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Los conductores confiamos en la tecnología para obtener prestaciones, disponer de información en tiempo real sobre el estado de las carreteras, cualquier incidencia en nuestro camino, para mantener ocupados y entretenidos a los niños, y por supuesto, para mantenernos seguros en todo momento. Existen muchos riesgos ahí fuera, algunos de ellos potenciados por el entorno (por el tiempo atmosférico, por el estado del firme, por animales sueltos). Otros se deben a los conductores que nos rodean, y algunos son responsabilidad nuestra.
Como conductores, hemos de ser conscientes de que tenemos una tarea compleja entre las manos, y que el coche no va a conducir por nosotros (al menos, no por ahora). Circular en el tráfico requiere la alerta de todos nuestros sentidos, y hemos de ser capaces de anticiparnos, de ver más allá de lo que en apariencia está sucediendo, de modo que seamos capaces de visualizar situaciones de riesgo potencial, y actuar antes de que sucedan. Pero, a veces, no somos capaces de verlo todo, o la situación nos sobrepasa, y en esos casos tenemos dos sistemas de seguridad tan discretos como avanzados, que nos echan un cable: el LDWS y el BSD.
LDWS, o Lane Departure Warning System
Nuestra atención al volante es crucial para mantenernos seguros, a nosotros y a quienes nos acompañan. Sin embargo, somos seres humanos y podemos tener alguna flaqueza, arrastrar cansancio físico o mental, o simplemente tener un despiste porque nuestros sentidos se saturen. A pesar de mantener nuestra voluntad en la carretera, podemos desviarnos ligeramente de nuestro rumbo, e invadir el carril de nuestra izquierda, o irnos derechos al arcén.
Para evitar males mayores, el sistema de aviso por cambio de carril (involuntario), o LDWS, es capaz de detectar que la planta de nuestro coche atraviesa la zona que delimita dos carriles, y nos avisa de forma inequívoca. En el KIA Sorento, estos avisos son sonoros y visuales, así que cuando la cámara, situada en el espejo retrovisor central, detecta bajo ciertas condiciones que hemos invadido la marca que delimita los carriles de forma involuntaria (lo que significa que no hemos activado el intermitente correspondiente) escucharemos un pitido y veremos un gráfico en la pantalla multifunción con el detalle de lo que sucede.
¿Cómo funciona este sistema? Tiene en cuenta diversas variables, entre las que se encuentran las condiciones del usuario (conductor), las condiciones del vehículo y las condiciones del carril. Lo veremos bastante resumido, pero si quieres ampliar información te recomendamos ver este enlace. Juzgando estas tres variables, el sistema es capaz de decidir si nuestro coche abandona el carril de manera voluntaria o involuntaria, y actúa siempre dentro de sus márgenes de tolerancia y sus especificaciones concretas.
En el caso de las variables asociadas al conductor, el sistema se activa siempre que el abandono de carril sea involuntario, lo que significa que no se activó el intermitente que se corresponde con el movimiento lateral (si abandonamos el carril hacia la derecha tras activar el intermitente derecho, y lo mismo si abandonamos el carril por la izquierda, habiendo accionado el intermitente izquierdo).
Del lado del vehículo, el sistema se activará a partir de cierta velocidad mínima (típicamente 50 o 60 km/h) y cuando no se utilizan los intermitentes (parece la misma condición que en el caso del conductor, pero hay una diferencia muy sutil entre ambas), y hay una condición especial en la que el sistema no se activa: en caso de lluvias torrenciales (cuando el motor del limpiaparabrisas se mueve a más de 45 rpm).
La parte que corresponde al carril tiene que ver con las dimensiones y características del mismo. El sistema funcionará en casi cualquier carretera, autovía o autopista "normal", entendiéndose como tal la que tiene unas dimensiones de carril entre 2,7 y 5 metros; de asfalto o de cemento; con marcas viales de otros colores (blanco, amarillo y azul); marcas viales temporales (obras); en curvas de radio de 250 metros.
El aviso se podrá escuchar si se dan las condiciones adecuadas según lo visto anteriormente, y si además se han superado los 60 km/h. Esto es curioso e interesante, porque cuando alcanzamos los 60 km/h, se los considera como la velocidad de inicio de la detección, a partir de la cual se activa el aviso cuando se dan las condiciones, pero éste deja de activarse cuando la velocidad baja por debajo de los 55 km/h (para permitir una cierta histéresis). Además, para mejorar la respuesta del sistema, se empieza a reconocer internamente el carril a partir de 40 km/h. De esta forma, la respuesta es instantánea cuando se supera la velocidad mínima a la que funciona.
El BSD, o sistema Detector de Ángulo Muerto (Blind Spot Detection)
El ángulo muerto es una zona en la parte trasera de nuestro vehículo que no queda cubierta por la combinación de espejos interior y exterior. Esta zona entraña cierto peligro tanto para nosotros, como para otros vehículos, y no es poco frecuente que exista una colisión (más o menos grave) porque un conductor se sitúe en la zona de ángulo muerto de otro vehículo, y este haga una maniobra sin haber visto al primero. Es especialmente crítico para los ciclistas y motociclistas, y la cosa se suele complicar en maniobras de adelantamiento, y también, o sobre todo, en entorno urbano.
Para paliar esta "zona oscura" de los retrovisores existen multitud de alternativas y mecanismos. La más eficaz es la prudencia, pero podemos enumerar desde soluciones con espejos panorámicos, con segundos espejos más pequeños que justamente se enfocan a la zona de riesgo, hasta llegar a los sistemas más avanzados como el BSD.
Este sistema actúa detectando la presencia de un objeto cualquiera (porque puede ser un vehículo, pero también puede ser un peatón mientras damos marcha atrás) y activando una alarma sonora y visual, que en este caso se puede ver en el interior del espejo retrovisor del conductor y del pasajero (espejos exteriores). Con este aviso se puede tener la seguridad de tener localizado cualquier vehículo o peatón en la zona del ángulo muerto. ¿Cómo funciona?
El sistema BSD dispone de dos sensores radar en la zona trasera del coche que se encargan de distinguir dos eventos: la presencia de un obstáculo en el carril adyacente a medida que nosotros pasamos por su lado, con lo cual nos puede prevenir en caso de que decidamos cambiar de carril activando el intermitente, o no, si existe un obstáculo que no hemos visto (y se detecta mediante el sensor BSD); o bien, mediante el sensor LCA (asistente del cambio de carril) se activa el aviso cuando el conductor pretende cambiar de carril sin haber reconocido el acercamiento de un vehículo desde esa dirección. Ese acercamiento debe ser relativamente rápido, es decir, a una velocidad tal que en menos de 4,5 segundos el coche que se acerca se encuentre a nuestra altura. De nuevo, parecen sensores redundantes, pero no lo son.
Como vemos, estos dos sistemas de tan sencillo cometido como nos puede parecer la detección de un cambio de carril, y la detección de obstáculos u objetos allá donde no podemos ver con nuestros propios ojos, tienen una cierta complejidad cuando pasamos de la primera capa y nos adentramos en sus profundidades. Y gracias a ellos podemos circular como si tuviéramos un par de sentidos extra.
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La noticia LDWS y BSD: las tecnologías que te protegen de los cambios de carril involuntarios y los ángulos muertos fue publicada originalmente en Xataka por KIA .
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