Cuando hablamos de vehículos eléctricos, en un sentido más amplio, no nos referimos solamente a coches eléctricos, aunque estos puedan recabar más protagonismo. También tenemos furgones y camiones ligeros eléctricos, cuadriciclos eléctricos, motos eléctricas y bicicletas eléctricas. Una bici eléctrica puede ser el vehículo eléctrico más asequible que encontremos, y el primero con el que nos iniciemos en la movilidad eléctrica.
No solo los apasionados del ciclismo o los ecologistas pueden utilizar una bicicleta como medio de transporte, muchas más personas podrían encontrar prácticas a las bicis para el día a día, y de hecho en otros países la bici se utiliza mucho más que en España. Para pequeños desplazamientos por ciudad tienen grandes ventajas sobre hacerlos a pie o en coche. Ahora que llega el verano, con el buen tiempo, y alguna hora libre, puede ser buen momento de probar una bici eléctrica.
Qué es una bicicleta eléctrica
Seguro que vosotros también lo habéis oído alguna que otra vez. Bastantes personas argumentan que una bici en España es incómoda pues nuestro país no es tan llano como Holanda, Bélgica, Alemania o Dinamarca, y que las múltiples cuestas que hay en las ciudades hacen que utilizar una tenga bastantes inconvenientes.
Claro, si queremos usar una bici por ejemplo para ir a clase o al trabajo, y tenemos que hacer mucho esfuerzo y llegamos agotados y sudados, está claro que tenemos un problema. Y precisamente por eso se crearon las bicicletas eléctricas, para ayudarnos a pedalear y que no tengamos que hacer tanto esfuerzo ni lleguemos agotados, incluso aunque nos toque la peor de las cuestas.
Una bicicleta eléctrica, como su propio nombre indica, es una bici especial que cuenta con un motor eléctrico para hacer girar la rueda trasera. Más específicamente una bicicleta eléctrica se llama bicicleta de pedaleo asistido eléctrico, pues el motor eléctrico no está pensado para que la bici se mueva como si fuera una moto, sino para ayudarnos a pedalear con mucho menos esfuerzo.
Hay tres componentes fundamentales en una bici eléctrica: el motor eléctrico, que suele estar integrado en la rueda, entorno al buje, una batería, que es la que acumula la energía eléctrica que alimenta el motor, y un sistema de control del nivel de asistencia, que puede ser una pequeña pantalla y un mando en el manillar, para seleccionar la potencia del motor eléctrico y si queremos que haga más o menos fuerza. Normalmente suelen poder elegirse dos, tres o cuatro niveles.
Una bicicleta eléctrica, su nombre lo dice, obviamente no deja de ser una bicicleta, así que tiene que cumplir ciertos requisitos, y que en Europa están definidos además por normativa de homologación: tiene que tener pedales (si no los tuviera se consideraría ya un ciclomotor o moto), el motor tiene una potencia máxima que no puede superar, exactamente 250 W, y la velocidad máxima que puede alcanzar gracias al motor no puede superar los 25 km/h.
En algunos países hay bicis eléctricas con motores más potentes que también pueden alcanzar más velocidad, pero aquí no se podrían vender, o tendrían que pasar la homologación de ciclomotores y motos eléctricas. Más allá del motor, como cualquier bici, si el ciclista tiene buenas piernas y condición física, y le da con fuerza a los pedales, puede alcanzar, por sus propios medios, no por el motor, más de 25 km/h de velocidad.
Es decir, que para circular con tranquilidad, el motor hace girar las ruedas y el usuario apenas tiene que pedalear: lo que os decíamos antes, llegará a su destino descansado y como una rosa.
Dos tipos, según sean enchufables o no
Podríamos considerar que hay dos tipos principales de bicis eléctricas, aunque el primero es más común que el otro. Lo más habitual es una bici eléctrica con batería recargable mediante un enchufe, pero también hay bicis eléctricas que funcionan de manera muy similar a un coche híbrido, y que recargan la batería por sí mismas, al retener y frenar, sin necesidad de enchufarlas. Si somos rigurosos deberíamos llamarlas bicis híbridas eléctricas, pero como al final hacen más o menos lo mismo, ayudarnos a pedalear con un motor eléctrico, vamos a citarlas también dentro de un concepto amplio de bicicletas eléctricas.
En estas bicicletas híbridas, por ejemplo en lugar de frenar con los frenos tradicionales se puede frenar con la retención del motor, o por ejemplo pedaleando a la inversa (hacia atrás), depende un poco del modelo.
Podríamos citar la Copenhaguen Wheel dentro de este segundo tipo, aunque no es la única, también está la Bike plus de Milán.
La batería de un bici eléctrica recargable suele ser extraíble, así que se puede subir a casa y recargarla enchufándola a la red. Si no lo fuera pues ya se sabe, no queda otra que subirse la bici. Depende de la batería, de su tamaño y del cargador, pero puede estar cargada en un plazo de entre una y cinco horas aproximadamente. La batería es la que determina la autonomía eléctrica que tendrá la bici, depende de ella y de su tamaño, pero puede estar entre unos 25 y unos 100 km, según el tipo.
Más allá de cómo se recargue la bici eléctrica, como con cualquier otra bicicleta hay diferentes tipos según sea su cuadro y diseño. Tenemos bicis de paseo, solo con la barra baja, bicis mixtas, que suelen llamarse también citibikes, muy versátiles, sin llegar a ser una bici de montaña, y también hay bicis eléctricas plegables, más compactas, como por ejemplo la EZ pro db0. Menos habituales, pero también, hay bicis de carretera eléctricas. Hay bastante variedad y cada usuario puede elegir la que mejor se adapte a él.
Precios para todos los bolsillos
Los precios de las bicicletas eléctricas son variables. Para empezar uno puede encontrar kits de conversión, con todos los componentes necesarios para montarlos en una bici normal que ya tengamos, y convertirla en bici eléctrica. Depende de la marca y de las características, pero se podrían encontrar a partir de unos 350 o 400 euros, si se lo instala uno mismo.
Y la otra opción es comprarse una bici eléctrica como tal. Aquí también hay muchos precios. Las más sencillas, como esta de Decathlon, pueden costar a partir de unos 800 euros, aunque de marca es más habitual encontrar bicis alrededor de los 1500 a 2000 euros. Si la bici eléctrica es más exclusiva, con mejores materiales y más diseño, puede costar más de 3000 euros fácilmente.
Nos podemos encontrar bicis eléctricas tanto de marcas blancas como tradicionales, tipo BH u Orbea, y hasta de marcas de coches, como smart, Peugeot o Ford, por citar algunos ejemplos. Para comprar una podemos ir a una tienda especializada en bicis, la tienda de barrio de toda la vida, pero también podemos ir a una gran superficie, buscar por Internet, o si es una bici de marca de coches, a un concesionario.
El precio también varía según el equipamiento y prestaciones de la bici, hay bicis sin amortiguación, y otras con amortiguación delantera y trasera. El material del cuadro también cambia el precio, desde uno de acero hasta aluminio e incluso materiales compuestos. En fin, esto es como todo.
En España, desde el año pasado, hay ayudas para quien se compre una bicicleta eléctrica, eso sí, que tenga batería de iones de litio y una autonomía mínima de 20 km: son 200 euros de ayuda, no es mucho, pero es mejor que nada.
Quien no se anime directamente a comprar una, puede probar a alquilarla. En las ciudades se están animando a poner servicios de bici compartida de alquiler, y puede probar un día con una. En Madrid por ejemplo, aunque con algún problemilla en el inicio, el servicio BiciMad permite alquilar una bici eléctrica.
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