se han de tener en cuenta las partes básicas: entrada de corriente, el RGB (la parte que gestiona los colores primarios -azul, verde y rojo-), el desmagnetizador y los potenciómetros.
Si optamos por averiguar qué falla concretamente, se comprueba tanto la conductividad general (si arranca o no) como los colores, revisando cada cable del RGB. Si lo que vemos son los síntomas que comentábamos antes del desmagnetizador, podemos intentar repararlo con un electroimán o reemplazarlo directamente. Si lo que falla en cambio es el brillo o el contraste será cosa de los potenciómetros, que también pueden reemplazarse de manera bastante sencilla.
Tampoco hay que olvidar la ventilación. Aquí nos encontraremos dos posibilidades: que el ventilador esté en la base (introduce aire) o en la parte superior (extrae). En ocasiones aunque funcione bien puede que haga demasiado ruido, por lo que compensará el cambio (esta pieza no se suele reparar).
En este sentido, puede que nos invadan las dudas si nos planteamos alguno de estos recambios, al tratarse de dispositivos con décadas de antigüedad. Pero en realidad es sencillo hacerse con reemplazos, de hecho es muy fácil encontrar componentes de recambio tanto en distribuidores online como en tiendas físicas, como ocurre con las piezas de ordenadores y dispositivos actuales.
El veredicto
Una vez hemos repasado y reparado (en caso necesario) las partes, toca reensamblarlo todo y comprobar que hemos hecho un buen trabajo. Para ello podemos organizarlo como queramos, aunque normalmente el interior del mueble está construido para acoplar cada parte, y simplemente se trata de atornillar o encajarlas. Aquí podremos necesitar algo de bricolaje básico si, por ejemplo, hemos pasado de un monitor de tubo a uno plano.
Cabe recordar lo importante que es conectarlo todo de manera correcta sobre todo en el caso del arnés Jamma, ya que si lo insertamos de manera invertida puede romperse la placa. Aquí ayudan los manuales y la norma de “los tres espacios” (tres pines vacíos), muy útil para identificar qué cara corresponde a los componentes de la placa y qué cara a las soldaduras. No obstante, habrá poco problema si se tratase de un arnés nuevo, dado que suelen venir con indicaciones y siguiendo el código de colores estándar para los cables (negro = masa, naranja = 3 voltios, rojo = 5 voltios, amarillo = 12 voltios).
Una vez esté todo listo, se trata de ver si el pulgar apunta hacia arriba o hacia abajo tras darle al interruptor de encendido. Conviene no taparla por si vemos que algo sigue sin funcionar, para así comprobarlo en el momento (con el mismo sistema de medir tensiones y continuidades), y de este modo veremos algunos indicadores como el LED rojo de la fuente (que estará encendido si ésta funciona correctamente) o el girar de los ventiladores.
La guinda del pastel
Además de estos elementos esenciales para el funcionamiento de la máquina, hay algunos otros más secundarios que nos puede interesar restaurar o cambiar, como el tubo de la marquesina (la parte superior de la máquina que lleva un rótulo iluminado) o el monedero o botón insert coin. Aquí de nuevo partimos con el mismo sistema, si bien aquí la reparación es bastante menos frecuente y directamente se recurre al reemplazo.
En cuanto al tubo de luz de la marquesina tenemos dos opciones según lo conservadores y lo ahorradores que seamos, optando a instalar tiras de LEDs. Aquí depende de qué preferimos: si mantener la intensidad de la iluminación aunque consuma más (25 watios frente a unos tres) y ahorrarnos el tener que cambiar el sistema (aunque es sencillo), o bien comprar una tira de LEDs.
La ventaja de los LEDs sobre el tubo, además de que al venderse por metros suele resultar muy económico (y dar para varias máquinas), es que no tiene reactancia y es algo más seguro trabajar con ellos. Y para compensar la menor intensidad de luz, uno de los asistentes nos ilustró con un “briconsejo” explicando que se logra aumentar dicha intensidad pegando tiras de cinta adhesiva con acabado metálico (con cuidado de que no quede arrugada para que refleje lo máximo).
Por otro lado, está el sueño de todo jugador de arcade: el crédito eterno. Por suerte actualmente ya no tendremos que invertir una cantidad considerable de monedas para jugar al instalar un botón que nos permite tener crédito cada vez que lo pulsamos, y simplemente se trata de hacer un “trasplante” que “engaña” a la placa: ésta recibirá la orden de dar crédito pero no por una moneda, sino por nuestra pulsación.
Para todo lo demás, el DIY y recurrir a los entendidos
Otro taller interesante para el aficionado al arcade que se dio en la Arcade Con fue la construcción de nuestra propia máquina “desde cero”, si bien sí necesitaríamos un mueble para al menos tener la interacción que tendríamos con una máquina “pura”. Una opción relativamente sencilla y que puede ser bastante económica, dependiendo de lo exigentes que seamos.
Aquí ayudará de nuevo nuestro contacto previo con las tripas de un ordenador dado que se trata básicamente de montar uno, con su monitor, placa base, memorias RAM y de almacenamiento y su fuente de alimentación. Eso sí, aquí en cuanto al software hemos de recurrir a un sistema operativo actual (Windows o Linux) y un emulador de juegos, así que no es una opción apta para puristas.
Lo que queda claro es que a estas míticas máquinas les queda aún mucha vida, sobre todo cuando existe una comunidad tan activa y que, como hemos comprobado en este evento, mueve y conecta a los aficionados compartiendo conocimientos y ese típico “pique” por ver quién logra dejar sus tres iniciales en el primer puesto.
En Xataka | Una Raspberri Pi y muebles de Ikea: la manera más barata de construir tu propia máquina arcade
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La noticia Resucitar una máquina de arcade es posible y muy sencillo: lo aprendimos en la Arcade Con fue publicada originalmente en Xataka por Anna Martí .
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