Samsung llevaba un par de años en una actitud que podríamos calificar de autocomplaciente: los Samsung Galaxy S4 y Samsung Galaxy S5 eran terminales de gama alta continuistas, con buenas construcciones y prestaciones, pero que ya no eran tan distintos de los de una competencia que demostró tener la ambición que Samsung parecía haber perdido.
Todo ha cambiado este año con la presentación de un Samsung Galaxy S6 que recupera esa ambición y lo hace con dos propuestas distintas: esta que analizamos hoy, y su edición con pantalla curva, el Samsung Galaxy S6 Edge, que ya analizamos recientemente y que se trata de un terminal excepcional aun cuando esa curvatura es hoy por hoy más un alarde de recursos que algo realmente práctico. El Galaxy S6 es un terminal mucho más equilibrado que no necesita de demasiados alardes externos porque casi todo en este dispositivo nos devuelve a una Samsung de la que precisamente esperábamos este tipo de propuesta.
Un diseño que deja atrás todo lo anterior asociado a Samsung
Cuando Samsung inició a trabajar en el Galaxy S6 lo hizo con una iniciativa con nombre singular: "Project Zero". La idea era la de replantearse todo de nuevo, y en ese esfuerzo estaba incluido el del diseño. Las líneas continuistas de los S4 y S5 -que trató de arriesgar en la textura posterior con resultados encontrados- hacían dudar de la capacidad de Samsung de innovar en este apartado, pero hemos visto que el Edge ha sido todo un ejercicio de valentía con un resultado excepcional y diferencial.
En el Samsung Galaxy S6 las cosas no han ido ni mucho menos tan lejos: volvemos al concepto de smartphone tradicional en el que la pantalla plana ocupa gran parte del frontal y en el que los marcos son hasta normales. Mientras que otros fabricantes se esfuerzan por reducir al mínimo los laterales, en el Galaxy S6 esos marcos son finos pero apreciables.
El marco inferior está dominado por ese botón de inicio en el que está integrado el sensor de huella dactilar -más sobre esto más adelante- mientras que en el marco superior encontramos algunos LED de notificación, el altavoz del auricular y la cámara frontal, todo ello casi secundario frente a ese "Samsung" que no quiere hacernos olvidar que estamos ante un dispositivo del fabricante surcoreano. ¿Podría reducir este fabricante estas dimensiones si prescindiera de poner su logotipo en el frontal? Parece probable, pero la tendencia en este sentido parece muy definida y no parece probable que Samsung renuncie a integrar su logo tanto delante como detrás.
En ese diseño hay un elemento dominante: el cristal. El material utilizado tanto en el frontal como en la parte posterior hace que el acabado sea efectivamente llamativo tanto a la vista como al tacto. Aquí entramos en la eterna discusión sobre materiales premium y aquellos que no lo son, pero es evidente que en Samsung han preferido apostar por una combinación que se ajuste al segmento al que va dirigido este terminal. Porque no solo hay cristal en este dispositivo: el marco metálico que rodea todo el contorno del dispositivo es la gran novedad de ese diseño, y lo es a pesar de que su parte inferior recuerde inevitablemente a los últimos dispositivos móviles de Apple.
Haya intención o no en este último apartado, lo que sí es cierto es que esos marcos metálicos laterales son distintos a lo que habíamos visto hasta ahora en diseño. No son totalmente curvados pero tampoco son rectos, y de hecho se combinan ambos tipos de filosofía: los bordes están biselados justo al unirse a la pantalla para que no exista apenas fricción en esa separación entre el cristal y el metal, y esa parte curva de los bordes laterales está culminada con una banda longitudinal plana que achata ese perfil y que sirve para situar las botoneras y la ranura NanoSIM -otro salto frente a la MicroSIM integrada en los S5, por ejemplo-.
La parte posterior está dominada por ese cristal que ya era protagonista en el frontal -y que es todo un "atrapahuellas"-, pero en ella destaca especialmente la protrusión causada por la cámara de fotos -incluso el flash dispone de una levísima protrusión- y el tamaño dedicado a un sensor que es, como veremos más adelante, impresionante en sus prestaciones. Casi se le excusa a Samsung este pecado, y es que como hemos dicho en anteriores ocasiones, esa protrusión quizás debería ser sustituida con diseños más gordos en los que también habría espacio para mayores baterías. Sea como fuere, la cámara está situada en el eje vertical central del dispositivo, lo que permite que el móvil curiosamente no baile casi nada cuando está apoyado sobre la cámara. Solo cuando apoyamos un dedo sobre uno de los laterales queda patente que el apoyo no es perfecto.
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Lo que parece claro es que en Samsung han creído conveniente que la apuesta estaba clara en cuanto a la protrusión : el sensor de la cámara está protegido por un cristal que teóricamente evitará que nos encontremos con algún desagradable rayajo al apoyar el móvil boca arriba -que es lo que hacemos normalmente- en cualquier escenario o situación en la que nos encontremos.
El nuevo diseño de Samsung se ha cobrado algunas víctimas, no obstante. No quedan claras las razones que han motivado estas ausencias, pero en el Samsung Galaxy S6 dejaremos de tener batería extraíble, ranura MicroSD y resistencia al agua. Salvo por la última, que hizo su debut el año pasado y que por lo visto no compensa a este fabricante, la eliminación de las dos primeras opciones ha sido criticada por muchos usuarios. En Xataka ya mencionábamos los peligros a los que se enfrentaba Samsung al prescindir de dos opciones tan demandadas, pero lo cierto es que ni la una ni la otra son tan relevantes hoy en día.
El número de usuarios que llevan baterías adicionales a cuestas todo el día es reducido, pero además en los últimos tiempos las baterías externas pueden suplir esa necesidad y hacerlo de forma destacable. En caso de querer reemplazar la batería si el S6 nos dura mucho tiempo, hacerlo en un servicio técnico oficial sigue siendo posible. En el caso de las ranuras MicroSD el problema tampoco es excesivamente grave: los Galaxy S6 parten de modelos con 32 GB de almacenamiento (no como otros, cough, iPhone, cough), pero es que además la popularidad de los servicios de almacenamiento en la nube ha hecho que ese almacenamiento adicional en local sea cada vez menos necesario para muchos usuarios.
¿Sería de agradecer contar con dichas opciones? Desde luego, pero que Samsung haya tomado esa decisión no es ningún drama. Es una lástima que no estén -como que tampoco haya resistencia al agua, algo que viene muy bien en diversas situaciones, y no solo en la piscina o la playa- pero casi nos preocupa más que Samsung no haya dado explicaciones claras sobre los motivos que han llevado a no integrar dichas opciones.
En realidad no hay mucho más que comentar sobre el diseño del Samsung Galaxy S6 salvo por un detalle especialmente importante. Es resbaladizo. Pero resbaladizo de verdad. Esa trasera de crista y los laterales pulidos -gracias al cielo que han achatado esa curva en esos bordes- hacen que nos encontremos ante un dispositivo que casi da miedo coger con las manos. En estos días en los que hemos podido probarlo no se nos ha caído, pero hemos puesto un mimo especial en que no lo hiciera, y aquí la sensación era tan clara que nuestra primera recomendación para potenciales compradores es la de hacerse con una funda que facilite un agarre más seguro, aún a costa de ocultar ese efecto de acabado premium con el que cuentan los dispositivos que utilizan el cristal como el Galaxy S6.
Especificaciones poderosas en todos los frentes
En los últimos años ha venido demostrándose que la fabricación de dispositivos móviles se ha democratizado. Acceder a los componentes hardware y a los fabricantes que los producen está al alcance de un gran número de empresas, y ese ha sido el motivo de que la competencia sea más feroz que nunca. Los fabricantes chinos lo han demostrado, y desde hace tiempo diferenciarse en el apartado hardware se ha vuelto más y más complicado.
Uno de los pocos aspectos en los que los fabricantes de primera línea pueden utilizar sus recursos es precisamente en integrar diferencias en ciertos componentes a los que por volumen o por inversión en I+D solo ellos pueden acceder, o al menos pueden hacerlo antes que sus competidores. Samsung lo ha hecho en este caso al menos en un componente clave: el procesador. El SoC Samsung Exynos 7420 de 64 bits es un verdadero prodigio de la tecnología que entre otras muchas cosas puede presumir de haber utilizado la tecnología de fabricación de 14 nm.
Eso se traduce en una mayor eficiencia y en una ganancia de potencia apreciable en situaciones en las que ese procesador puede dar todo lo que lleva dentro. Ocurre con AnTuTu, donde el Exynos 7420 ronda esa "barrera psicológica" de los 70.000 puntos (en nuestras pruebas obtuvo 68.899 en modo 64 bits, y 63.480 puntos en modo 32 bits) y también en juegos y aplicaciones que logren exprimir esa enorme potencia.
Samsung Galaxy S6, características técnicas | |
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Dimensiones físicas | 143,4 x 70,5 x 6,8 mm, 138 gramos |
Pantalla | SuperAMOLED 5,1 pulgadas |
Resolución | 2.560 x 1.440 píxeles (577 ppp) |
Procesador | Exynos 7420 (64 bits y 14 nm) 4x2.1 GHz (A57) + 4x1,5 GHz (A53) // GPU Mali-T760 |
RAM | 3 GB LPDDR4 |
Memoria | 32 / 64 / 128 GB (no ampliable) |
Versión software | Android 5.0.2 con TouchWiz |
Conectividad | LTE Cat 6, NFC, Bluetooth 4.1, Wi‑Fi ac, Ant+, GPS, IR |
Cámaras | Principal de 16 MP (f1.9) con estabilización // Vídeo UHD // Secundaria 5 MP (f1.9) |
Batería | 2550 mAh (no extraíble) Carga inalámbrica (Qi/PMA) |
Extras | Sensor de ritmo cardíaco Oxígeno en sangre Lector de huellas dactilares |
Precio | Desde 695 euros (modelo 32 GB en Amazon) |
Pero es que a ese procesador se le suman otros componentes excepcionales como el estándar UFS 2.0 que saca muy buen provecho de esos 3 GB de memoria RAM que ojo, no son LPDDR3, sino LPDDR4. Las mejoras en rendimiento son evidentes en todos los frentes, y aunque son de esas opciones que el común de los mortales no suele conocer cuando compra este móvil, sí nota cuando trabaja y disfruta con él.
En esas especificaciones también destaca otro apartado: la pantalla de 5,1 pulgadas, una diagonal que creemos casi perfecta para un dispositivo que lógicamente no puede crecer más en dimensiones. Para eso ya tiene Samsung sus Galaxy Note, referentes en el segmento phablet, y esa diagonal hace al S6 especialmente manejable ahora que la tendencia es la de ir a tamaños más y más grandes. No acabamos de decidir si la inclusión de la resolución QHD en esta diagonal tiene realmente sentido, porque esos 577 puntos por pulgada son tan asombrosos como discutibles.
Las pantallas 1080p ofrecen un gran equilibrio en estas diagonales, y aunque la tecnología AMOLED ayuda a que el impacto de esa resolución en la autonomía de la batería no sea tan elevado, creemos que aún así se habrían ganado enteros en esta faceta que tanto importa a los usuarios de dispositivos móviles. Obviamente contar con esa resolución no hace más que poner de relieve la impresionante calidad de las pantallas de Samsung -que en este apartado no tiene rival- pero nos preguntamos si la integración de QHD no es el particular capricho de un S6 que quizás no necesitaba tanto en esas 5,1 pulgadas.
Aquí es necesario recordar que la batería que integra este Samsung Galaxy S6 tiene una capacidad de 2.550 mAh (50 menos que el Edge), y que esta batería no es reemplazable. La carga se realiza a través del puerto MicroUSB 2.0 y como en anteriores modelos contamos con el sistema Fast Charging, una tecnología similar a la Quick Charge 2.0 de Qualcomm. Además de eso contamos con otra mejora de interés más: la carga inalámbrica (compatible con los estándares Qi y PMA) que también potecia este apartado.
En esta completísima ficha de especificaciones no hay que olvidar que contaremos con soporte LTE Cat.6 -lástima, nada de Cat.9, que permitirá máxima agregación de portadoras en el futuro- además de conectividad WiFi 802.11ac y Bluetooth 4.1 LE. Contamos también con soporte NFC, un puerto de infrarrojos, A-GPS y ese sensor de huella dactilar que gana prácticamente todos los enteros que podría ganar este componente desde su versión anterior.
El Galaxy S6 en la vida real
Sobre el papel todo pintaba estupendamente para un dispositivo que traía mejoras importantes en diversos ámbitos, pero ¿cómo se traducen todas esas novedades en situaciones reales? Eso es lo que hemos tratado de desvelar durante estos días en los que hemos probado el Samsung Galaxy S6 en esos escenarios.
Lo cierto es que todo son buenas noticias, y nos encontramos con un señor telefonazo en prácticamente cualquier situación. Lo primero que cabe destacar es el comportamiento del sensor de huella dactilar, que ahora se activa con el toque y no deslizando todo el dedo sobre el sensor. Este sistema lo hace mucho más cómodo de utilizar, pero además aumenta de forma notable la tasa de aciertos. Lamentablemente en Samsung aún no han proporcionado una API para que terceras partes puedan aprovechar esa función, pero al menos si podemos autenticarnos en servicios web y que nos envitará el engorro de estar introduciendo usuario y contraseña una y otra vez.
Es cierto que el sensor de huella no siempre nos da acceso con nuestra huella si colocamos el dedo en una posición algo rara, pero las mejoras con respecto al S5 son patentes, y eso hace que la integración de servicios que van más allá del desbloqueo sea muy prometedora. Samsung Pay es la propuesta del fabricante -PayPal también ha certificado el sistema de Samsung- pero dudamos que llegue a nuestro país a corto plazo. Aún así, es evidente que los pagos móviles y el registro en todo tipo de servicios web a través de la huella es algo que consideraremos común más temprano que tarde.
En materia de sensores -lo comentábamos en el análisis del Galaxy S6 Edge- también es importante destacar la presencia del lector del sensor de ritmo cardíaco que se sitúa justo debajo del flash LED de la parte posterior, y que permitirá registrar esos datos junto a otros como la saturación de oxígeno o, por supuesto, el contador de pasos diarios. En este terreno aplicaciones como S Health siguen creciendo y demuestran ser una buena opción para quien guste de controlar y monitorizar estos parámetros sobre su actividad diaria. Es más: ese sensor puede actuar como un acceso rápido más a otras tareas, como disparar la cámara frontal para sacarnos un selfie, o también para silenciar llamadas entrantes si por ejemplo tenemos el teléfono colocado boca abajo, esto es, apoyado sobre la pantalla y no sobre la cámara posterior.
Mejoras en batería, pero queremos más
La batería del Galaxy S6 ha mejorado en varios apartados, pero sobre todo se refieren a las tecnologías de recarga y no a la autonomía en sí. La capacidad de esta batería es como veníamos comentando de 2.550 mAh, una cantidad suficiente para superar un día de actividad "normal" en nuestras pruebas que hacía que al terminar el día la batería aún mantuviese algo de carga (15%-30% según el día). La autonomía de la batería se beneficia por supuesto de ese proceso de fabricación de 14 nm que permite que el Exynos 7420 sea muy eficiente a pesar de su enorme potencia, pero también de esa tecnología Super AMOLED de una pantalla que brilla con luz propia -y nunca mejor dicho-.No solo eso: incluso el nuevo chip WiFi -un Broadcom BCM4358- aporta en esa eficiencia energética.
Lo importante en este caso es dejar claro que la batería del S6 aguanta sin aparentes problemas el ritmo diario habitual. Hay que tener cuidado como siempre con el uso excesivo de características glotonas como la grabación de vídeos, la ejecución prolongada de videojuegos o la captura de un gran número de fotos, pero si hacemos un uso comedido de estas últimas opciones podremos estar tranquilos y llegaremos al final del día sin sustos. Todos estos datos se quedan algo cortos cuando uno trata de explicar que Samsung logra mantener las autonomías de los Galaxy S5 -e incluso superarlas- con un hardware mucho más potente. Tenemos mucha más resolución de pantalla y más capacidad de proceso (CPU y GPU), pero el terminal sigue aguantando el mismo tiempo que lo hacía su predecesor. Eso en sí mismo es todo un logro por parte de una Samsung que ha trabajado muy bien en este apartado.
Nos hubiera gustado que la batería del Galaxy S6 hubiera sido algo más amplia aprovechando al menos parte de la protrusión de la cámara posterior, pero al menos en Samsung se las han apañado para integrar dos tecnologías que siguen sumando enteros a la hora de ofrecer buenas prestaciones en este apartado y que compensan esa capacidad algo corta de una batería que no obstante se comporta muy bien.
En primer lugar está la carga rápida, que podremos aprovechar con el cargador que Samsung integra de serie y que permite que en apenas unos minutos de carga nos aseguremos de contar con buena parte de la autonomía disponible. Partiendo de una carga del 5% y conectando el cargador suministrado podremos tener una tercera parte de la batería cargada en apenas 15 minutos, y tres cuartas partes en 40 minutos. A partir de ese momento la carga se va volviendo algo más lenta, pero el tiempo total de carga es también destacable, y en apenas hora y cuarto dispondremos de un S6 preparado con el 100% de la batería cargada.
La segunda de esas opciones es la carga inalámbrica, que está integrada a través de los estándares Qi y PMA -es decir, el Galaxy S6 es compatible con las dos soluciones más importantes en este segmento- y eso permite que podamos acceder fácilmente a una opción muy cómoda que nos evitará andar enchufando y desenchufando el cable MicroUSB.
La desventaja es clara: los tiempos de carga son notablemente superiores, sobre todo si tenemos en cuenta el sistema de carga rápida recién mencionado. Aquí hemos obtenido tiempos muy similares a los que ya obtuvimos en el análisis del S6 Edge, y frente a los 70 minutos de carga completa con el cargador suministrado (que soporta Fast Charging) y usando el cable a MicroUSB nos enfrentamos a tiempos de 152 minutos para el cargador inalámbrico. Si no tenemos prisa y solemos dejar el móvil encima de la mesa la comodidad de la solución inalámbrica es muy atractiva, pero atención porque en el cargador suministrado por Samsung no sirve poner el móvil de cualquier manera: debe estar colocado bien centrado para que el sistema de carga por inducción esté alineado con el chip de carga inalámbrica integrado en el Galaxy S6.
La pantalla nos grita que la miremos y la toquemos
Los ingenieros de Samsung llevan tiempo demostrando que en materia de pantallas tienen pocos rivales. Las tecnologías integradas en sus distintos productos así lo suelen demostrar, pero si hay niños mimados en este terreno, esos son los smartphones de este fabricante. La tecnología Super AMOLED ha vuelto a demostrar sus virtudes una vez más y nos encontramos con una pantalla a la que difícilmente se le pueden poner peros.
Como sucede en el S6 Edge, una de las características más destacables de las pantallas es su brillo de hasta 600 nits, que podremos alcanzar en modo de brillo automático -el modo manual se limita para reducir el consumo-. Ese asombroso brillo permite que la visibilidad tanto en interiores como en exteriores sea fantástica, a lo que se añade la ya mencionada resolución QuadHD (2.560 x 1.440 píxeles) que hacen que todos los elementos visuales tengan una definición a la que es difícil ponerle un pero.
Incluso la calibración de la pantalla parece haber mejorado y la habitual saturación que chocaba (en el buen sentido) en pantallas de otros modelos anteriores al S6 no parece presente en un dispositivo con tonos más suaves y realistas en todos los apartados. Eso se nota en el trabajo general con el smartphone, pero sobre todo en reproducción de contenidos como imágenes o vídeos.
Esta pantalla puede funcionar en cuatro modos predefinidos, pero el modo por defecto es el llamado "Adaptative display", que permite ajustar brillo, contraste o saturación conforme a las condiciones en las que nos encontramos. Los modos "Cine AMOLED" o "Foto AMOLED" precisamente están orientados a su uso durante la reproducción de esos contenidos, mientras que un modo "Básico" es más neutro en todo, algo más "aburrido", podríamos decir, aunque eso también puede hacer que el terminal gane enteros en cuanto la autonomía de la batería. La pantalla tampoco se despeina si utilizamos distintos ángulos de visión -brillo, contraste y colores mantienen su nivel-, y obviamente la reproducción de contenidos 4K -que también podremos grabar con esa cámara- es un verdadero lujo que demuestra que al menos en este caso integrar una pantalla 2K puede ser un capricho muy divertido.
Precisamente en este último apartado es donde también desarrollan un papel importante los altavoces del Samsung Galaxy S6, que están situados en el borde inferior de su contorno y que se complementan con el altavoz para las llamadas al reproducir por ejemplo un vídeo de YouTube. El comportamiento es bueno, pero desde luego no es un apartado en el que el Galaxy S6 destaque ante otros dispositivos del mercado que prestan más atención a este apartado.
Samsung no te quiere molestar (mucho) con su software
Otro de los apartados en los que los fabricantes intentaban diferenciarse en los últimos tiempos era en su apuesta software, aderezada con capas de personalización que lograban lastrar la experiencia de usuario en lugar de mejorarla. Los tiempos han cambiado y ahora la apuesta es por aportar cierta diferenciación pero siempre con el objetivo de ofrecer opciones simples y mayor usabilidad.
En Samsung nos encontramos con un TouchWiz a dieta que se beneficia de todo ese nuevo lenguaje visual de Material Design que está presente en Android 5.0.2 Lollipop. Es toda una sorpresa encontrarse con una personalización tan limpia y que aún así mantiene características interesantes de anteriores ediciones como ese modo de pantalla dividida. No estamos seguros de que la opción sea especialmente útil en una diagonal de 5,1 pulgadas -la idea es más apropiada en phablets- pero aún así es bueno que la opción esté ahí.
A la excelente gestión de notificaciones se le suman detalles como el hecho de elegir qué se ve de cada una de ellas -si nos llega un correo, saber que ha llegado pero no mostrar más datos que los estrictamente necesarios- o controlar el brillo desplazando el control de la barra de notificaciones y que esto haga que se muestre la aplicación en la que estábamos para comprobar el efecto de esa bajada o subida de brillo.
Como ya comentábamos en el análisis del S6 Edge -para el que nuestras impresiones coinciden- el menú de Ajustes está bien agrupado y es fácil y cómodo moverse por él -los colores ayudan tras acostumbrarse a asignar mentalmente ciertos tonos a ciertos tipos de ajuste-. En el Galaxy S6 encontramos un acceso directo al llamado Flipboard Briefing al desplazar la pantalla hacia la izquierda, lo que nos permite controlar esta aplicación con una serie de flujos de información predefinidos. Visualmente es impecable, pero los contenidos se han elegido de forma muy genérica. Afortunadamente podremos ajustar ese comportamiento de forma que este "briefing" nos muestre aquellos tipos de artículos que nosotros deseemos, algo que hará más útil esa característica.
Es singular la presencia de aplicaciones de Microsoft -OneDrive, OneNote, Skype- sobre todo porque no es posible desinstalarlas, aunque sí desactivarlas para que no funcionen en el terminal. No nos libraremos del espacio que ocupan, y aunque está claro que esto es una consecuencia de haber enterrado el hacha de guerra, aquí Samsung peca un poco de presentar un bloatware que los usuarios probablemente no habían pedido. Como ocurre con todas estas ofertas, lo mejor es darle la opción a los usuarios: si quieren instalarlas, ya tendrán tiempo de ello. Sobre todo cuando estos servicios son en parte redundantes con respecto a la oferta nativa de los Google Services que la empresa de Mountain View hace que se preinstalen en los dispositivos Android homologados, como es el caso.
A esas aplicaciones propias de Microsoft (novedad) y de Google (inevitable) se les suman las ofertas propias de Samsung, entre las que destacan tanto S Health como S Voice. Mientras que la primera nos parece perfecta como complemento de los sensores que permiten registrar la actividad física, no acabamos de ver el sentido de un S Voice que a pesar de sus buenas intenciones -se asemeja más a Siri que a su rival en el dispositivo- palidece ante un Google Now que desde hace tiempo es más ambicioso. Sea como fuere, las opciones vuelven a estar ahí para quien quiera instalarlas. La pregunta es si eso no hace que el usuario acabe más confuso de lo normal ante tantas alternativas.
La cámara nos conquista
Hace unos días publicábamos en Xataka nuestro primer gran análisis comparativo de la nueva generación de cámaras integradas en smartphones de gama alta. Lo hacíamos con dos modelos de total actualidad -el Samsung Galaxy S6 Edge y el iPhone 6 Plus- y otro que en los últimos años ha seguido demostrando un comportamiento excepcional en esta faceta, el Nokia Lumia 1020. No pesan los megapíxeles, pesan los años, podría decirse, porque si algo quedó claro es que con sensores de menor resolución la experiencia fotográfica era ya superior en los nuevos modelos.
En aquel momento ya quedó patente que el Galaxy S6 Edge podía con virtualmente cualquier situación a la hora de hacer gala de su capacidad fotográfica, y lo mismo le sucede a este Samsung Galaxy S6 que entre otras muchas especificaciones también comparte la de la cámara. El sensor integrado es el Sony IMX240, similar en especificaciones al ISOCELL que Samsung montó en el Galaxy S5 (el tamaño del píxel es idéntico, 1.12 micras), pero una de las diferencias fundamentales con este último es la mejora de la óptica, que ahora integra una apertura de f/1.9 en lugar de la f/2.2 del modelo anterior, a lo que se suma la estabilización óptica de imagen y el sensor infrarrojo que también mejora la detección y tratamiento del balance de blancos.
Todo eso hace que la ya de por sí fantástica cámara del Galaxy S5 no haya hecho sino ganar más enteros, que sobre todo se traducen a la hora de tomar imágenes en condiciones de baja luminosidad y vídeos estabilizados de calidad, pero que también se notan en otro apartado absolutamente prodigioso: la activación de la cámara al pulsar dos veces el botón de inicio es casi instantánea. Al contrario de lo que ocurría con el S5, ese acceso inmediato a la función hace que el Galaxy S6 se convierta en una cámara "point&shoot" perfecta para los que disfruten del modo automático, pero que además de la opción de aprovechar todas las prestaciones de ese sensor a través del software.
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Para ello en Samsung integran un modo Pro en el cual podremos controlar distintos apartados como la exposición, el nivel ISO o el enfoque. No es posible acceder al control de la obturación, una lástima, pero al menos esas opciones nativas pueden dar mucha libertad a los aficionados y profesionales de la fotografía que quieran aprovechar esa cámara para obtener los resultados que más se ajusten a sus necesidades. En realidad este modo Pro es "menos Pro" de lo que nos gustaría: los niveles ISO configurables no dan mucho juego tampoco, y no hay forma de acceder a la información EXIF sin una aplicación de terceras partes, así que si queréis aprovechar de verdad todas esas prestaciones quizá prefiráis acceder a alguna otra aplicación de cámara más avanzada.
A esos modos de captura de imágenes se le suman otros como el modo panorámica, ralentización de movimiento (cámara lenta), enfoque selectivo, cámara rápida o foto virtual en 360 grados, pero en Samsung además ofrecen una tienda en la que poder descargar (en ocasiones gratuitamente, en otras pagando) más modos de disparo. Es también interesante destacar la presencia de la opción "Rastreo AF" que permite que enfoquemos a algo que sepamos que se va a mover para que el enfoque siempre se realice de ese objeto o persona en movimiento. Perfecto por ejemplo para esas fotos en las que los niños no paran de moverse y corretear -yo tengo a un pequeño correcaminos, así que sé de lo que hablo-, desde luego.
Una de las curiosidades que pueden sorprender a priori es el hecho de que las imágenes se toman por defecto con la resolución máxima de 16 Mpíxeles (5.312 x 2.988) pero con formato 16:9, algo que puede molestar a algunos usuarios que no obstante pueden acceder al ratio 4:3 si bajan la resolución a 12 Mpíxeles (3.984 x 2.988) o a otros ratios o resoluciones. En la siguiente galería podéis observar una breve comparativa de resultados al hacer la misma foto y en las condiciones por defecto de las cámaras integradas por el Samsung Galaxy S6, el iPhone 6 y el OnePlus One (las imágenes del S6 están cortadas a 4:3, y todas han sido reducidas en tamaño y resolución para este propósito y para que os hagáis una idea rápida del resultado):
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Y sin embargo, todas estas prestaciones y números se quedan de nuevo empequeñecidos por la magnitud que tiene esa activación y autoenfoque casi instantáneos que hacen que apuntar y disparar sea algo eficiente, divertido y casi adictivo. Solo los nuevos iPhone -y quizás los Galaxy Note 4- pueden rivalizar en esta tarea. Como decía Javier Penalva en su análisis de la versión Edge, "Parece mentira que algo tan básico como un doble clic en el botón de inicio para acceder a la cámara pueda hacerte tan feliz con un smartphone". Pues sí. Parece mentira.
Un rendimiento difícil de igualar
Ya hemos hablado en el apartado de especificaciones de la excelente combinación que Samsung ha puesto en escena con su SoC Exynos 7420 y con esa memoria LPDDR4 y ese sistema UFS 2.0 que hacen que las transferencias de datos sean notablemente superiores a todo lo que habíamos visto hasta ahora. Esos avances quedan patentes en los resultados de las pruebas sintéticas que hemos ejecutado, pero donde realmente se nota la capacidad del S6 es al utilizarlo en cualquier situación.
No importa que estemos grabando vídeo 4K, vídeo a cámara lenta, navegando por páginas de Internet muy pesadas, jugando al último videojuego con los gráficos 3D más exigentes o consultando nuestras actualizaciones en redes sociales: Al Galaxy S6 no parece temblarle el pulso tanto si realizamos esas tareas por separado como si vamos alternando de una a otra cuando las tenemos todas abiertas. No hemos encontrado ninguna situación en la que su rendimiento pareciese debilitarse,
Galaxy S6 Edge | HTC One M9 | OnePlus One | Galaxy S6 | iPhone 6 | iPhone 6 Plus | |
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Antutu (32 bits) | 63.422 | 56.335 | 48.175 | 41.271 | 46.821 | 46.942 |
Geekbench (Single/Multi) | 1442 / 4469 | 1145 / 3758 | 974 / 2.194 | 1.501 / 5.251 | 1.613 / 2.886 | 1.623 / 2.906 |
Quadrant | 36.379 | -- | 22.654 | 35.365 | -- | -- |
Ese rendimiento excepcional también se deja notar en tareas en las que es la GPU la que entra en acción. La mejora con respecto al S5 es aún más destacable: llega a doblarle en varios benchmarks sintéticos como GFXbench 3.0 donde en la prueba T-Rex -Offscreen, donde el impacto de la resolución QHD no se tiene en cuenta- el S6 obtiene 59,30 FPS, por las 27,1 del S5, y esto es especialmente relevante si tenemos en cuenta la resolución a la que trabaja el S6 y a la que lo hace su antecesor.
Como decimos, en temas de rendimiento estamos ante una verdadera bestia del procesamiento en dispositivos móviles. Pocas soluciones pueden acercarse a lo logrado por Samsung, y de hecho la pregunta es si toda esa potencia realmente sirve de algo. Dada la actividad habitual de los usuarios de smartphones, parece fácil pensar que estaremos desaprovechando una gran parte de dicha potencia, pero si necesitáis un móvil que os ofrezca garantías en este sentido, no se nos ocurre mejor opción en el mercado Android hoy en día.
Samsung Galaxy S6, la nota y opinión de Xataka
El Galaxy S6 no necesita hacer alardes en su aspecto exterior: el diseño es correcto, sin más y ese uso del cristal y el aluminio confiere al smartphone un acabado decente, pero no especialmente diferencial. Es cuando uno lo coge -con cuidado, que resbala- cuando se empieza a notar todo lo que lleva dentro y, sobre todo, lo que nos puede ofrecer.
Aquí Samsung se olvida de esos alardes de diseño que sí muestra un caprichoso Edge y se ha centrado en lo que importa. La apuesta es interesante e incluso osada. han prescindido de golpe y porrazo de la ranura microSD, de la batería extraíble o de la resistencia al agua, además de optar por una pantalla QHD y por una apuesta software discutible.
Y sin embargo todo eso pierde su relevancia cuando sacamos una foto en apenas medio segundo, cuando no hay manera de hacer temblar el rendimiento del terminal, o cuando aprovechamos ese sensor de huella dactilar con el que por fin nos hemos reconciliado y que debería dar mucho que hablar no solo en este, sino en futuras revisiones del dispositivo. Muchos son los aciertos de un Galaxy S6 que se gana a pulso aspirar al trono de los gama alta en 2015 y que ensombrece a todos los que le critican con hechos incontestables. Aquí está mi cámara, aquí está mi procesador, y aquí estoy yo para quien trate de competir conmigo. Pocos pueden decirlo con tanta confianza como una Samsung de la que precisamente esperábamos algo así. Buen trabajo. Magnífico.
9,1
A favor
- Rapidez y calidad de la cámara
- Rendimiento sobresaliente
- El lector de huellas por fin es usable de verdad
- Pantalla fantástica
- Precio mucho más coherente que el de la versión Edge
En contra
- La batería se nos queda corta por capacidad, no por opciones de carga
- El modo de fotos Pro es algo decepcionante
- Adiós a la ranura MicroSD, a la batería extraíble y a la resistencia al agua
- Más bloatware del deseable
- Poca atención a los altavoces
El terminal ha sido cedido para la prueba por parte de Samsung. Puedes consultar nuestra política de relaciones con empresas.
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La noticia Análisis del Galaxy S6: esto es lo que esperábamos de ti, Samsung fue publicada originalmente en Xataka por Javier Pastor .
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